Hun Sen quiere una ley “antiterrorista”. Mientras tanto, un opositor muere en Bangkok

de Steve Suwannarat

En el aniversario de la caída del régimen de los Jemeres Rojos, el ex primer ministro - que entregó las riendas del gobierno a su hijo Hun Manet - pide nuevas normas especiales contra aquellos que "socavan la estabilidad del país". En esas mismas horas un ex diputado del partido de la oposición, obligado a disolverse, fue asesinado en una misteriosa emboscada en la capital tailandesa, poco después de cruzar la frontera en autobús.

Phnom Penh (AsiaNews) – El 7 de enero - con motivo del aniversario del fin del régimen impuesto por los Jemeres Rojos en Camboya entre 1975 y 1979 con muertes por tortura, ejecuciones masivas, trabajos forzados y hambre para dos millones de camboyanos - el ex primer ministro Hun Sen (quien fue un joven exponente de aquel régimen), ha pedido una nueva ley para luchar contra los "terroristas" que amenazan la estabilidad del país y el poder de su hijo, Hun Manet, quien le ha sucedido al frente del gobierno en 2023.

El aniversario, celebrado por el Partido Popular Camboyano de Hun Sen como el "segundo nacimiento" de la nación jemer y "día de la victoria" contra el sangriento régimen liderado por Pol Pot, fue una oportunidad para pedir a las autoridades que elaboren e implementen una nueva ley que “defina como terrorista que debe ser llevado ante la justicia a cualquier persona o grupo que planee o conspire para crear un movimiento extremista con el objetivo de causar caos e inseguridad en la sociedad, provocar conflictos con otros Estados o tratar de subvertir el legítimo gobierno”.

Una legislación ad hoc y un poder judicial no autónomo es lo que le ha permitido a Hun Sen mantenerse en el poder casi ininterrumpidamente desde la caída de Pol Pot, durante una década con la ayuda de los vietnamitas y recurriendo métodos represivos brutales, condenados internacionalmente, que le permitieron silenciar a la oposición, obligada en parte al exilio.

Un destino que el martes le fue negado a Lim Kimya, de 74 años, ex miembro del Parlamento por el disuelto Partido Nacional para la Salvación de Camboya, quien fue asesinado de tres disparos en la capital tailandesa, Bangkok, pocas horas después de cruzar la frontera en autobús con su esposa y un tío.

Hoy el tribunal a cargo del caso emitió una orden de captura contra el presunto asesino, un conductor de mototaxi. Y si el portavoz del gobierno de Phnom Penh se anticipó a las críticas subrayando que a menudo elementos "extremistas" de la oposición señalan con el dedo a las autoridades camboyanas cuando ocurren casos similares, la sede asiática de la organización Human Rights Watch ha pedido investigaciones rápidas y exhaustivas para encontrar y procesar a los responsables, recordando que el gobierno camboyano ha intimidado, controlado y perseguido a menudo a ex miembros del principal partido de oposición disuelto por cargos de traición a la patria, incluyendo los que viven en la vecina Tailandia.

Lim Kimya, que tenía doble ciudadanía francesa y camboyana, nunca se había destacado entre los opositores de Hun Sen o de su hijo, aunque no ocultaba sus posiciones e incluso había tenido una activa militancia política. Por lo tanto, todavía hay dudas sobre los motivos de su asesinato, cuya resolución se encuentra en manos de las autoridades tailandesas.