Estambul, wraps sin carne y postres pobres: la crisis trastorna la comida callejera
Junto a las recetas tradicionales, los vendedores ofrecen versiones “simples”, empobrecidas, sin algunos ingredientes básicos. Como el nuevo wrap con "perfume" de carne asada. Pero la lista es larga e incluye albóndigas, quiches, ravioles y el tradicional baklava . La inflación roza el 61,14%, nuevo máximo de los últimos veinte años. Una de las causas es la política asistencialista del gobierno.
Estambul (AsiaNews) - Wrap (una especie de pan plano enrollado) sin carne, baklava (postre tradicional local con azúcar y frutos secos) sin avellanas: la crisis económica que sufre Turquía y el empobrecimiento general de la sociedad también afectan la comida callejera y algunos platos típicos de la tradición local. Desde hace un tiempo, en efecto, junto con las recetas tradicionales, los vendedores también proponen una versión “light" o simplificada de los platos, para reducir costos y permitir que llegue a un público más amplio, aunque la comida sea un poco menos atractiva y sabrosa. Pero sin duda más barata.
El dueño de un restaurante de Bakırköy, un barrio de clase media alta en la parte europea de Estambul, describe el “nuevo” wrap (dürüm) de la siguiente manera: “Sí, no contiene carne, pero comen hasta saciarse. Por lo menos pueden sentir el olor de la carne". En este caso el cocinero frota la rebanada de pan en las brochetas de la parrilla, para "dar sabor" al plato que luego rellena con tomates, verduras y cebolla. Junto con un vaso de ayran, una bebida de yogur, se vende por 10 liras turcas (unos 0,6 euros) y hasta los estudiantes pueden "permitírselo".
En realidad un plato tradicional completo - con carne (100 gramos de kebab) - cuesta un mínimo de 30 liras (1,9 euros) en las apps de reparto de comida a domicilio, pero los precios pueden aumentar según las materias primas utilizadas. Es una tendencia que ha ido creciendo en los últimos meses, por eso ahora en muchos platos, junto con la elaboración original, se puede encontrar la versión económica y al alcance de un mayor número de consumidores. El punto extremo se produjo a principios de febrero, cuando se hizo viral en Internet la foto de una panadería que promocionaba "baklava simple" a 19,99 liras el kilo (unos 1,2 euros), un precio 10 veces inferior al del mercado pero sin la característica mezcla de nueces picadas, avellanas o pistachos.
La lista también incluye tostados "pobres", gözleme simple (solo de pasta), albóndigas rellenas sin carne, mantı simple (un plato similar a los ravioles), borek simple (torta salado), etc.
La tasa de inflación anual ha alcanzado recientemente el 61,14%, registrando un nuevo máximo en los últimos veinte años que agravará aún más una situación ya crítica para muchas familias. Según el Instituto de Estadística de Turquía, los precios al consumidor aumentaron un 5,46% en marzo en términos mensuales. El pico se registra en el transporte (+99,12%), mientras que los alimentos subieron un 70,33%. Se trata del mayor aumento interanual desde marzo de 2002 y está relacionado con la pandemia de Covid-19, a la que se suma la reciente invasión rusa a Ucrania que ha provocado un aumento del costo del gas, el petróleo y el trigo. Desde principios de año no hay ninguna materia prima alimentaria que no haya registrado un aumento, incluso sustancial, de los precios. Y el mismo presidente Recep Tayyip Erdogan ha abandonado la política "negacionista", admitiendo la escalada de precios aunque reafirmando al mismo tiempo que él es la única persona capaz de resolver los problemas.
Un informe publicado por el director de Turkey Report, Can Selçuki, correspondiente a marzo de 2022, muestra que para el 59% de los encuestados, los ingresos no son suficientes para cubrir los gastos. La prensa oficialista intenta frenar las críticas al gobierno citando encuestas según las cuales para el 70% de los interrogados la economía es "el principal problema" y para el 33,8% solo el partido gobernante AKP y el presidente Erdogan son capaces de resolverlo. Sin embargo, entre las causas de la crisis también se encuentran las políticas asistencialistas implementadas desde hace años por el ejecutivo para mantener y alimentar el consenso. Es una política que ha enriquecido aún más a los ricos y ha beneficiado marginalmente a los pobres, mientras la clase media, verdadera columna vertebral del país, se ha ido debilitando progresivamente. Además, en el último año Ankara se ha visto obligada a intensificar la asistencia social en respuesta a la pandemia y de cara a las próximas elecciones previstas para 2023
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