Golpe de Estado en Conakri: Moscú y Beijing en problemas, por el aluminio

de Vladimir Rozanskij

El Kremlin y los chinos han realizado grandes inversiones en las minas guineanas, apoyando al presidente Alpha Condé, ahora depuesto. El papel de los rusos en el narcotráfico internacional y la cocaína, que también pasa por Guinea. Se sospecha que Estados Unidos y Europa facilitaron el golpe de Estado para debilitar a Rusia y China.

Moscú (AsiaNews) – El golpe de Estado del 5 de septiembre en Guinea ha hecho estallar el mercado mundial del aluminio, poniendo en apuros a Rusia y China. Una cuarta parte de la producción mundial de bauxita procede del país africano y los rusos han realizado importantes inversiones en este sector de la economía guineana en los últimos años.

Un grupo de militares encabezado por el coronel Mamadi Doumbouya depuso al presidente Alpha Condé, quien ocupaba el cargo desde 2010. El Jefe de Estado guineano había modificado la Constitución para poder acceder a un tercer mandato.

No sólo los chinos, sino también varios oligarcas y políticos rusos habían apostado fuerte por Condé. En la organización del referéndum sobre la enmienda de la Constitución participó Evgenij Prigožin, más conocido como "el cocinero de Putin". Se trata de un especialista en desinformación y difusión de "trolls" en Internet para apoyar las campañas de su jefe. Las brigadas informáticas de Prigožin operan desde hace años en muchos países africanos.

Rusia y China libran una feroz competencia por la explotación de minerales ferrosos y varios elementos del subsuelo guineano. El grupo Baowu, uno de los principales productores de acero de China, se había apoderado de uno de los mayores sitios de extracción minera de Guinea, la mina de Simandou. Cabe remarcar que, en este ámbito, uno de los principales actores es Rusal, de Oleg Deripaska, un poderoso oligarca ruso. Apodado "el monedero del Kremlin", el empresario fue sancionado por Estados Unidos en reiteradas ocasiones y posee varios yacimientos mineros en Guinea.

Por otro lado, Conakri es el principal proveedor de bauxita del imperio de Deripaska, que inmediatamente hizo sonar la alarma sobre las posibles consecuencias del reciente golpe de Estado. La corrupción generalizada del régimen de Conakri era un tema ampliamente conocido por los empresarios de todo el mundo, y se cree que acabó provocando el alzamiento de los militares. Además de la venta de recursos del subsuelo, Guinea destaca por su importante papel en el narcotráfico internacional.

Los envíos de cocaína procedente de América Latina, destinados al mercado europeo, pasan por África Occidental. Además de Guinea, otros países de tránsito son Guinea Bissau y Cabo Verde. Los barones de la droga tienen muy buenas relaciones con los rusos: en 2013, el periódico alemán Der Spiegel había señalado a Guinea como la principal encrucijada del contrabando internacional de cocaína. En 2019, las autoridades de Cabo Verde habían bloqueado un carguero ruso que se desplazaba desde Guinea con 10 toneladas de cocaína a bordo.

Una de las versiones que difunden los medios rusos es muy similar a la de los trolls de Prigožin, y explica los acontecimientos de Guinea por la guerra comercial ruso-china. Los chinos apoyaron a Condé para obtener privilegios, a falta de lo cual conspiraron con los militares para deponerlo. Otra variante culpa a los rusos por la traición del presidente y su inclinación por los chinos. También existe una versión según la cual Estados Unidos intervino para desbaratar los planes de los dos países rivales.

El sitio web ucraniano dsnews.ua recuerda que, bajo la presidencia de Donald Trump, el Pentágono recibió la orden de debilitar la influencia de Rusia y China en África. La Unión Europea habría realizado esfuerzos con iguales miras, especialmente después de las elecciones de 2019. Estos objetivos habrían sido confirmados tras la elección de Joe Biden. El coronel Doumbouya tiene lazos cercanos con Francia: según Moscú, él sería el ejecutor de este plan de Occidente contra el Oriente ruso-chino. Un gran juego internacional en el que los africanos no son más que víctimas.