Gaza, la masacre del hospital de la convivencia
Vuelven las acusaciones recíprocas entre israelíes, palestinos y la Yihad Islámica por la explosión que destruyó una de las pocas estructuras médicas operativas en la Franja. Fundado en 1882 y administrado por anglicanos, el Hospital Árabe Al Ahli era considerado un oasis de paz y solidaridad. Pero sobre todo un lugar de atención médica - en tiempos de guerra y de tregua - abierto a todos. Hay cientos de víctimas y el futuro de la estructura es incierto. La diócesis anglicana de Jerusalén declaró que el ataque "golpea el corazón de la decencia humana".
Jerusalén (AsiaNews)- Un hecho "aterrador" que ha provocado una "pérdida devastadora" de vidas "inocentes". El arzobispo de Canterbury condenó el ataque contra el hospital árabe Al Ahli, un centro de la Iglesia anglicana en Gaza que ayer por la tarde fue blanco de una bomba que provocó cientos de muertes y escribió una nueva página negra en el último conflicto que desangra Oriente Medio . En el mensaje en X, ex Twitter, Justin Welby renovó su "pedido de protección para todos los civiles", que no deben sufrir las consecuencias de esta "guerra desastrosa". El hospital es un centro civil sin ninguna relación con el uso militar, dirigido por cristianos pero abierto a todos los ciudadanos de la Franja, en su gran mayoría musulmanes, que ya había sido alcanzado por un misil hace pocos días.
“Estábamos operando en el hospital, hubo una fuerte explosión y el techo cayó sobre el quirófano. Esto es una masacre”, declaró a la BBC Ghassan Abu-Sittah, un cirujano de Médicos Sin Fronteras (MSF) que ayuda a atender a los heridos de guerra. Otro médico añadió que el 80% de la estructura, financiada por la Iglesia Anglicana mediante donaciones e independiente de cualquier facción política, ha quedado fuera de uso, y hay cerca de mil víctimas y heridos. Eileen Spencer, responsable de la organización estadounidense que se ocupa de recaudar fondos en nombre de la diócesis anglicana de Jerusalén, dijo al Washington Post que tras el ataque de ayer "no sabemos si el hospital seguirá en pie" y podrá volver a funcionar.
En una nota, la diócesis anglicana de Jerusalén habla de una "devastación" que "golpea el corazón de la decencia humana" y ocurrió precisamente al final de la jornada - observa - en que los cristianos de Tierra Santa se unieron en "oración por la paz, la reconciliación y el fin del conflicto". La arquidiócesis cita las palabras de la Segunda Carta a los Corintios ("estamos afligidos, pero no aplastados; conmocionados, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no muertos"), e invita al luto y la oración en todas las iglesias e instituciones. Por último, pide a la comunidad internacional "que cumpla su deber de proteger a los civiles y garantice que no se repitan actos inhumanos similares". El Consejo Mundial de Iglesias habla explícitamente de "crimen de guerra".
En estas horas se asiste a las habituales acusaciones recíprocas de responsabilidad: los dirigentes árabes (y parte de la opinión pública internacional) acusan a Israel; el ejército israelí niega toda responsabilidad y señala a la Jihad Islámica; el segundo grupo extremista de la Franja después de Hamás rechaza la acusación y declara que no estaba llevado a cabo operaciones militares en el momento de la explosión.
Lo que queda es un balance devastador y todavía provisorio: al menos 300 muertos, que según otras fuentes palestinas son más de 500, y la destrucción de una de las pocas estructuras (Hospital popular árabe, en el idioma local) con capacidad para proporcionar atención médica en un contexto de guerra. En una nota, la Organización Mundial de la Salud (OMS) condenó el ataque al hospital, que ya había sido alcanzado el 14 de octubre pasado por misiles lanzados por cazas israelíes que no causaron daños graves y "sólo" hirieron a cuatro personas. Nada comparado con la masacre que tuvo lugar anoche. El hospital de Al Ahli era uno de los 20 centros del norte de la Franja que el ejército israelí había ordenado evacuar; una orden que resultaba inadmisible, como explica la OMS, "dada la inseguridad actual, las condiciones críticas de muchos pacientes y la falta de ambulancias, personal, capacidad de camas del sistema de salud y refugios alternativos para los desplazados".
El Hospital Árabe al-Ahli fue fundado en 1882 y se encuentra ubicado en Gaza City, en el sector norte. Antes del ataque ocupaba un campus con terrenos bien cuidados en el centro de la ciudad y representaba un verdadero oasis de paz y solidaridad, porque ofrecía atención médica independientemente de la fe o la etnia. El estatus político de Gaza influye en todos los aspectos de la vida debido a las restricciones para la circulación de materiales y personas, como en estos días de guerra en los que no hay electricidad y empiezan a escasear los alimentos, el agua, el combustible y los medicamentos. Sin embargo, el nosocomio siempre ha garantizado la atención de urgencia con sus 80 camas y un nivel de excelencia que se destaca en toda la región.
Según el sitio web de la diócesis de Jerusalén, la rama local de la Comunión Anglicana que gestiona Al Ahli, se realizan 3.500 visitas ambulatorias al mes. En el centro se llevan a cabo 300 cirugías y aproximadamente 600 estudios radiológicos por mes, además de contar con un programa gratuito de diagnóstico de cáncer de mama para mujeres mayores de 40 años. El Centro para mujeres ancianas y el programa de clínicas móviles brindan atención médica y alimentos gratuitos a los habitantes de las aldeas y pueblos de los alrededores. El hospital también patrocinó el primer curso de formación para médicos de Gaza en cirugía mínimamente invasiva y estaban muy avanzados los planes para agregar un centro oncológico con radioterapia.
El hospital ha colaborado con ONG internacionales para brindar a la población local capacitación en asesoramiento, trabajo social, primeros auxilios básicos y atención médica, y cuenta con sus propios programas de formación para jóvenes graduados y estudiantes universitarios. Durante los ataques del verano de 2014 en Gaza, abrió sus puertas a las familias de los heridos que estaban desesperados y buscaban refugio, proporcionándoles alimentos, camas y asistencia y contratando personal adicional para responder a las necesidades. Siempre se encuentra abierto las 24 horas del día, incluso en los momentos más difíciles de guerra y violencia en la Franja, con un equipo quirúrgico que atiende lesiones y traumatismos por explosiones, con heridas abdominales, óseas y torácicas y diferentes tipos de quemaduras. Se atiende por día un promedio de 45 casos de quemaduras graves como consecuencia directa de la guerra, el 50% de los cuales son niños.
La guerra entre Israel y Hamás que estalló el 7 de octubre con el ataque del otro lado de la frontera del movimiento extremista que controla la Franja, ha llegado a su duodécimo día y ha provocado hasta el momento el desplazamiento de un millón de personas en Gaza, con más de 3.000 muertos y alrededor de 12.500 heridos en el frente palestino. Según Save the Children, entre las víctimas hay unos mil menores. En el frente israelí las muertes son cerca de 1.400 (301 soldados) y más de 500.000 desplazados bajo los misiles que siguen llegando desde Gaza. La policía informó que el primer día del ataque de Hamás murieron 947 civiles, cifra que equivale al 70% del total de víctimas.
17/12/2016 13:14