Expulsiones y Hezbollah, el card. Räi guía la mediación con los diplomáticos del Golfo
El Patriarca maronita recibió en Bkerké a los embajadores del Consejo de cooperación del Golfo. Para el prelado es esencial encontrar “soluciones políticas” a las controversias y poner fin a las guerras. Para los diplomáticos las expulsiones de los ciudadanos libaneses “tienen bases jurídicas fundadas”. Pero la crisis en las relaciones permanece.
Beirut (AsiaNews)- Mantener buenas relaciones entre Líbano y los países del Golfo “es imperativo” en un momento de “crisis sin precedentes” en las relaciones diplomáticas, la cual se coloca en el cuadro de la rivalidad en acto entre Arabia Saudita e Irán, entre mundo sunita y chií. Es la admonición dirigido por el Patriarca maronita, el Card. Beshara Räi y por los embajadores del Consejo de cooperación del Golfo (GCC, Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Qatar), en el encuentro de hoy en Bkerké, sede del Patriarcado de Antioquía de los maronitas.
Al centro del encuentro la crisis sobre el status de los ciudadanos libaneses emigrados al Golfo, en un momento de “gran tensión” entre Beirut y los gobiernos de la región. Un progresivo deterioro en las relaciones que ha llevado a amenazas de expulsión para ciudadanos libaneses y bloqueo de las cuentas corrientes bancarias.
El gobierno saudita cortó cuatro mil millones de dólares de ayuda al ejército libanés y a las fuerzas de seguridad locales, mientras que los miembros del GCC han calificado como “terrorista” al grupo Hezbollah y a sus miembros. Al inicio del mes los Emiratos han condenado a tres ciudadanos por haber “creado” un grupo afiliado al movimiento chií libanés. Descontada la pena (seis meses de cárcel) luego serán expulsados.
Nudo de la controversia es el grupo militar y armado chií Hezbollah, odiado por Riad y por los Estados árabes de la región, cuya influencia en la política libanesa creció en estos decenios. Aliados y apoyados por Irán, ellos han puesto su fuerza militar a servicio del presidente sirio Assad contra al-Nusra (al-Qaeda) y al Estado islámico (EI), infligiendo a ellos pesadas derrotas. En marzo la Liga árabe declaró como “terrorista” al movimiento chií libanés, siguiendo una análoga decisión de las monarquías del Golfo por presuntas interferencias del movimiento en Yemen e Irak.
“Nosotros intentamos vivir en común, cristianos y musulmanes, en esta sagrada tierra, de hace más de 1400 años a despecho de las dificultades”, declaró el Patriarca Räi. Dirigiéndose a los embajadores del Golfo. Es necesario poner fin, agregó, a las guerras y encontrar “soluciones políticas” a las controversias.
Abdel Aal Kinaï, embajador de Kuwait, en nombre de los diplomáticos del Golfo, confirmó el apoyo a los trabajadores migrantes libaneses, re chazando la idea de una “crisis” con el Líbano. Además agregó que “las diferencias” sobre Hezbollah “permanecen” y que al mismo tiempo, “ningún ciudadano libanés fue expulsado sin una razón jurídica más que fundada”.
En respuesta el Patriarca maronita concluyó auspiciando que una “nube pasajera” no termine por arruinar las relaciones “con algunos de vuestros países”.
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