Guerra en Ucrania: la economía rusa vuelve al siglo pasado

de Vladimir Rozanskij

Los empresarios piden volver a legalizar las "ditte-matrioške", cajas corporativas que permiten un acceso irrestricto a la dinámica del mercado. El Estado debe hacerse cargo de las deudas de las empresas en dificultades. Los bancos rusos están dispuestos a asegurar a las empresas por 2 billones de rublos.

Moscú (AsiaNews) - Una petición del mundo de los negocios en los últimos días, cuando se empieza a sentir el peso de las sanciones occidentales por la invasión de Ucrania, vuelve a presentar en Rusia el escenario de finales de los años noventa del siglo pasado, cuando la conversión al liberalismo capitalista llevó a una grave crisis económica debido al colapso de las "pirámides financieras". Los empresarios proponen ahora levantar la prohibición de las “ditte-matrioške”, las cajas corporativas que permitían un acceso sin restricciones a la dinámica del mercado.

Las autoridades introdujeron la prohibición en 1995, cuando empezaban a notarse los efectos nefastos de la apertura indiscriminada de tres años antes, con la drástica transición de Yeltsyn a una economía liberal. Para evitar el fraude, la medida impide que la empresa A posea el 100% de la empresa B, que a su vez posee el 100% de la empresa C. Según la Unión de empresarios de Rusia, este tipo de fraude sería imposible hoy en día, dado el control absoluto de los organismos estatales sobre toda la economía.

El presidente de la Unión de Empresarios, Alexander Shokhin, envió una carta al presidente del Comité de la Duma en Asuntos de Propiedad, Sergei Gavrilov. Pidió la ampliación de una norma aprobada en las últimas semanas en primera lectura, que permite al Estado transferir el 100% de las acciones a empresas que a su vez son 100% propiedad de la Federación Rusa. Actualmente, el Estado se reserva una "golden share" en estas empresas, que ahora pide que se elimine, y que se extienda la norma a todas las sociedades comerciales.

Para realizar estos cambios será necesario introducir importantes modificaciones en el Código Civil y en muchas otras leyes, retrocediendo la normativa a un nivel mucho más rudimentario de capitalismo de Estado. En todo caso, esto impedirá volver a la economía abierta de las dos últimas décadas, con la participación de grandes empresas internacionales.

La principal motivación de estas peticiones es prepararse para la inevitable quiebra de muchas empresas, debido a las restricciones del mercado causadas por las sanciones y reorganizar toda la economía para refugiarse bajo el ala protectora de las estructuras estatales. Será una economía en algunos aspectos más similar a la china, en la que, sin embargo, el Estado siempre mantuvo su fuerza y control, como Gorbachov esperaba conseguir en la fallida "perestrojka" de finales de los años ochenta.

La superación de la prohibición de las "matrioshke" ayudará a las empresas a formar empresas "secundarias" y a dejar las "malas empresas" en manos del Estado al saltarse muchos pasos burocráticos, como cree la abogada de Forward Legal, Julia Bunygina. También habrá que resolver las cuestiones entre accionistas y herederos, y esto también se simplificará con la intervención estatal. Como reacción inicial a las sanciones, el Estado había subido los impuestos a las empresas, pero ahora los está bajando gradualmente con vistas a la reestructuración.

La presidenta del Banco Central de Rusia, Elvira Nabiullina, aseguró que los bancos rusos están dispuestos a ofrecer grandes hipotecas de hasta 2 billones de rublos, una cuarta parte más que el año pasado. Su capacidad para dirigir estos procesos es la razón por la que Putin la confirmó para otro mandato, a pesar de sus críticas y su escepticismo sobre el futuro de la economía rusa tras la guerra de Ucrania.