Homicidio de Khashoggi: en las sombras, la realeza saudita busca quitar el trono a bin Salman
El asesinato del periodista saudita ha reabierto el juego de poder para la sucesión del rey Salman. Decenas de miembros de la familia al Saud manejan los hilos en las sombras, buscando el retorno del príncipe Ahmed, hermano del monarca. La Casa Blanca –por ahora- sostiene a Mbs; Trump aguarda los resultados del informe de inteligencia.
Riad (AsiaNews) – El asesinato del periodista Jamal Khashoggi, muerto el 2 de octubre pasado en la sede del consulado saudita de Estambul, por una orden –esto es lo que se sospecha, en vista de las sucesivas versiones oficiales contrapuestas que ha brindado Riad- de Mohammed bin Salman (Mbs) – ha detonado una guerra interna en el reino wahabita. En efecto, algunos miembros de la familia real y de las altas esferas de gobierno estarían tramando lo suyo para impedir que el príncipe heredero de 33 años de edad (hoy, hombre fuerte del país) pueda subir al trono a la muerte del actual monarca, el rey Salman.
Según fuentes anónimas sauditas citadas por Reuters, decenas de príncipes y primos de Mbs pertenecientes a la familia al Saud, desean un cambio en la línea de sucesión. Sin embargo, el cambio no debe darse en un contexto de evidente ruptura con el rey Salman, que ha designado él mismo a bin Salman como heredero (decisión que luego deberá ser ratificada por el Consejo, al morir el monarca de 82 años de edad).
Diplomáticos y expertos consideran “altamente improbable” que Salman vaya a dar marcha atrás, negando a bin Salman el trono. Es por eso que se está desplegando una operación en las sombras, sin clamores ni golpes de mano violentos, con el objetivo de hacer que ascienda al trono –a la muerte del actual monarca- el príncipe de 76 años Ahmed bin Abdulaziz, hermano menor del rey Salman y tío del príncipe coronado.
El príncipe Ahmed, único hermano de sangre vivo del rey Salman, puede contar con el apoyo de muchos miembros de la familia real que están cansados de las tramas de Mbs. Él incluso podría beneficiarse del aparato de seguridad interno y de algunas potencias occidentales. Cabe recordar que en el 2017, él fue el único en oponerse a calificar a bin Salman como “príncipe coronado”.
Por su parte, el actual número dos y hombre fuerte de Arabia Saudita puede contar con una relación privilegiada con la Casa Blanca de Donald Trump, después de años de tensiones, en el pasado reciente, entre Riad y la administración anterior, de Obama. Sin embargo, en las últimas semanas algo se ha movido del otro lado del océano y fuentes gubernamentales sauditas hablan de un eventual vía libre de Washington ante un cambio de la guardia.
En cuanto a Ahmed, él fue ministro del Interior por más de 40 años, y está bien conectado a nivel internacional. Además, él ha asegurado que continuará honrando los contratos de compra de armas a EEUU (la verdadera prioridad de la Casa Blanca) y que no echará mano a las reformas económicas y sociales promovidas por el joven heredero al trono, operando con miras a recuperar la “unidad” en el seno de la familia real.
En el último año, bin Salman ha tratado mostrar al mundo –y a los inversionistas internacionales- el rostro reformista del país, con una agenda económica y social “innovadora”, en el marco del programa Vision 2030. Reformas, que aunque en mínima parte, han llegado a tocar la esfera de los derechos, al otorgarse el permiso de conducir para las mujeres. La realidad es que el arresto de altos funcionarios y empresarios, la represión de activistas y voces críticas, la sangrienta guerra en Yemen con sus víctimas civiles y el caso Khashoggi arrojan más de una sombra sobre la figura de Mbs.
Si bien la Casa Blanca no ha mostrado particular prisa a la hora de tomar distancia del presidente coronado (haciendo caso omiso de las presiones de la CIA, que considera a bin Salman como el verdadero mandante del homicidio de Khashoggi), no se excluye que Trump pueda cambiar de idea en un futuro (breve). En este sentido, será fundamental el informe final de inteligencia sobre la muerte del periodista saudita. Por último, otras fuentes bien informadas afirman que el posible enfriamiento en las relaciones entre el magnate estadounidense y el número dos de Riad podría deberse a la decisión de este último de dirigirse –también él- al mercado ruso para el aprovisionamiento de armas (el sistema de defensa contra misiles tierra-aire S-400).
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