Hermana Ann Rose Nu Twang: De rodillas para salvar a mi pueblo
Conferencia de prensa web de la religiosa que suplicó a los soldados que no dispararan contra los manifestantes en Myanmar. El 16 de mayo, el Papa Francisco celebra una misa por el país, e invita a la comunidad birmana que se encuentra en Italia. Un libro sobre el testimonio de la hermana Ann Rose.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - “Cuando hice el gesto de arrodillarme delante de los soldados… sentí la fuerza del Espíritu Santo. Dios me usó para salvar a mi pueblo. Con mi gesto quise defender la verdad para salvar a mi pueblo y la justicia”. La hermana Ann Rose Nu Twang recuerda el momento en que, desarmada, se enfrentó a los militares en Myitkyina (Estado de Kachin), pidiéndoles que no dispararan contra los manifestantes. La imagen de la monja birmana se difundió por todo el mundo.
La religiosa se entrevistó ayer con periodistas italianos y extranjeros a través de la web en la Sala Marconi de Radio Vaticana, pocos días antes de que el Papa Francisco celebre la Eucaristía, el domingo 16 de mayo, en la Basílica de San Pedro para la comunidad de fieles birmanos en Italia. El director de AsiaNews, padre Bernardo Cervellera, fue invitado por la Rai (radio televisión italiana) para comentar la celebración.
La hermana Ann Rose, en conexión desde Myitkyina, la capital del estado de Kachin, estuvo acompañada en la conferencia de prensa por los sacerdotes Joseph Buan Sing, jesuita, y Peter Thein Lwin, quien desde hace años ejerce su ministerio en Santa María a Sette Ville. Participó también Gerolamo Fazzini, coautor del libro-entrevista a la hermana Ann Rose "Mátenme a mí, no a la gente". La hermana coraje de Myanmar cuenta su historia, recientemente publicado por EMI (editorial misionera italiana)
Ann Rose explicó que: “La fuerza de la oración me ayudó a tomar la decisión de arrodillarme delante de los soldados. Lo único que me interesaba era salvar a la gente y a los jóvenes”. Y agregó: “Muchos religiosos y religiosas me felicitaron por mi gesto y me dijeron que estaban orgulloso de mí. Sin embargo, algunos me advirtieron, sugiriendo que tuviera cuidado y no me pusiera en peligro. Una cosa es cierta: ahora los cristianos son muy respetados en Myanmar; mientras que antes las religiones estaban divididas entre sí, ahora hay una gran unidad por la justicia y la democracia. Han caído las barreras”.
En los últimos meses muchos laicos católicos, religiosas y sacerdotes participaron en las marchas de protesta junto a los monjes budistas y el resto de la población. Este clima de unidad fue fomentado por el viaje del Papa Francisco a Myanmar en 2017. Al pontífice, Sor Ann Rose expresó “una inmensa gratitud por sus palabras y la decisión de celebrar una misa para la comunidad birmana en Roma. Si pudiera hablar con él, le pediría que dialogara con los jefes de Estado para poner fin a la situación que vivimos: en 3 meses mataron a 800 personas. Su palabra puede ser escuchada por muchas autoridades”.
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