Gracias y “milagros” por intercesión del hermano Felice, el “herrero de Dios”
En Myanmar, con su fe y su fuerza, construyó hospitales, iglesias, puentes, conventos, orfelinatos. Desde su muerte se continúan los milagros. Mientras tanto continúa la recolección de documentación para su causa de beatificación.
Milán (Asianews)- Se realizó en Introbio en Valsassina (8-15 de agosto) la muestra: “Felice de nombre y de hecho”, dedicada al siervo de Dios hermano Felice Tantardini, misionero laico del Pime en Myanmar, muerto en 1991 a la edad de 93 años. La Muestra presentó en modo eficaz la vida humana y espiritual de un pequeño-gran misionero, una figura actualísima demuestra claros rastros de santidad, tanto que está en curso su proceso de beatificación.
El hermano Felice iba adonde los llamasen, no sólo para enseñar catecismo, sino también para construir iglesias, escuelas, casas parroquiales, hospitales, seminarios, orfanatos, conventos, puentes. Y sobre todo, no dejaba nunca su martillo ni su yunque. Por esto lo llamaban “el herrero de Dios”.
Conservé diversas gracias y también verdaderos milagros de Felice referidos por el p. Tin, que era el postulador de la causa de Beatificación en Birmania, mientras que yo era el postulador en Roma. Le escribía a menudo y lo ayudaba también financieramente. A partir de 1993, cuando se comenzó a preparar el material para la Causa de Clemente Vismara, envié una carta a todos los co-hermanos todavía presentes en la arquidiócesis de Taunggyi (Mons. Gobbato, Noé, Clarini, Mattarucco, Galbusera, Fasoli, Di Meo y no recuerdo a los otros), algunos de los cuales me respondieron que era necesario iniciar la Causa de Felice, “más santo de Clemente” (beatificado en 2011).
Era el momento de iniciar también la causa de Felice, que todos deseaban, primero el arzobispo de Taunggyi, Mons. Matthias U Sjwe, nuestros hermanos del Pime, etc. Existía el deseo y la voluntad de iniciar, pro no la decisión precisa de dar los primeros pasos y poner en movimiento la máquina. En 1995, el p. Angelo Tin me envía un opúsculo, con una introducción de Mons. Matthias U Swe, al fondo del cual había numerosas gracias y supuestos milagros atribuidos a la intercesión del hermano Felice, todos sin fecha, pero realizados pocos años después de su muerte. Elegí y traduje algunos.
La causa de beatificación del hermano Felice inicia cuando el arzobispo de Taunggyi, el superior general del Pime, el p. Franco Cagnasco y el párroco de Introbio, p. Cesare Luraghi, se ponen de acuerdo. La arquidiócesis de Taunggyi es propietaria y promotora de la Causa, el Pime es Actor de la misma (asumiéndose los gasto), Introbio- su lugar de nacimiento-asegura oraciones y difunde la devoción del Herrero de Dios. El 22 de mayo de 2000, la Congregación de los Santos dio el parecer favorable para iniciar el Proceso diocesano. La máquina se puso en movimiento. Fui postulador hasta el año 2009, cuando cumplí los 80 años y tuve que dar las dimisiones como Postulador. Me substituyó la doctora Francesca Consolini. Hoy es necesario rezar mucho y pedir gracias e intercesiones a nuestro inolvidable Herrero de Dios. Presento algunos casos de gracias y supuestos milagros.
Meumg Aung Sein es un sobrino mío que estudia catequesis en Pekhong. En 1992 se enferma gravemente y lo llevan al hospital de Loikaw. Los doctores y enfermeros hacen los mejor que pueden para curarlo, pero meses después empeora. El doctor me dice que no quedan esperanzas. Yo le llevé un pedacito de ropa del hermano Felice, encomendándoles que rezaran por su corazón. Sin esperanza por parte del doctor, volví a Pekhong esperando noticias del hospital. Como no recibía noticia ninguna, volví al hospital de Loikaw para verlo, pero no estaba más en el hospital. Después de una semana fui a su pueblo, Hwason Kuntha, para saber algo sobre él. Con gran sorpresa mía, lo encontré que venía del baño. “Me siento mejor padre, me dijo”. Y desde aquel día el joven estuvo siempre bien. Yo estoy seguro que fue el hermano Felice quien lo curó. El continuó sus estudios y ahora es catequista- P. Angelo Tin.
En el pueblo de Yanson, cerca de Pekhong. Un muchacho que era maletero, volvió a su casa gravemente enfermo. La gente del pueblo vino a llamarme para que lo visitase. El joven estaba tirado en una estera, incapaz de hablar. Pensé que no había nada que hacer y le dí los santos olios de los enfermos y le encomendé al hermano Felice, poniendo un pedacito de tela de la ropa de Felice sobre la cabeza del enfermo. Volví a casa a esperar noticias sobre su evolución. Pido noticias a su gente y me dicen que el muchacho se había curado y que se había ido a trabajar a las montañas. También ésta, creo sea una gracia por intercesión de Felice- p. Angelo Tin.
Desde cuando llegué a Mong Ping, no podía dormir y así sucedió por diversas noches sucesivas. Tenía miedo de perder la razón- Le pedí al p. Tin una reliquia del hermano Felice, la puse debajo de mi almohada y le recé que intercediera por mí. Desde entonces duermo regularmente y muy bien, sin miedo alguno. Fue ciertamente una ayuda del hermano Felice. Una hermana de Mong Pin, diócesis de Kengtung.
En nuestro orfelinato de Mong Nai había una niña de dos meses. Tenía asma y problemas de corazón. La llevamos al hospital, pero el doctor nos dijo que la niña era demasiado pequeña para poderla curarla con inyecciones y era ese el único remedio. “No se puede hacer nada”, repitió la enfermera. Fui a buscar una medallita para ponérsela al cuello, pero no la encontré. Encontré un pedacito de tela de la ropa de Felice, lo corté y se lo puse en el cuello- al día siguiente la niña estaba mejor y después de pocos días estaba totalmente curada. Yo creo que fue obra de la intervención del hermano Felice. Una hermana de la misión de Mong Nai.
Francisco tenía un año cuando fue afectado por una grave forma de diarrea. Le dimos todo tipo de remedios, pero sin efectos y las condiciones del niño empeoraban siempre más. Una noche se agravó tanto que pensábamos fuese el final. Llamamos al sacerdote para que lo bendijese, porque ya no podíamos hacer nada. En un cierto momento me recordé de la reliquia del hermano Felice y le puse un pedacito de tela en el cuello del niño. Después de una hora el niño abre los ojos y mira alrededor. Estaba muy sudado, pero sonreía. Y desde aquel momento quedó curado. Una hermana de la misión de Mong Nai.
Un habitante de Lo U Kunthá estaba desde hacía tiempo enfermo, incapaz de levantarse de la cama. En 1993, en la fiesta de Nuestra Señora de Geroblao en Pekhong, la mujer viene a ver al p. Tin y le pide una reliquia del hermano Felice. El padre le dice a la mujer que el marido la agarre con fe, que recen a Felice para que intercediera por él. Después de un poco de tiempo volvió la mujer a lo del padre diciéndole que el marido estaba completamente curado. P. Angelo Tin