Guwahati: que los jóvenes religiosos “conozcan a los pobres, corazón de la misión”

El arzobispo de Guwahatvi, Mons. Moolachira, explica el objetivo del período de formación anual para los jóvenes alumnos católicos. Aspirantes a sacerdotes y hermanas, novicios y postulantes visitan las aldeas de la diócesis para llevar su ayuda y consolar a las familias. El evento nace a partir de una “idea alocada” de Mons. Thomas Menamparampil. Este año se hizo la octava edición, y han participado 600 personas.

Guwahati (AsiaNews) – Los jóvenes religiosos indios “no deben creer que se puede ser misioneros sólo en las instituciones o en los movimientos. Es en las aldeas en que viven las personas que ellos están llamados a servir, de la misma manera que Jesús mandaba a sus discípulos entre la población”. Quien lo dice a AsiaNews es Mons. John Moolachira, arzobispo de Guwahati (en el estado de Assam), a propósito del objetivo del período de formación para los jóvenes alumnos –seminaristas, hermanas, postulantes, novicios –que la diócesis organiza cada año en las aldeas de su territorio. “Quien emprende el camino de la vocación –agrega-, ante todo debe tener en el corazón los intereses y las necesidades de su gente. Estar en contacto con los pobres, los enfermos y sus familias, entender sus necesidades cotidianas y hacerlos sentir amados. Estas ocasiones de formación se precisan para renovar su elección sacerdotal y satisfacer su hambre espiritual y física”.

Este año, la iniciativa alcanzó su octava edición. Nació a partir de una “idea alocada” del arzobispo anterior, Mons. Thomas Menamparampil, quien actualmente se desempeña como administrador apostólico de Jowai. Éste último había declarado que “las ideas deben entrar en acción, incluso en un contexto de rabia debido a eventos trágicos, a la injusticia, al hambre o a la pobreza”.

A partir de aquella primera intuición, hoy este período de formación tiene una duración de una semana y reúne a cientos de personas. Este año participaron más de 600 jóvenes católicos, que fueron seguidos de cerca por un grupo de misioneros veteranos, asistentes sociales y agentes de la salud. Todos juntos, alumnos y acompañantes, son hospedados en algunas sencillas habitaciones de la diócesis donde duermen con lo que traen de sus hogares. Durante la jornada, se les sirven dos comidas, además de algún bocadillo para comer durante los desplazamientos entre las diferentes aldeas.

El arzobispo de Moolachira continúa diciendo que “el evento es, en primer lugar, la muestra de los programas de la misión. Los jóvenes alumnos se dirigen a 40 aldeas diseminadas por toda la diócesis, visitando a las familias, hablando con ellas y tratando de comprender las condiciones de vida y los problemas. (Esta vez) rezaron juntos, en particular por los enfermos. Luego jugaron con los niños, y les han enseñado canciones y el catecismo. También dieron pequeñas sugerencias de índole sanitaria para (abordar) las necesidades más urgentes. Pero, sobre todo, los han hecho sentir amados”.

Este evento sirve para “motivar la vocación de los candidatos, para hacerles entender que realmente hay mucho por hacer. En nuestra diócesis hay muchas personas que quisieran conocer a Jesús pero no tienen la ocasión. Existen hombres jóvenes y mujeres generosas que quisieran volverse sacerdotes y religiosas, pero no hay nadie que les indique cómo hacer. En las aldeas viven muchos cristianos que no conocen bien su propia fe, y que están deseosos de aprender.

Respecto a la misión al servicio de los habitantes de las aldeas, Mons. Moolachira refiere que “las condiciones de vida son verdaderamente tristes. Donde sea que uno vaya, se encuentra con la pobreza y la enfermedad, muchos son analfabetos y otros tantos son obligados a abandonar los estudios porque no son alentados a proseguir o porque son pobres. Alguno son alcohólicos y no se ocupan de la familia, haciendo gravitar sobre las mujeres la entera responsabilidad de la alimentación de los hijos”.

El arzobispo incluso se ha dirigido a las aldeas junto a los jóvenes: “Visitar a las familias, hablar y rezar con ellos es lo que más aprecio. Cada día me dirijo a la casa de alguien. Me agrada transcurrir el tiempo con estas personas simples, en sus casa modestas”.

El motivo de este interés, que es también el objetivo del evento en su totalidad, concluye, “es dado por el hecho de que de esta forma imitamos a Jesús, que mandaba a sus discípulos a los pueblos. Estas visitas nuestras son un gesto de misericordia espiritual para con los pobres. La arquidiócesis espera tener, no sólo un renovado vigor en la vida religiosa, sino también una visión más alegre de cara al futuro. Esperamos, además, que en las familias no cristianas nazca un interés por Jesús y por la Iglesia católica”.