Francisco en Navidad: 'No más lógica de las armas, decir sí al Príncipe de la Paz'
En el mensaje Urbi et Orbi las "masacres de inocentes en el mundo: en el seno materno, en las rutas de personas desesperadas en busca de esperanza, en la vida de tantos niños cuya infancia es devastada por la guerra". Francisco vuelve a pedir la liberación de los rehenes y el fin de los bombardeos sobre Gaza. Un pensamiento para los desplazados de Nagorno Karabaj. "Que se acerque la paz en la península coreana".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "¿Cómo se puede hablar de paz si aumentan la producción, la venta y el comercio de armas?". En una Navidad tan marcada por el drama de las guerras, en su mensaje Urbi et Orbi desde la Logia de las Bendiciones de la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco lanzó una fuerte invitación a elegir "al Príncipe de la Paz" nacido en Belén, oponiéndose a lo que la Escritura llama "el príncipe de este mundo" (Jn 12,31) que, sembrando la muerte, actúa contra el Señor, "el amante de la vida".
"Lo vemos en acción en Belén cuando, tras el nacimiento del Salvador, tiene lugar la matanza de los inocentes -continuó Francisco- Cuántas matanzas de inocentes en el mundo: en el seno materno, en las rutas de los desesperados en busca de esperanza, en la vida de tantos niños cuya infancia es devastada por la guerra. Ellos son los pequeños Jesús de hoy".
Para Francisco, decir "sí" al Príncipe de la Paz significa decir "no" a la guerra, "a toda guerra, a la lógica misma de la guerra, viaje sin destino, derrota sin vencedores, locura sin excusas. Pero para decir "no" a la guerra -añadió- hay que decir "no" a las armas. Porque si el hombre, cuyo corazón es inestable y está herido, encuentra en sus manos instrumentos de muerte, tarde o temprano los utilizará. Hoy, como en tiempos de Herodes, las tramas del mal, que se oponen a la luz divina, se mueven en las sombras de la hipocresía y del disimulo: ¡cuántas masacres armadas tienen lugar en un silencio ensordecedor, sin que tantos lo sepan! La gente, que no quiere armas sino pan, que lucha por salir adelante y pide la paz, ignora cuánto dinero público se gasta en armamento. Sin embargo, ¡deberían saberlo! Que se hable de ello, que se escriba, para que se conozcan los intereses y las ganancias que mueven los hilos de las guerras".
Recordando la profecía de Isaías - "una nación no alzará su espada contra otra nación"-, Francisco pidió que este día se acerque "en Israel y Palestina, donde la guerra sacude la vida de esas poblaciones". Los abrazo a todos -comentó-, especialmente a las comunidades cristianas de Gaza y de toda Tierra Santa. Llevo en el corazón el dolor por las víctimas del atroz atentado del 7 de octubre y renuevo un llamamiento urgente para la liberación de los que siguen retenidos como rehenes. Pido el fin de las operaciones militares, con su terrible secuela de víctimas civiles inocentes, y que se ponga remedio a la desesperada situación humanitaria abriendo la puerta a la llegada de ayuda. Que no se siga fomentando la violencia y el odio, sino que se encuentre una solución a la cuestión palestina, mediante un diálogo sincero y perseverante entre las Partes, respaldado por una firme voluntad política y el apoyo de la comunidad internacional".
Ampliando su mirada al mundo, también dirigió sus pensamientos "al pueblo de la atormentada Siria, así como a los de Yemen que siguen sufriendo. Pienso en el querido pueblo libanés y rezo para que recupere pronto la estabilidad política y social. Con los ojos fijos en el Niño Jesús imploro la paz para Ucrania. Renovemos nuestra cercanía espiritual y humana a su atormentado pueblo, para que a través del apoyo de cada uno de nosotros pueda sentir la concreción del amor de Dios".
Deseó que "se acerque el día de la paz definitiva entre Armenia y Azerbaiyán. La continuación de las iniciativas humanitarias, el regreso de los desplazados a sus hogares en condiciones de legalidad y seguridad, y el respeto mutuo de las tradiciones religiosas y los lugares de culto de cada comunidad lo favorecerán". Pero también hizo un llamado para que "llegue el día en que se fortalezcan los lazos fraternales en la península coreana, abriendo caminos de diálogo y reconciliación que puedan crear las condiciones para una paz duradera".
"Desde la cuna", prosiguió, "el Niño nos pide que seamos la voz de los que no tienen voz: la voz de los inocentes, que mueren por falta de agua y pan; la voz de los que no encuentran trabajo o lo han perdido; la voz de los que se ven obligados a huir de su patria en busca de un futuro mejor, arriesgando sus vidas en viajes agotadores y a merced de traficantes sin escrúpulos".
Por último, recordó el Jubileo que se abrirá dentro de un año: "Que este período de preparación sea una oportunidad para convertir el corazón; para decir 'no' a la guerra y 'sí' a la paz; para responder con alegría a la invitación del Señor que nos llama, como profetizó Isaías, 'a llevar la buena nueva a los desdichados, a vendar las heridas de los quebrantados de corazón, a proclamar la libertad a los esclavos, la liberación de los prisioneros'".
23/12/2015
25/12/2022 14:00