Hermanas de la Madre Teresa, "misioneras de primera línea" en los pogromos de Orissa

de Nirmala Carvalho

Sor Suma es la superiora regional de las Misioneras de Caridad en Akhola, Maharashtra. En 2008, dirigió la congregación en Orissa. Para dar alivio a las víctimas y sobrevivientes cristianos se arriesgó el linchamiento. La memoria de la santa de Calcuta, a pocos días después del primer aniversario de la canonización. El ejemplo de santa Francesca Saverio Cabrini, "un reto para la vida de la Madre".

Mumbai (AsiaNews) - Estar de parte de los débiles y ayudar a los que lo necesitan en cada situación, incluso a costa de la vida. Es la enseñanza de la Madre Teresa de Calcuta, la "madre de los más pobres entre los pobres", que sor Suma, de las Misioneras de la Caridad, testimonia con su compromiso en favor de los últimos. En su caso, los últimos eran los cristianos de Orissa, que en 2008 fueron víctimas de la más feroz persecución de los nacionalistas hindúes como nunca habían sido visto en la India. Unos días antes del primer aniversario de la canonización de la Madre Teresa en el Vaticano el 4 de septiembre de 2016, la misionera le cuenta a AsiaNews unos momentos de la violencia y cómo ella y las otras hermanas, ante el peligro, sin embargo, optaron por seguir el ejemplo del amor de la madre.

En agosto de 2008, cuando los radicales hindúes desencadenaron pogromos contra los cristianos, la hermana Suma era la superiora regional de las Misioneras de la Caridad en Orissa. En aquellos días de ferocidad sectaria, la religiosa guiaba a un grupo de misioneras a los campamentos de refugiados para ayudar y consolar a las víctimas. Pero el vehículo en el que viajaban fue atacado por los radicales. La hermana dice que los criminales han lanzado piedras contra el vehículo y las habrían linchado si los ancianos del pueblo no hubieran intervenido para salvarlas.

Por su coraje en aquellos días, el entonces arzobispo de Cuttack-Bhubaneswar, Mons. Raphael Cheenath, las llamó "misioneras de primera línea, que desafiaron el peligro y los asaltos para dar consuelo a las víctimas y los sobrevivientes".

Sor Suma, que ahora dirige la congregación en Akhola, en Maharashtra, informa que el compromiso de la Santa de Calcuta a favor de los marginados, los pobres, los que son excluidos de la sociedad por ser enfermos o discapacitados, se debe al ejemplo de otra santa. Se trata de Santa Francesca Saverio Cabrini, misionera italiana nacionalizada en Estados Unidos, fundadora de la Congregación de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, protectora de los inmigrantes. "La Madre Teresa -dice la religiosa- se preguntaba cómo podía seguir las huellas de San Francisco, que no esperaba que las almas fueran a él. Era ella misma quien iba a buscar almas con otros voluntarios celosos. La santa era un reto para la vida de la Madre Teresa que se preguntó: "¿Por qué no puedo hacer en la India lo que Santa Francisca hizo en América?".

Hasta cuando "el 19 de septiembre de 1946, ha sido aquella que la Madre llamaba la "llamada en la llamada" mientras viajaba en un tren a Darjeeling." La monja dice que en los años 40 en la India, y especialmente en el área de Bengala Occidental limítrofe con Bangladesh, había mucha gente sufriente. La hambruna de 1943-1944 había causado casi 4 millones de muertes, de las cuales tres sólo en la ciudad de Calcuta. En ese viaje en tren, la religiosa de origen albanés se dio cuenta de lo que era su misión: "Nunca ser indiferente a una situación de dolor, rezar para dar alivio a los afligidos, cuidar a los que sufren". En pocas palabras: estar al servicio de los más pobres entre los pobres de Calcuta. "Y desde ese momento, continua, ella decía que no tenía fin la gracia que Dios le había dado".

Desde ese día, refiere sor Suma, han transcurrido muchos años y "la Madre siempre ha prometido dar santos a la Madre Iglesia. Prometió mártires, y entre nosotros hay 11 hermanas y un hermano que han dado sus vidas por la fe".

En conclusión, la religiosa quiere recordar a todos los católicos las palabras de la Madre Teresa: "Ten el coraje de responder al llamado de Dios hasta que te haga daño; que tu vida disipe las tinieblas del mundo; hágase un heraldo del amor y de la compasión de Dios y de su presencia en las circunstancias mundanas del mundo; Que Dios los bendiga a todos.”