Hijo único en China: dos historias con un final feliz
Beijing (AsiaNews) - Entre las muchas historias de abortos selectivos y esterilizaciones forzadas que llegan de China debido a la ley del hijo único, AsiaNews propone dos que - por una vez - tiene un final feliz. El mérito es de Reggie Littlejohn, abogado estadounidense, y de la Women’s Rights Without Frontiers, que ha estado operando en el país.
Las dos mujeres (anónimas por razones de seguridad) han mantenido sus hijos gracias a la campaña "Salve a una chica" que la asociación lleva en China. La semana pasada, el activista de derechos humanos ha testimoniado ante la Comisión Ejecutiva sobre China del Congreso de Estados Unidos. A través de la aplicación de la regla de un solo hijo, por más de 30 años 400 millones de niños no han nacido.
En el 2014 Women’s Rights Without Frontiers ha logrado salvar dos gemelos. La madre tenía siete meses cuando se sometió al examen con ultrasonido para determinar el sexo del feto. Además de descubrir que los fetos eran dos, se sorprendió al enterarse que eran dos mujeres. Su familia comenzó a insistir y presionar para un aborto, a pesar que ella estaba en contra.
No sabía qué hacer, cuando un día los activistas de la Asociación de la Littlejohn tocaron a su puerta. Le han hablado de la campaña Save a girl - que consiste en dar a la madre un salario mensual por un año - y le han dicho que en su caso sería el doble por esperar dos hijos. Esto le ha dado la fuerza para rebelarse contra la voluntad de su marido y la familia.
Otro éxito llegó en 2013, poco después del lanzamiento de la campaña. Después de someterse a la ecografía, una mujer descubre que está embarazada de una niña. Había decidido proceder con el aborto, cuando ha sido contactada por la asociación. Ha convenido tener a la pequeña y, al nacer, descubrió que en realidad era un varón.
Desde hace unos años también vienen de China voces "contrarias" a la ley del hijo único, sobre todo por las consecuencias económicas relacionadas con la política de planificación familiar. Los demógrafos chinos muestran con preocupación que en 2025 la población activa disminuirá a razón de 10 millones por año; que para el 2030 habrá 360 millones de viejos, de los 200 millones en 2013. Si se continúa poniendo un límite al nacimiento, habrá cada vez menos trabajadores, menos impuestos pagados, más y más gastos para el cuidado de los ancianos. (GM)