Filipinas, bomba durante la misa: el Adviento comienza con sangre en Marawi
Al menos cuatro muertos y decenas de heridos en un gravísimo ataque contra cristianos en la universidad de Mindanao, la ciudad de mayoría musulmana que ya fue escenario de cinco meses de guerra en 2017, cuando un grupo islamista local tomó el control y proclamó el Estado Islámico. El presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas, mons. David, afirmó "Los mataron mientras profesaban su fe. Pero la Iglesia seguirá trabajando por la paz".
Marawi (AsiaNews/Agencias)- El comienzo del Adviento en Filipinas está marcado por la sangre de un grupo de cristianos que fueron durante la celebración de la Eucaristía. En un gravísimo atentado, 4 personas murieron y más de 40 resultaron heridas en una explosión que se produjo en el gimnasio de la Universidad Estatal de Mindanao, en Marawi, donde se estaba celebrando la misa. Marawi es la capital de Lanao del Sur, una de las provincias que forman parte de Bangsamoro, la región autónoma musulmana instituida oficialmente en 2019 en base a los acuerdos para poner fin a la prolongada guerra con las milicias musulmanas de Mindanao, la Gran isla del sur de Filipinas donde la presencia islámica es más fuerte.
El atentado fue inmediatamente atribuido al grupo islamista local Daulah Islamiyah-Maute, que no acepta la solución de Bangsamoro y hace pocos días sufrió la pérdida de 11 milicianos en un operativo del Ejército filipino. Se considera probable que la explosión en el gimnasio de la Universidad Estatal de Mindanao- una de las mayores universidades del país- haya sido provocada por una granada o una bomba rudimentaria.
Con sus 200.000 habitantes, la gran mayoría de los cuales son musulmanes, Marawi es una ciudad donde siguen siendo muy profundas las heridas de los cinco meses de guerra de 2017, cuando el Grupo terrorista Maute, vinculado al Estado Islámico, asumió el control. Más de mil personas, entre ellas muchos civiles, murieron durante las semanas de combates entre las milicias islamistas y el Ejército filipino, que recién consiguió recuperar el control el 23 de octubre de 2017. Ya en aquella ocasión la comunidad cristiana local sufrió un ataque directo: el vicario general p. Teresito “Chito” Suganob y numerosos feligreses de la Catedral de María Auxiliadora fueron tomados como rehenes y liberados cuatro meses después. Sin embargo, ya han pasado muchos años pero las promesas de reconstruir Marawi siguen en gran medida incumplidas y todavía hay decenas de miles de personas que viven en refugios improvisados que se instalaron durante la emergencia.
El presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP) y obispo de Kalookan, mons. Pablo Virgilio David, señaló en una declaración la concomitancia entre el atentado y el primer domingo de Adviento que hoy celebra la Iglesia. Los autores, afirmó el obispo, "eligieron precisamente esta fecha para hacer estallar una bomba". "Seguramente los asesinos que llevaron a cabo un acto de violencia tan horrendo también tienen seres queridos. ¿Qué haría falta para que vean en las familias de sus víctimas a sus propias familias? - dijo David -. Esta violencia no sólo debe ser denunciada, sino también rechazada como forma de buscar reparación por todo filipino amante de la paz".
Mons. David recordó que el miércoles pasado en muchos países del mundo los católicos han conmemorado el "miércoles rojo", día en que se recuerda a los cristianos perseguidos, y añadió que estos fieles asesinados durante la misa en Marawi “derramaron su sangre como como una libación, como hizo Cristo. Profesaron su fe en la última Misa en la que participaron, sobre todo en la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna". El presidente de los obispos filipinos dijo que estaba plenamente de acuerdo con la declaración de la universidad - que afirma que "la violencia no tiene lugar en una sociedad civilizada" - y ratificó "el compromiso incesante de la Iglesia católica filipina por la paz y la solidaridad con nuestra comunidad cristiana y con todos aquellos que han sido afectados por esta tragedia".
Por su parte el arzobispo emérito de Cotabato, Card. Orlando Quevedo - que siempre ha sido un comprometido defensor de la paz en Mindanao y por ello miembro del Consejo de Líderes de la Región Autónoma de Bangsamoro - también se refirió hoy al ataque de Marawi. “La masacre que se llevó a cabo el primer domingo de Adviento, un tiempo de esperanza, y al comienzo de la Semana de la Paz en Mindanao – comentó el Card. Quevedo - es un crimen terrible y perverso contra fieles inocentes en un día santo cristiano. Es una trágica repetición del demencial ataque contra la Catedral de Jolo durante la misa dominical perpetrado hace años”, dijo Quevedo. Exhortó por último a las fuerzas del orden a identificar a los responsables de la explosión lo antes posible.
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