FAO, hambre en el mundo: el retroceso de Asia
El último informe de la agencia de la ONU muestra que en 2021 no se produjo la recuperación que se esperaba. En el continente asiático se encuentra la mitad de la población desnutrida del mundo. También registró el mayor aumento en los costos de una nutrición adecuada.
Milán (AsiaNews) - La recuperación económica que se observa en la mayoría de los países en el período pospandemia no se ha traducido en un aumento de la seguridad alimentaria; por el contrario, los efectos del Covid-19 sobre la desnutrición siguieron haciéndose sentir a lo largo de 2021, especialmente en el continente asiático, que estaba haciendo grandes progresos para reducir el hambre. Así lo afirma el informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y nutricional en el mundo publicado ayer por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El documento muestra que para 2030, 670 millones de personas -el 8% de la población mundial- seguirán estando desnutridas. Es el mismo porcentaje que en 2015, cuando se lanzó la Agenda 2030 de la ONU para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre ellos el de “hambre cero”. Si no hubiera sido por la pandemia, habría 78 millones de personas desnutridas menos en 2030.
Entre 702 y 828 millones de personas pasaron hambre el año pasado, 425 millones de ellas -más de la mitad- sólo en Asia, con más de 330 millones de personas desnutridas en el sur del continente. Aunque en términos absolutos Asia parece ser el continente más afectado, es en África donde el hambre está más extendida, con más del 20% de la población desnutrida. En comparación con 2019, el mayor aumento -en términos porcentuales y absolutos- se produjo precisamente en el continente africano, donde el hambre afectó a 278 millones de personas en 2021.
A escala global, la inseguridad alimentaria considerada grave pasó del 9,3% al 11,7% en dos años, un aumento equivalente a 207 millones de personas. En Asia, la inseguridad alimentaria severa aumentó un 10,5%, cifra que corresponde a 37,5 millones de personas más en 2021. En términos absolutos, se trata de un aumento muy superior al de África. Al mismo tiempo, sin embargo, Asia es también el único continente donde el nivel de inseguridad alimentaria moderada entre 2020 y 2021 se mantuvo estable.
Sin embargo, Asia es emblemática por otro problema destinado a empeorar en 2022: el aumento de los costos de los alimentos. La calidad de la dieta influye en el nivel de nutrición y seguridad alimentaria de la población; la desnutrición, las carencias de micronutrientes y la obesidad están directamente relacionadas con la cantidad y calidad de los alimentos ingeridos.
La inflación posterior a la pandemia hizo aumentar los precios de los artículos de primera necesidad en todo el mundo, pero ya entre 2019 y 2020 Asia había registrado el mayor aumento (equivalente al 4 %) en los costos de una dieta equilibrada. En términos absolutos, esto significa que casi 3100 millones de personas en el mundo no pudieron permitirse una nutrición adecuada en 2020, un aumento de 112 millones de personas en comparación con 2019.
En Asia, el aumento del número de personas que no pudieron permitirse una dieta equilibrada fue de 78 millones, seguida de África (con 25 millones de personas más) y, en menor medida, de América Latina y el Caribe, y por último América del Norte y Europa (respectivamente ocho y un millón de personas más).
En este caso, Asia Oriental es la subregión donde los precios se han disparado más, con un aumento del 6% en los costos y un incremento del 18,7% en el número de personas sin acceso a una nutrición adecuada. Aquí el costo de una dieta saludable alcanzó los 4,72 dólares por persona por día en 2020, mientras que en el mundo occidental (Europa y América del Norte) fue de 3,19 dólares. Sin embargo, Asia oriental es también la región menos afectada por la inseguridad alimentaria, hasta el punto de ser la única región del mundo que ha alcanzado los niveles previos a la pandemia.
Debido a la guerra en Ucrania no es posible hacer predicciones precisas sobre el futuro, pero es probable que la situación siga empeorando: "los efectos directos e indirectos del conflicto en 2022 tendrán múltiples implicaciones en los mercados agrícolas mundiales en lo que respecta a los canales del comercio, la producción y los precios”, dice el informe de la FAO. “Todo esto arroja sombras sobre el estado de la seguridad alimentaria y de la nutrición para muchos países, especialmente aquellos que ya están enfrentando situaciones de crisis alimentaria”. En otras palabras, es muy difícil que las desigualdades que se han creado, entre los países y dentro de ellos, también debido al conflicto actual, se reviertan pronto.
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