Filipinas, católicos y protestantes rezan juntos a la Divina Misericordia

El capellán de una universidad de Manila alienta a los jóvenes cristianos de todas las denominaciones a encontrar momentos en común para recitar la coronilla propuesta al mundo por santa Faustina Kowalska. No obstante las “dudas” de los protestantes- que la consideraban como “demasiado católica”- el recitarla juntos se convirtió en un momento de ecumenismo y de encuentro. La Divina Misericordia “es el misterio central que une a todos los cristianos”.

Manila (AsiaNews/CBCP)- la coronilla de la Divina Misericordia “es universal, así como el misterio de la misericordia divina es central y une a todos los cristianos. Es un amor incondicional que llama a cada creyente a la penitencia y a la conversión”. Está convencido de ello el P. Caesar Santos, capellán de la University of Asia & the Pacific School of Education and Human Development, que convenció a los jóvenes católicos y protestantes de rezar juntos la coronilla propuesta al mundo por santa Faustina Kowalska.

Al principio, algunos jóvenes protestantes tenían dudas, porque consideraban la oración “demasiado católica”. Pero como hace notar John Bernard Ordoñez Caasi, de veinte años, "el pastor evangélico americano, Rick Warren declaró que también reza a la Divina misericordia cada día. Esta devoción puede ayudarnos a crear puntos y superar incomprensiones, de manera que se pueda alcanzar la unidad deseada por Cristo. No debemos cansarnos de pedir al Padre misericordia, para nosotros y para el mundo entero”.

Gracias a una catequesis guiada por el capellán, el grupo se unió y ahora reza con regularidad la coronilla. Según Caasi “necesitamos realmente tener siempre viva esta maravillosa tradición de la Iglesia. Sobre todo para los jóvenes, que de este modo podrán ver la riqueza de esta oración. Por otro lado, la coronilla de la Divina Misericordia nos lleva al momento en el cual Cristo se “derramó” sobre todos nosotros íntegramente, envolviendo al mundo con el amor. A través de la Cruz la humanidad se volvió a unir al amor de Dios, sin distinción de raza o de credo”.