Fray Patton: la espera 'surrealista' del ataque iraní. Los cristianos luchan por sobrevivir
En declaraciones a AsiaNews, el Custodio de Tierra Santa describe un clima de "suspensión" con la percepción de que "algo se avecina" por el lado iraní. La deriva nacionalista y religiosa de la dirigencia israelí alimenta el conflicto, la sociedad civil está presente pero es incapaz de encontrar una expresión política. La defensa de las tierras y propiedades cristianas es esencial para el futuro.
Milán (AsiaNews)- Un estado de "calma surrealista" combinada con un clima de "suspensión", en el que se percibe que "algo se avecina" pero nadie puede decir "cuándo, cómo ni dónde". Así describe el Custodio de Tierra Santa, fray Francis Patton, en esta entrevista con AsiaNews, la realidad actual en una región donde soplan vientos de guerra cada vez más amenazantes. Un panorama que recuerda los años de la guerra del Golfo, cuando existía la perspectiva de bombardeos con armas químicas desde Irak. Diez meses después del comienzo de la guerra de Israel en Gaza, en respuesta al ataque de Hamás, la situación está cada vez más polarizada y la sociedad civil israelí, que a pesar de todo sigue estando presente, no consigue encontrar una expresión política capaz de oponerse a una derecha religiosa y nacionalista, fundada en un Estado "judío" que legitima el recurso del hambre [palabras de ayer del Ministro Smotrich] como arma de guerra contra los palestinos. En este contexto, la comunidad cristiana lucha por la supervivencia, comenzando por cuestiones fundamentales como la defensa de las tierras y propiedades, que en Occidente, explica el Custodio, se consideran "escaramuzas económicas". “En Oriente Medio, en Tierra Santa - afirma - los que no tienen propiedades, ya sean tierras o casas, no sobreviven [...] en realidad, son batallas por la supervivencia”.
A continuación, ofrecemos la entrevista del Custodio con AsiaNews:
¿Cuál es la situación actual en Tierra Santa, cada vez más escenario de guerra y violencia?
En este momento me encuentro en uno de los territorios de Tierra Santa, en Rodas, esperando poder regresar a Jerusalén dentro de unos días a pesar de que han cancelado muchos vuelos. Por lo que me cuentan el vicario y los hermanos, la situación es de una calma surrealista. Todos esperan, con miedo por un lado y esperanza por el otro, que la tormenta pase rápido y cause pocos daños, aunque la gente permanece encerrada en sus casas y hay una percepción de suspenso, de que algo se avecina aunque nadie sabe cuándo, cómo ni dónde.
¿Un clima diferente al que precedió al ataque iraní en abril?
Sí, hay una sensación de que es algo diferente pero nadie sabe hasta qué punto. Por ejemplo, no se sabe si el ataque será más o menos intenso, una condición diferente a la del 13 de abril. Por lo que me cuentan los frailes más ancianos, que están en Tierra Santa desde la década del '90, para comprender la realidad actual hay que remontarse a la época de la Guerra del Golfo, cuando existía la amenaza de que Irak bombardeara con armas químicas. Los hermanos tenían que reunirse en el refectorio, sellando las ventanas, con las máscaras siempre preparadas, situación aún más paradójica que la de ahora.
La guerra en Gaza ya ha llegado al décimo mes: ¿son cada vez más lejanas las posibilidades de paz o de tregua?
¡Yo diría que sí! Retomando la opinión de personas más autorizadas como [el presidente estadounidense Joe] Biden, no veo voluntad ni de tregua, ni de paz, ni de rescatar realmente a los rehenes. En estos 10 meses no las he visto en la acción militar y tengo la impresión de que ninguna de las partes quiere una tregua. Y quienes menos la desean en este momento son los que gobiernan [en Israel].
Desde este punto de vista causan impresión las palabras de ayer del Ministro de Finanzas israelí, Smotrich, que justificó el recurso del hambre para dos millones de palestinos en Gaza como arma de guerra…
Estas palabras dan la medida de cuál es la concepción política de la extrema derecha religiosa y nacionalista israelí. A esto se suma el estancamiento relacionado con las próximas elecciones en Estados Unidos, que sin embargo podrían revelar sorpresas tanto en el caso de una victoria de Donald Trump como del éxito de Kamala Harris, porque no creo que ninguno de los dos aceptaría continuar como se han hecho hasta ahora las cosas sobre el terreno.
La composición actual del gobierno israelí, su orientación hacia la extrema derecha, ¿es también un reflejo de la sociedad o no la representa?
Desde mi punto de vista, la sociedad está dividida más o menos en dos mitades: todos los gobiernos de derecha se han mantenido en pie por un par de votos, no son mayorías que han arrasado en las elecciones [en un sistema unicameral con proporcionalidad pura]. En los últimos años se ha registrado un giro hacia la derecha, pero no es simplemente una derecha política, sino más bien político-religiosa en la que ha crecido el peso de agrupaciones cuya ideología básica es una mezcla de nacionalismo y mesianismo, de fundamentalismo religioso. Esta deriva ha sido alentada desde 2018 con la aprobación de una "Basic Law", una ley fundamentalental del Estado, según la cual Israel es un "Estado judío", es decir, un Estado no hebraico sino judaico, con una connotación no solamente étnica, sino étnico-religiosa. Esto favoreció el ingreso en el gobierno de personas como [Itamar] Ben-Gvir y [Bezalel] Smotrich, con una mayor aceleración de la colonización, con las provocaciones de la derecha religiosa para trasladar el status quo a la Explanada de las Mezquitas y con un debilitamiento progresivo de la Autoridad Palestina y el aumento, como reacción, del peso de Hamás. Una polarización de ambos frentes.
