Gaza, una vocación después de décadas: de la Franja al mundo, para dar testimonio de Cristo

de Dario Salvi

Abdallah Jeldah, de 23 años, hizo sus votos de profesión religiosa. Después del noviciado ingresará en el Instituto del Verbo Encarnado (IVE) y continuará sus estudios en Italia, si la visa lo permite. La vocación nació participando en la parroquia de la Sagrada Familia. El ideal de la paz en la justicia.

Gaza (AsiaNews) - De Gaza, una cárcel al abierto, al mundo, para llevar el Evangelio, el testimonio y el mensaje de Cristo "donde sea necesario", con espíritu de "obediencia". Porque ser cristiano en la Franja es "una misión, una gracia y, al mismo tiempo, una responsabilidad". Palabras sencillas pero directas las que confía a AsiaNew Abdallah Jeldah, de 23 años, que hablan de una fe firme, formada en una franja de tierra donde se vivieron cuatro guerras en menos de 15 años. Un camino madurado con el tiempo, que lo llevó a abrazar el catolicismo en 2019 habiendo nacido en una familia greco-ortodoxa. El 10 de octubre hizo los primeros votos de su profesión religiosa y cumplió la ceremonia de toma de hábitos, y es la primera vocación local en décadas sin sacerdotes ni religiosos nativos.

Después de completar el noviciado, ingresará en el Instituto del Verbo Encarnado (IVE), la misma orden a la que pertenece el párroco de Gaza, el sacerdote argentino Gabriel Romanelli, quien celebró el rito en un ambiente de fiesta para toda la comunidad. “Mi vocación - dice - nació ayudando en la Sagrada Familia y al párroco de aquel momento, el padre Mario da Silva, observando el trabajo pastoral y la experiencia con los jóvenes”. Cuando descubrí que quería ser sacerdote y misionero "sentí una gran paz interior".

Recientemente profesó los cuatro votos: caridad, castidad, obediencia y consagración a Jesús a través de la Virgen. De Gaza a Belén, de Nazaret a Jerusalén "somos los descendientes de los primeros cristianos y queremos vivir y dar testimonio de la fe anunciando el Evangelio en todo el mundo, por medio de las obras y la oración". Un testimonio necesario en la Franja, donde desde hace años existe un durísimo bloqueo económico impuesto por Israel contra Hamas, que controla un territorio donde viven dos millones de personas con restricciones de movimiento muy estrictas. El pasado mes de mayo se libró una devastadora guerra relámpago que causó cientos de bajas. En las semanas siguientes hubo otros momentos de tensión, con lanzamiento de globos incendiarios desde un frente y ataques aéreos selectivos del ejército en respuesta, aunque las escaramuzas no degeneraron en un conflicto abierto.

Israel afirma que el bloqueo es necesario para evitar el rearme de Hamas, movimiento extremista islámico que ha amenazado repetidamente con la destrucción del Estado judío. Activistas y críticos objetan que el cierre equivale a un castigo colectivo. “He vivido cuatro guerras, casi tengo un doctorado en conflictos -añade- pero siempre he dejado espacio a la esperanza, sin olvidar el mal. Para alcanzar la paz necesitamos una justicia firme, constante y permanente, y a eso quiero dedicar mi misión”.

Ahora Abdallah está esperando una visa para poder ingresar al seminario de la congregación (fundada en Argentina en 1984 y presente en 26 países de los cinco continentes) en Montefiascone, en la provincia italiana de Viterbo. Desde una cárcel al aire libre hasta los cuatro puntos cardinales, para llevar una luz que brilla en aquellos que son minoría en su tierra y con su propia vida dan testimonio de su fe a los musulmanes. “Su vocación - subraya el P. Romanelli - es una gracia y una alegría para todos, desde la parroquia de Gaza hasta el Patriarcado Latino de Jerusalén y para todas las congregaciones, porque es un signo de esperanza. Él, que nació y vivió en medio de guerras, no tiene miedo de ir donde la Iglesia le envíe”. “Un cristiano de la Franja - concluye el párroco - sabe ser luz y esperanza, compartiendo la vida cotidiana con los que no creen en Jesús, pero mostrándoles que el Señor ha venido para todos”.