Gobierno de unidad nacional: no hay diálogo; la Junta primero debe liberar a los presos políticos
El gobierno en el exilio busca el reconocimiento de ASEAN y de la comunidad internacional. Afirma que podría pagar los sueldos de los empleados públicos que participan en el movimiento de desobediencia civil. Más enfrentamientos y asesinatos en Mandalay y contra los grupos étnicos Karen, Chin y Kachin. Los jóvenes huyen de las ciudades y pueblos y se unen a los grupos armados étnicos. Hasta la fecha, la Junta militar ha matado a 755 personas y ha condenado a muerte a 79. El número de prisioneros se eleva a 3.448.
Rangún (AsiaNews) – El gobierno de unidad nacional (NUG), surgido tras el golpe militar, ha dejado claro que no iniciará ningún diálogo con la Junta si no libera a todos los presos políticos, en primer lugar a Aung San Suu Kyi. El NUG nació este mes, y está formado por políticos debidamente elegidos por el pueblo pero destituidos por la Junta militar, junto con los representantes de las minorías étnicas. El Gobierno de Unidad Nacional está procurando con insistencia obtener el reconocimiento internacional.
El pasado fin de semana, en un intento de abordar la crisis birmana, la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) acordó una serie de líneas de acción que incluyen el fin de la violencia y el inicio de un diálogo entre las partes. Sin embargo, los cinco puntos acordados no incluyeron la liberación de presos políticos, la mayoría de los cuales eran parlamentarios y ministros del gobierno democrático, así como activistas y miembros del partido de Aung San Suu Kyi, la Liga Nacional por la Democracia (NLD). En una declaración pública, el primer ministro de Nug, Mahn Winn Khaing Thann, subrayó que "antes de que pueda iniciarse un diálogo constructivo, deben proceder a la liberación incondicional de los presos políticos, incluidos el presidente U Win Myint y la consejera de Estado, Aung San Suu Kyi".
Por su parte, la población no deja de manifestarse. Hoy, en Mandalay, una protesta contra el golpe de Estado en la que participaban miles de personas fue disuelta con los disparos de las fuerzas de seguridad (fotos 1 y 2). No hubo muertos. Mientras tanto se producen enfrentamientos y masacres entre las tropas del ejército y los grupos étnicos. Hay tensiones con los Karen, en la frontera con Tailandia; movilizaron tanques hacia la ciudad de Hakka (Estado de Chin), donde la población lleva días resistiendo; hay muertos en el Estado de Kachin, donde las tropas del KIA (el ejército étnico de los Kachin) atacaron y capturaron algunas bases militares. En Hpakant, hoy hubo otra manifestación contra la dictadura militar (fotos 3 y 4).
El escenario de una guerra civil parece cada vez más cercano. Tras ser atacados y asesinados por francotiradores en ciudades y pueblos, los jóvenes huyen para alistarse en los grupos armados étnicos y entrenarse para dar batalla. Mientras tanto, las bajas y los prisioneros aumentan. Según la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos, desde el inicio del golpe, la Junta militar ha matado a 755 personas y ha condenado a muerte a 79. El número de presos se eleva a 3.448.
EL NUG criticó a la ASEAN por haber alojado en la reunión cumbre de Yakarta al general Min Aung Hlaing, en su primer viaje al extranjero. El gobierno de unidad nacional ve en este recibimiento un respaldo tácito al golpe de Estado y un no reconocimiento de las elecciones de noviembre pasado, en las que la NLD triunfó con una mayoría arrolladora.
Casi como queriendo reivindicar su posición como gobierno de la nación, el NUG ha declarado que está estudiando la forma de pagar los salarios de todos los empleados públicos que participan en el movimiento de desobediencia civil. En este momento los empleados estatales no reciben ninguna paga, y son blanco de episodios de violencia, humillación, además de ser arrestados por los soldados de la junta.
El NUG comunicó que pedirá a los Estados Unidos que le libere unos 1.000 millones de dólares que Washington congeló inmediatamente después del golpe de Estado en Myanmar. El fondo pertenece al banco central de Myanmar y está depositado en el banco de la Reserva Federal de Nueva York.
Se calcula que al menos el 50% de los empleados estatales birmanos -más de 200.000- participa en el movimiento de desobediencia civil. La economía, en manos de la Junta, está siendo doblegada, y el ausentismo está trastornando el funcionamiento de las oficinas gubernamentales.
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