Faisalabad, jornalero cristiano asesinado por su patrón, por querer cambiar de trabajo
La víctima se llamaba Javed Masih. Deja a su esposa y a un niño discapacitado. El empleador lo secuestró y lo torturó. El salario mínimo establecido por el gobierno es de 108 euros, pero el hombre solo recibía 65 mensuales.
Faisalabad (AsiaNews) – Un hombre fue asesinado por su patrón porque había decidido cambiar de trabajo, debido a la mísera paga y a las continuas vejaciones a las que era sometido por parte de su jefe y de sus hombres de confianza. La víctima se llamaba Javed Masih, era cristiano y tenía 36 años. Deja a su esposa Ghazala, de 35, y a un hijo discapacitado, Junaid, de ocho años de edad. La mujer cuenta a AsiaNews que su marido había comenzado a trabajar como jornalero hace cuatro meses, en los campos del Sr. Abbas Olaf, un musulmán, y que continuamente “sufría las discriminaciones religiosas por parte de él y de sus amigos. Jamás tuvimos el coraje de presentar la denuncia, porque somos pobres y sabíamos que la policía no nos escucharía. Pido al pueblo de Dios que nos ayude. Lo más triste es que nuestro hijo ya no volverá a ver a su padre y que estaremos obligados a vivir sin él y sin su sostén”.
Javed fue secuestrado, torturado y asesinado el 16 de mayo. Él vivía junto a su esposa y su hijo en Nalka Kohala, cerca de Faisalabad. Hace unos cuatro meses, él aceptó un trabajo como jornalero por un sueldo muy magro, de apenas 10.000 rupias al mes [65 euros]. Sabía que era un salario miserable, pero no tenía otra opción, dada la pobreza de la familia. El salario mínimo establecido por el gobierno está lejos de esa suma, y asciende a 16.500 rupias [108 euros].
A principios de mayo, Javed decidió aceptar un trabajo con otro empleador, que le pagaría el doble (20.000 rupias, es decir, 103 euros) y que además le otorgaría la paga de un mes por anticipado. Esa suma iba a brindar algo de tranquilidad económica a su familia, que debe afrontar elevados gastos médicos por su hijo discapacitado.
Al saber de que Javed tenía intenciones de dejar el trabajo, el patrón, Abbas, fue a verlo totalmente enfurecido y le comunicó al empleado que si quería dejar el trabajo, debía pagar una multa por el mismo monto del pago en anticipo, 39 euros. Llegado ese punto, Javed obtuvo la suma solicitada, gracias a un préstamos otorgado por su nuevo empleador, y fue a la casa de Abbas para restituir la suma requerida. Allí, fue secuestrado por su jefe y por Naveed Abbas (el cuñado de su jefe), Naeem (sobrino) y un amigo, Jugnu. Al ver que no volvía a casa, la esposa de Javed comenzó a hacer averiguaciones y presentó la denuncia. El 18 de mayo, una patrulla policial encontró el cuerpo del hombre cristiano arrojado en una zanja.
Hasta el momento ninguno de los asesinos ha sido arrestado. El 19 de mayo fue el funeral. Ese mismo día, Ejaz Augustine, ministro de Derechos Humanos y Asuntos de las Minorías visitó a la familia y prometió llevar a los culpables ante la justicia.
Según Naveed Walter, presidente de Human Rights Focus Pakistan, el homicidio del cristiano “da cuenta de la mentalidad que ve a las minorías como esclavos. La Constitución paquistaní prohíbe cualquier forma de esclavitud y trabajo forzado: el artículo 37 cita las condiciones mínimas de empleo y el 38 garantiza la igualdad de todos los trabajadores, prescindiendo de cuál sea su sexo, casta, credo o raza”.
Yasir Talib, activista y coordinador del Ministerio de Derechos Humanos y asuntos de las minorías de Faisalabad, resalta que “en el campo también trabajan muchos musulmanes, pero las condiciones de los cristianos son cuatro veces peores; Javed fue asesinado porque era un hombre pobre de una minoría religiosa. Los culpables saben que tarde o temprano serán liberados, tal como sucedió con los dos asesinos de Shama y Shahzad (la pareja cristiana quemada viva en un horno), que fueron absueltos por la Corte de Lahore”.
