Guerra Civil: El gobierno utiliza el lockdown para evitar que se recuerde a las víctimas tamiles

de Melani Manel Perera

El 18 de mayo, hace 11 años, el conflicto civil terminó con la derrota de los Tigres Tamiles por el ejército. Políticos y periodistas fueron arrestados. Los tamiles se sienten discriminados por el gobierno de Colombo. Activistas cristianos: hay que integrar a los tamiles en la sociedad de Sri Lanka.

Colombo (AsiaNews) - El Ministerio de Defensa ha impedido que la población tamil del norte conmemore a las víctimas del conflicto civil que ensangrentó el país desde 1983 hasta el 2009. Las celebraciones estaban programadas para el 18 de mayo, el 11º aniversario del fin del conflicto. Las autoridades justificaron la decisión con la obligación de hacer cumplir las medidas de contención social adoptadas para contener la pandemia de coronavirus.

Para el gobierno, el 18 de mayo es el "día de la victoria", cuando las fuerzas armadas derrotaron a los Tigres Tamiles, liderados por los rebeldes Velupillai Prabhakaran -muertos más tarde- que luchaban por la creación de un Estado tamil independiente en el norte y en el este de la isla. Para la población tamil, con una proporción muy grande de religión hindú, en comparación con la mayoría budista de Sri Lanka, la guerra civil es un trauma que aún no ha terminado.

La tensión era alta en el noreste de la isla. Mientras se dirigía a Mullivaikkal para la conmemoración, C.V. Wigneswaran, antiguo jefe del Consejo de la Provincia Septentrional, fue detenido por los militares en un puesto de control. Fue retenido durante 30 minutos e interrogado. Algunos periodistas fueron tratados de la misma manera.

Los activistas cristianos y los laicos piden al gobierno que libere a los tamiles de las cadenas de la opresión, que promueva la reconciliación y su integración en la sociedad de Sri Lanka: la única manera de lograr una verdadera paz.

Acusan al gobierno de ignorar las demandas legítimas de esta parte de la población. Para ellos, es necesario resolver el problema de los prisioneros políticos tamiles, que permanecieron detenidos por años, sin que existan cargos formales contra ellos.

La restitución de la tierra es otro punto delicado. Los activistas católicos esperan que los campos agrícolas del norte del país sean cultivados por los tamiles locales, y no por soldados del ejército. Piden a las autoridades que pongan fin a la ocupación militar de la región, que bloqueen los asentamientos de las familias de etnia cingalesa y que permitan la conmemoración de los caídos en el conflicto.