Una radicalización que ha dado origen a los crecientes ataques en Cisjordania, el aumento de los asentamientos y también la violencia contra los cristianos…
Son formas que han aumentado en los últimos años, proporcionalmente al incremento del fundamentalismo religioso y nacionalista en la sociedad judía. Sin embargo, hay que decir que también ha aumentado la reacción a todo esto en la sociedad israelí, porque, desde hace dos años, todos los sábados hay manifestaciones, primero contra la sumisión de la Corte Suprema y del Poder Judicial al Ejecutivo, y después por la liberación de los rehenes. La sociedad civil israelí, que es laica en un 50%, no es pasiva ni aletargada, pero no puede lograr el tipo de cambio que desearía ni expresarse como fuerza política.
¿Hasta qué punto es preocupante el frente norte y una expansión de la "guerra total" al Líbano?
Es una cuestión que desde el principio ha sido motivo de preocupación. Desde el 7 de octubre se dijo que, si no terminaba rápidamente, existía el riesgo de una expansión progresiva, y la primera posibilidad es precisamente el frente norte. Sin embargo, en el Líbano la mayoría de la gente no quiere la guerra, no están del lado de Hezbolá, y supongo que la mayoría de los que hacen referencia al mundo chiíta tampoco la quieren. Sólo una parte presiona a favor del conflicto o la provocación.
En un Medio Oriente en llamas, ¿qué valor tienen las palabras del Papa Francisco que insisten en el diálogo y la paz? En el Ángelus del domingo volvió a hablar sobre eso con frases duras y claras.
Sin duda las palabras del Papa son muy claras pero desgraciadamente no las escuchan y a veces incluso se burlan, como si fuera un personaje piadoso obligado a decir ese tipo de cosas. En realidad es exactamente lo contrario: saber a qué conduce la guerra es lo que determina esas afirmaciones. En los últimos años, cuanto más nos hemos alejado del fin de la Segunda Guerra Mundial, más hemos olvidado lo que significan los conflictos globales, y hemos asistido a una pérdida de la memoria del horror, incluso en las mismas leadership que piensan que la guerra puede ser una solución. Cuando era niño leíamos, entre otros, dos libros en particular: el "Diario de Ana Frank", para recordar el Holocausto y la Shoá, y "El gran sol de Hiroshima", un relato del holocausto nuclear [hoy se cumple el 79° aniversario de la bomba atómica, ndr.], pero en las décadas siguientes se han ido tomado decisiones basadas en un criterio económico que suponen el uso de la energía nuclear. El hombre es un animal con poca memoria.
¿Cómo está la comunidad cristiana, no sólo en Gaza, sino en toda Tierra Santa, con tantos problemas sin resolver, como el de las propiedades eclesiásticas y la vieja cuestión de los impuestos con el municipio de Jerusalén?
Este es un punto fundamental: en Oriente Medio, en Tierra Santa, los que no tienen propiedades, ya sean tierras o casas, no sobreviven. Lo que en Europa se consideran escaramuzas económicas son en realidad batallas por la supervivencia. Una comunidad cristiana o iglesias que no tienen propiedades significa que son incapaces de proteger a su comunidad y a sus miembros. Ésta es la diferencia entre Oriente Medio y Europa: en Europa, cuantas menos propiedades posee la Iglesia, más libre es; a diferencia de Oriente Medio, donde ocurre lo contrario, porque sin propiedades los cristianos tienen que emigrar para encontrar un lugar donde vivir. Esto no se entiende en Occidente, que aplica sus propias categorías al resto del mundo a pesar de que ya representa menos del 10% de la población.
La comunidad cristiana está sufriendo mucho en todos los territorios: en Gaza todos esperan que termine la guerra para ver quién ha quedado con vida; en Cisjordania, en Belén, llevan 10 meses sin trabajar porque la economía se basa en las peregrinaciones. Las escuelas también se encuentran en una situación crítica, desde Jericó hasta Belén y Jerusalén, porque las familias ya no pueden aportar y hay un empobrecimiento general que las lleva a sentirse humilladas. Por eso tienen una fuerte tentación de emigrar, incluso los cristianos de Galilea - que son los más ricos - a Chipre o Grecia.
¿Cuáles son los elementos de "esperanza cristiana" en un panorama de tintes tan sombríos?
Para el cristianismo, mientras queden 12 personas siempre existe la posibilidad de un nuevo comienzo. Pero la esperanza sólo tiene valor si le damos una dimensión teológica, que procede de la confianza en Cristo muerto y resucitado. Hace falta una gran fe para permanecer en situaciones que sólo parecen Viernes Santo, para creer que llegará el Domingo de Resurrección.
Unas últimas palabras…
Que el mundo, que Europa no olvide a Oriente Medio, tanto en términos espirituales, recordándolo en la oración, como en términos concretos, para que se haga todo lo posible, comenzando porque se involucren la política y la diplomacia, para poner fin a la guerra. Lo que hace falta es una solución política y diplomática y que en el futuro el mundo de la economía haga su aporte para la reconstrucción, para empezar de nuevo.
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