Gobierno kirguiso: reaparece el riesgo de un califato en Asia Central

de Vladimir Rozanskij

Varias organizaciones islamistas están reforzando sus posiciones en el sur de Afganistán. Los talibanes y el Estado Islámico Jorasán se disputan el restablecimiento del califato islámico. Uzbekistán y Tayikistán también estarían en peligro.

Moscú (AsiaNews) - El Ministerio del Interior de Kirguistán advierte sobre el riesgo de que resurja la amenaza extremista y terrorista en Asia Central: los grupos se estarían reorganizando para cometer nuevos atentados en varios países de la región. Según la información que posee Biskek, varias organizaciones armadas e ilegales están reforzando sus posiciones en el sur de Afganistán y en su expansión, pretenden conquistar nuevos puestos de avanzada.

Según un directivo del servicio kirguiso de Lucha contra el Extremismo y la Inmigración Ilegal, Manas Amanbaev, los talibanes y el Estado Islámico (ex Isis) "Jorasán" se encuentran al parecer en una fase de gran activismo y pretenden reavivar la idea de un califato islámico: "En Kirguistán hay hasta 20 grupos internacionales ilegales, y una secta islámica radical, que cuentan con un gran apoyo de los talibanes. Tienen como adversarios a los del Jorasán, y sus actividades podrían acarrear graves peligros para nuestro Estado".

Amanbaev señala que los recientes acontecimientos en Uzbekistán y Tayikistán son indicativos: se han producido levantamientos independentistas que también pueden interpretarse como regurgitaciones del radicalismo islámico, ya que "actúan contra los principios laicos de los Estados de Asia Central, y sus valores constitucionales"..

No se dan cifras ni información precisa sobre los miembros de estas organizaciones terroristas, pero se afirma que está aumentando el número de sus seguidores. Uzbekistán también ha señalado los recientes atentados en la ciudad de Termez, con cargas explosivas probablemente disparadas desde Afganistán, que aunque no explotaron al caer a tierra, alertaron a los servicios de seguridad nacionales. Los representantes del gobierno de Kabul intentaron dar garantías de que los autores de estos intentos de atentado serían detenidos, pero resultan poco creíbles..

En abril ya se había informado de ataques armados en la región uzbeka de Surkhardarinsk: 10 cohetes fueron lanzados desde territorio afgano, pero Taskent nunca confirmó esta información difundida en las redes sociales. La radio Golos Ameriki también había mencionado la explosión de 10 cohetes procedentes de una base afgana del Isis Jorasán que fueron lanzados en dirección a Termez. De hecho, la secta ha intensificado sus actividades desde el regreso de los talibanes a Kabul, pretendiendo marcar su propia autonomía en la región.

El ex vicepresidente del Servicio de Seguridad de Kirguistán, Artur Medetbekov, comentó que los talibanes están exportando cada vez más el extremismo y el terrorismo a la región: "Hoy en día hay más posibilidades de comunicación, gracias a las nuevas tecnologías. Esto les permite actuar de forma anónima para impulsar su plan de restaurar en Asia Central un Estado islámico, similar a Afganistán. Si no me equivoco, estamos corriendo un gran riesgo, y será esencial la coordinación entre todos los Estados de la región para combatir esta insidia".

El Ministerio del Interior kirguiso está adoptando enérgicas medidas contra el extremismo terrorista, y se ha detenido a varios miembros de organizaciones sospechosas de organizar diversos atentados en el último tiempo. Dos personas de nacionalidad extranjera fueron detenidas cuando se disponían a actuar durante las celebraciones musulmanas de estos días, y se informó de que eran terroristas procedentes de Siria, con pasaportes falsos. También se detuvo a varios ciudadanos kirguisos por sospecha de terrorismo, pero no se brindaron mayores detalles al respecto.

Si bien en Kirguistán no hay una tradición histórica de extremismo islámico, la situación parece bastante inestable, y el Žogorku Keneš, el Parlamento de Biskek, tiene previsto aprobar nuevas normas "contra las actividades e ideologías extremistas y las organizaciones terroristas internacionales” a fin de garantizar “la protección de los derechos de las personas, la libertad y los principios constitucionales".