FMI: la pandemia hundirá al mundo en una nueva Gran Depresión
EL PIB mundial registrará un crecimiento negativo del -3% en el 2020: en Asia, será nulo. Japón se derrumbará y la India sufrirá una fuerte desaceleración. China crecerá un 1,2%, el peor dato desde 1976. Las pequeñas y medianas empresas chinas han perdido el 70% de sus ganancias. Tokio y Washington evalúan un “decoupling” con Beijing. Para el FMI, se precisa una mayor cooperación.
Hong Kong (AsiaNews) – A causa de la crisis pandémica, la economía global tendrá un crecimiento negativo del 3% en el 2020. Se trata del peor colapso desde la Gran Depresión de los años Treinta del siglo pasado, tal como revela el Fondo Monetario Internacional (FMI). En Asia, el Producto Interno Bruto será nulo, con una fuerte desaceleración en China y en la India y la caída del PIB japonés.
En los próximos dos años, el PIB mundial podría perder hasta 9 billones de dólares. Se prevé un salto del 5,8% en el 2021, siempre que el coronavirus sea derrotado en el segundo semestre del año. Sin embargo, para que el repunte de la economía global recupere los niveles previos a la crisis, habrá que esperar hasta el 2022.
El mundo se encuentra en cuarentena. Las restricciones sobre los desplazamientos y las actividades económicas impuestas en la gran mayoría de los países han cortado la cadena de valor global, con efectos fuertemente recesivos.
Si se consideran las economías más avanzadas de Asia, Japón es el que sufrirá el mayor contragolpe (-5,2%), junto con Taiwán (-4%). Corea del Sur tendrá un crecimiento negativo del 1,2%. Entre las economía emergentes, Tailandia marcará el paso con un -6,7%, golpeada por el derrumbe del sector turístico. La India continuará creciendo, a pesar de la fuerte contracción (+1,9%).
El PIB chino se verá frenado en un 1,2%, muy lejos del 6,1% del 2019, y del 6% previsto al comenzar el año. Para los chinos es el peor dato desde 1976, cuando el país archivó la Revolución Cultural y lanzó un vasto programa orientado a abrir su economía. Con respecto al 2019, en el primer trimestre de este año, la economía sufrió una contracción, con un crecimiento del -8%.
Para el 2021, si bien se prevé una recuperación del 9,2%, el panorama de momento sigue siendo sombrío. La reactivación de la economía china seguirá dependiendo de la demanda del exterior, que ha sufrido una fuerte reducción – las exportaciones de Beijing cayeron un 13,3% en el primer trimestre. Los grandes proyectos de infraestructura impulsados por el gobierno no favorecen de forma directa a las pequeñas y medianas empresas, que emplean a la mayor parte de la fuerza laboral nacional. A las PyMES chinas le cuesta obtener préstamos bancarios con condiciones ventajosas, a pesar de que las autoridades han adoptado medidas para facilitar la concesión.
Según un estudio de la Universidad de Qinghua, los ingresos de las empresas chinas de menores dimensiones han caído casi un 70% en el mes de marzo. Los sectores más azotados son educación, hotelería y gastronomía (hoteles, restaurantes, bares, etc.).
Luego está el problema del posible “decoupling”. Algunos países apuntan a disminuir su dependencia de la industria manufacturera china. La separación económica de Beijing es una cuestión que está siendo evaluada por los Estados Unidos y Japón (en el caso de Europa, un poco menos), aunque su realización parece difícil, ya que costaría millardos de dólares.
Una tendencia que difiere de la visión del FMI, que aconseja una mayor cooperación internacional, sobre todo en lo respecta a la distribución de vacunas y tratamientos anti-virales: para el FMI, la contención de la pandemia es la base para relanzar la economía mundial. Todos los Estados, y sobre todo las economías emergentes, deben invertir más en los sistemas de salud nacionales. Estas medidas deben ir acompañadas de acciones para sostener a los trabajadores y empresas. Los Bancos centrales deben continuar inyectando liquidez en el sistema financiero, y la deudas de muchos países en vías de desarrollo deben ser canceladas.
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