Filipinas, una laica construye capillas para comunidades remotas
En la diócesis de Dipolog, al sur del país, Chrisma Bangaoil ha construido ya, junto a un grupo de voluntarios, 12 pequeñas iglesias en las zonas montañosas más aisladas. «No sólo estamos haciendo edificios; estamos construyendo la fe en estas periferias».
Manila (AsiaNews) - Desde hace un par de años, una laica de una diócesis del sur de Filipinas encabeza la construcción de nuevas capillas a bajo coste y la renovación de las antiguas con la colaboración del clero y los fieles locales.
«Hasta ahora hemos construido 12 nuevas capillas, sin contar las que hemos reformado», explica a AsiaNews Chrisma Bangaoil, catequista y voluntaria en la parroquia del Inmaculado Corazón de María de la diócesis de Dipolog, en la provincia septentrional de Zamboanga. Además de ser madre y misionera laica, trabaja como asistente en la Universidad de Santo Tomás (UST), dirigida por los dominicos, en Manila, Filipinas.
La última capilla en construcción se encuentra en la parroquia de San José Obrero, Sindangan, en la diócesis de Dipolog. Es la capilla de San Juan María Vianney, en Sitio Suminugod. La comunidad quería una capilla desde hacía muchos años. Será la más lejana de la parroquia: se tarda casi tres horas en llegar».
El equipo de Chrisma Bangaoil está formado por un grupo de sacerdotes, jóvenes y voluntarios laicos de la zona. Cuando se le pregunta a qué retos se enfrentan ella y su equipo, menciona la financiación, pero, añade, «suele llegar cuando la necesitamos. O consigo proyectos o trabajos extra que me dan recursos para financiar el proyecto, o un amigo me escribe de sopetón y me dice que quiere ayudarnos. Son muy pocas las ocasiones en las que recurro a un amigo o pariente para pedirle ayuda», añade.
«Otro reto es el transporte de materiales para la construcción de la capilla. La capilla que estamos construyendo ahora está a tres horas en coche por una carretera intransitable, difícil y peligrosa. Está en lo alto de las montañas», explica Chrisma Bangaoil.
Todas las capillas que ella y su equipo han construido en la diócesis de Dipolog están en distintas parroquias. «Es un trabajo duro construir capillas para la gente y para Dios», comenta. «No sólo construimos capillas; construimos la fe de las comunidades que viven en montañas remotas, algunas de las cuales son inaccesibles o carecen de carreteras adecuadas para la comunicación y el transporte». Además de construir, dice, «tenemos que catequizar a la comunidad. Quizá me quede allí un tiempo durante las vacaciones escolares. La gente tiene un conocimiento muy limitado de la fe. Quieren aprender. Sé que llevará tiempo».
Chrisma Bangaoil agradece al obispo local, al clero y a los fieles que apoyan y colaboran en la construcción de las capillas y en la fe de los fieles. Normalmente, la parroquia construye capillas para los católicos que viven en las zonas más remotas y tienen dificultades para desplazarse a la iglesia principal para celebrar misa y recibir los sacramentos debido a la inaccesibilidad de las carreteras y a las limitaciones del transporte. Las capillas sirven así como puestos de misión para la comunidad cristiana necesitada de alimento espiritual y construcción de comunidad con esperanza, caridad y servicio.