13/12/2023, 12.50
LÍBANO-GAZA
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Hezbolá-Israel: la "guerra contenida" se ha cobrado ya 120 vidas en Líbano

de Fady Noun

A pesar de los esfuerzos diplomáticos y de la "contención" mostrada por el movimiento chií en la frontera, persiste el fantasma de una explosión regional. Entre 80 y 100 mil habitantes de los pueblos fronterizos del sur han huido a diversas localidades más al norte del país. Un alto el fuego en Gaza es también la vía para aliviar la tensión en Líbano. Quedan nudos sin resolver sobre el cumplimiento de la Resolución 1701 para el fin de las hostilidades en la frontera.

Beirut (AsiaNews) - Más de dos meses después del comienzo de la carnicería en Gaza, ¿puede la región suponer que ha desaparecido el riesgo de una escalada a gran escala, como se temía al comienzo de las hostilidades, con la guerra lanzada por Israel en respuesta al ataque de Hamás? Podemos esperar que sí, pero no podemos decir que estemos seguros. Ciertamente, el detonante de este conflicto a gran escala se encuentra en Líbano. Hassan Nasrallah, secretario general de la milicia proiraní Hezbolá, ha enunciado claramente las señales que indicarían una ampliación de la guerra, y ha pedido a los periodistas, deseosos de recibir avisos anticipados de futuros movimientos, que fijen su atención "sobre el terreno". La "línea roja" es el colapso militar de Hamás, que Hezbolá se ha comprometido a impedir por todos los medios. Sin embargo, y salvo grandes imprevistos, círculos próximos al partido chií creen que las capacidades de resistencia del movimiento palestino que controla la Franja están lejos de agotarse, como intenta hacer creer Benjamín Netanyahu, pidiendo a Hamás que "capitule".

A la espera de una hipotética victoria israelí, o de un alto el fuego en Gaza, Israel y Hezbolá llevan a cabo dolorosos bombardeos disuasorios, en principio controlados, de un lado a otro de la frontera israelo-libanesa. Sin embargo, las "provocaciones" se multiplican, como ocurrió el 10 de diciembre, cuando el ejército israelí se abalanzó sobre el pueblo de Aïtaroun, con un barrio arrasado por la aviación de la Estrella de David. 

En realidad, la estrategia de Hezbolá consiste en mantener una escala gradual de violencia. Sin embargo, esta estrategia de "contención" del conflicto es costosa. Desde el 7 de octubre, la violencia en la frontera israelo-libanesa se ha cobrado más de 120 vidas en Líbano, la mayoría combatientes del movimiento chií, y al menos 15 civiles, entre ellos tres periodistas, según un recuento de Afp. Un soldado libanés murió ayer por ataques israelíes que "por error" tenían como objetivo a las fuerzas armadas libanesas, según el gobierno. El alcalde de Taybé, Hussein Mansour, de 78 años, murió a causa de una granada y Hezbolá anunció la muerte de dos combatientes. Además, entre 80 y 100 mil habitantes de pueblos fronterizos del sur han huido a diversas localidades más al norte del país, en particular a Tiro.

Fuentes militares y diplomáticas aseguran que ni Hezbolá ni Irán quieren un enfrentamiento total en el que saben que no pueden ganar. Por eso, ni la República Islámica ni su satélite local quieren un enfrentamiento más amplio, ni siquiera convencional, en el que el País de los Cedros pagaría el precio, gracias al control total de los cielos por parte del Estado judío.

La opción diplomática

En busca de una "victoria", el gobierno israelí, por boca de su ministro de Defensa, Yoav Gallant, prometió la semana pasada "expulsar a Hezbolá al otro lado del Litani, ya sea mediante un acuerdo político internacional [la aplicación literal de la Resolución 1701, que puso fin a la guerra de 2006, ed.: "La diplomacia es la opción"]. Esta declaración, que adopta la forma de una amenaza, es en realidad una buena noticia. De hecho, revela que Washington ha convencido a su aliado para que dé una oportunidad a la diplomacia. Por parte libanesa, sugiere que Hezbolá no cierra la puerta a la opción, ya que implicaría el cumplimiento de la Resolución 1701 y una retirada al norte del Litani de sus combatientes, especialmente de su fuerza de élite al-Radwan.

A cambio, según fuentes próximas al presidente de la Cámara, Nabih Berry, el partido chií exigiría y obtendría de Israel el cumplimiento de la resolución 425 de la ONU y la recuperación por parte libanesa del suburbio de Shebaa ocupado en 1967. A esto se añadirían las 13 rectificaciones de la "línea azul" exigidas por Líbano, el reconocimiento del punto costero B1 en relación con la frontera marítima y el fin de la violación del espacio aéreo libanés. Para Hezbolá, un acuerdo basado en la Resolución 1701 también ofrecería ventajas políticas internas. Al obligarle a respetar un determinado territorio frente a Israel, sancionaría indirectamente su papel en la famosa "estrategia de defensa" que invocan todos los partidos soberanistas libaneses.

Para evitar la difícil elección de lanzar una guerra global, el movimiento chií libanés parece apostar así por una renuncia israelí en Gaza, que se traduciría en un alto el fuego y no en una simple tregua. Sin embargo, el primer ministro israelí pide uno o dos meses más para aplastar a Hamás, donde la situación está ya al borde del invierno. ¿Dejará la comunidad internacional que la población de Gaza muera de hambre y de frío para salvar la carrera política de Netanyahu? Esta es una pregunta que hoy parece no tener respuesta, al igual que los llamamientos del Secretario General de la ONU, Unicef, Unrwa, la OMS y el Parlamento Europeo.

Por último, el cumplimiento de la Resolución 1701 no resolverá la cuestión de la solución de los dos Estados para la causa palestina. El levantamiento desesperado, y en parte suicida, de Hamás el 7 de octubre consiguió volver a poner la causa palestina en el centro de la escena. Pero no hay horizonte político mientras este partido niegue el derecho de Israel a existir. Y mientras Israel quiera aniquilarlo. Pero suponiendo que se logre el reconocimiento mutuo, que algunos consideran "una quimera", ¿dónde se asentarán los palestinos, dada la masiva presencia de asentamientos israelíes en Cisjordania que Israel no parece dispuesto a abandonar? Washington debería pensárselo. Mientras tanto, en palabras del presidente de la Cámara Berry, "si continúa la violencia contra Gaza, cada árabe se sentirá palestino y cada palestino se sentirá miembro de Hamás".

 

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