Iglesia greco-melquita: se selló la paz entre el patriarca Gregorio III y los obispos “rebeldes”
Conclusión positiva del Sínodo celebrado días atrás en Raboué, en el Líbano. Cedieron las divisiones entre el patriarca y un grupo de prelados disidentes respecto a la gestión del patrimonio. La comunión y la caridad fraterna han prevalecido dentro de la comunidad. En la perspectiva de la reconciliación, ha sido fundamental la presencia del nuncio apostólico en Siria, Crad. Zenari y del nuncio en el Líbano, Mons. Caccia.
Beirut (AsiaNews) - La comunión eclesial y la caridad fraterna finalmente triunfaron. Y no se pudo evitar la sorpresa ante el comunicado, demasiado franco en su tono, que el Sínodo de la Iglesia greco-melquita publicó el 23 de febrero pasado, al concluirse el encuentro celebrado del 21 al 23 de este mes en la sede patriarcal de Raboué, en el Líbano. Un comunicado en el cual los obispos “rebeldes” y el patriarca Gregorio III Laham han reconocido sus respectivos yerros, que habían llevado a la cancelación de la reunión anterior del Sínodo, celebrada el año pasado.
Una reunión, por otro lado, en la cual desertaron muchos de los obispos que conforman el Sínodo y que produjo la falta de quórum. Los prelados acusaban al patriarca de haber disipado el patrimonio de los fondos de la Iglesia: una fractura que generó un enorme escándalo entre los fieles y que empujó a la Congregación de las Iglesias orientales a intervenir, con un apremiante llamado al diálogo y a la reconciliación entre las partes.
Por ende, a pocos meses del hecho, parece haberse saldado de manera definitiva la grave crisis que golpeaba a la Iglesia [católica] greco-melquita.
La presencia excepcional de dos nuncios apostólicos, de Siria y de Líbano, el cardenal Mario Zenari y Mons. Gabriele Caccia, contribuyeron a la pacificación entre los dos frentes.
Al término del trabajo, los participantes difundieron un comunicado, del cual transcribimos algunos pasajes, en el cual parten del agradecimiento al Papa Francisco “por la atención que él reserva a las cuestiones internas de nuestra Iglesia melquita”. “Durante el trabajo desarrollado –afirma la nota- los obispos han hallado deplorables e inquietantes las dificultades irremontables surgidas en el último período. Pero el diálogo emprendido entre los presentes ha permitido resultados positivos. Algunos obispos que no participaron en los Sínodos anteriores admitieron que se comportaron de un modo inconveniente. Reconocieron sus yerros. Destacaron algunos errores de la gestión de los obispos, muy probablemente involuntarios, en la administración de la Iglesia greco-católica”.
“Demos gracias al Salvador –prosigue el texto- por este espíritu de reconciliación fraterna y de renovado compromiso para retomar el camino de la comunión, que ha permitido restablecer la paz en la Iglesia y superar las incomprensiones”. Subrayando algunas “decisiones importantes”, tomadas por el bien de la Iglesia, el Sínodo apuntó la próxima reunión, programada del 19 al 24 de junio de 2017, eligiendo primero a los nueve miembros permanentes, que “asistirán” al patriarca en las decisiones.
Tras hacer un llamado a emprender un “nuevo camino en común”, el patriarca y los obispos invitan a los fieles “a una conversión de los corazones” en el tiempo de Cuaresma, y a promover “gestos de caridad, para que el mundo vea la luz de nuestra Iglesia y la gloria de Dios”. Un Padre misericordioso que “nos conduce, en comunión, rumbo a la alegría de la Resurrección”.
El Sínodo se concluyó con una liturgia de reconciliación, a la cual fueron invitados los superiores y las superioras de las órdenes religiosas de la Iglesia melquita. Un resumen del comunicado final del Sínodo será leído mañana en todas las parroquias greco-católicas de los arzobispados de Beirut y Jbeil, en ocasión de las celebraciones religiosas dominicales.