Fray Aslam, el sacerdote que siembra el diálogo entre los perseguidos de Lahore
Excluidos social y económicamente, acusados falsamente de "blasfemia", víctimas de violencia y matrimonios forzados. La vida de los cristianos está continuamente amenazada en Pakistán, pero la obra del fraile capuchino Lazar Aslam es un rayo de luz que ayuda a las personas y familias víctimas de la violencia con el compromiso de un encuentro que supera las barreras religiosas para construir la paz social.
Lahore (AsiaNews)- En Pakistán los cristianos siguen sufriendo persecución y discriminación, que a lo largo de los años ha reducido significativamente su presencia. ¿Cómo se puede estar cerca de las personas que viven estos sufrimientos, defendiendo sus derechos del acoso de los extremistas islámicos pero sin renunciar al horizonte de encuentro entre diferentes comunidades religiosas? AsiaNews recogió el testimonio del padre Lazar Aslam, fraile capuchino de 37 años que trabaja en la archidiócesis católica de Lahore y ha aceptado este desafío. En su ministerio pastoral en diversas comunidades ayuda desde hace años a las familias y cristianos perseguidos. Pero también es profesor del seminario y, en el espíritu de San Francisco, participa activamente en el diálogo interreligioso, un tema al que también ha dedicado varios libros.
Padre Aslam, ¿cuál es la situación social que viven actualmente los cristianos en Pakistán?
Cada día asistimos a situaciones de violencia e intolerancia contra las minorías religiosas, a menudo avaladas también por las instituciones y la policía. Es alarmante, porque existe el riesgo de que termine destruyendo el tejido social. En efecto, además de la violencia directa, la comunidad cristiana debe afrontar la marginación social y económica, y acusaciones infundadas de blasfemia. Por no hablar de los ataques directos contra los lugares de culto.
Usted se ocupa de los cristianos perseguidos, ¿con qué iniciativas apoya a estas personas y familias?
Nuestra Iglesia intenta seguir ofreciéndoles acompañamiento espiritual incluso en los peores momentos. Al mismo tiempo, apoyamos en la medida de lo posible a los fieles que son víctimas de la violencia, incluso con dinero y alimentos. Sin embargo, nos hemos dado cuenta de que esto no es suficiente y colaboramos con algunas ONG para proporcionar asistencia legal cuando es necesario.
Para salir de esta espiral de violencia, usted señala el camino del diálogo interreligioso constructivo. ¿De qué manera ayuda esto a promover la paz social?
El diálogo interreligioso ofrece un espacio donde las personas pueden encontrarse, entablar debates profundos y descubrir puntos de acuerdo. Ayuda a construir vínculos basados en la empatía y el respeto. Tenemos la esperanza de que la situación puede mejorar, pero no podemos quedarnos quietos, debemos promover una cultura de paz: esto significa aportar a estos encuentros orientaciones sobre la no violencia y el valor de la tolerancia. Por eso también tratamos de publicar libros que promuevan la paz y la escucha recíproca.
Usted ha mencionado la esperanza de mejorar. ¿Cómo cree que la sociedad paquistaní puede progresar hacia un futuro más justo y tolerante?
Abrazando el diálogo interreligioso, fomentando el entendimiento mutuo y creando un ambiente inclusivo: creo que estos son los pasos cruciales. Partir el pan juntos, tanto metafórica como físicamente, promueve la unión y la colaboración para construir una sociedad pacífica. La comunicación interreligiosa y los esfuerzos coordinados pueden desempeñar un papel vital en este sentido. Comprender el significado de partir juntos el pan, que simboliza la unidad, puede conducirnos hacia una sociedad más tolerante y pacífica.
¿Qué medidas cree que debería tomar el gobierno para proteger a las minorías?
El gobierno puede adoptar diversas medidas para proteger a las minorías, y no sólo a la cristiana. En primer lugar, legislar y aplicar normas que protejan los derechos de todos y penalicen la discriminación. Los que gobiernan también deben garantizar la representación de las minorías, reflejando la diversidad de la población. "Creo que también es necesario adoptar medidas de seguridad adecuadas para proteger a las comunidades minoritarias de la violencia. Esto no excluye elaborar políticas que promuevan la igualdad de oportunidades económicas para todos, independientemente de sus creencias religiosas u origen étnico.
Por último, ¿qué se puede mejorar en lo que ya hace la Iglesia por su comunidad?
"Deberíamos aumentar los programas destinados a cubrir las necesidades de la comunidad, como la pobreza, la educación y la atención sanitaria. En resumen, creo que es cada vez más necesario un enfoque holístico por parte de la Iglesia, que incluya apoyo espiritual, asistencia concreta, con ayuda económica para aquellos que son víctimas de la discriminación, protección jurídica y colaboración con otros organismos".