Estalla el flagelo del maltrato infantil en Japón
El 2 de julio, una ONG presentó más de 100.000 firmas para pedir al gobierno que combata el incremento de casos. El problema de la violencia estalló tras la muerte de una niña de cinco años. En el año fiscal 2016, se denunciaron más de 100.000 casos: cien veces más que en 1990. Aumentan las familias mono-parentales, que son las más pobres de todos los países de la OCDE. Los centros de infancia no tienen suficiente personal.
Tokio (AsiaNews/Agencias) – Niños hambrientos, sometidos a la violencia física, a agresiones verbales y a la negligencia. Es la realidad preocupante que desde hace meses viene sacudiendo a la sociedad japonesa, y que el 2 de julio empujó a una ONG a presentar ante una petición con más de 100.000 firmas, ante el Ministerio de Salud y Bienestar Social.
El director de la asociación sin fines de lucro Florence, Hiroki Komazaki, entregó la petición con las firmas pidiendo un mayor contacto entre la policía y los servicios sociales, y que se tomen medidas para prevenir las situaciones de maltrato.
El problema de la violencia ejercida sobre menores en el país del Sol Naciente ocupa los medios nipones desde el mes de marzo, cuando fue hallado el pequeño cuerpo de Yua Funato, de cinco años (v. foto 2). La niña murió de neumonía y malnutrición, luego de escribir en su cuaderno “por favor, perdónenme”. Yua era sometida a una larga serie de maltrato: la madre la obligaba a despertarse todos los día a las 4 de la madrugada para ejercitarse en la escritura, y la castigaba cuando se equivocaba, obligándola a sentarse durante horas fuera de la casa, en la entrada de cemento de su apartamento. Yua pesaba ocho kilos menos que lo esperable para niños de su edad, y su tracto digestivo estaba lleno de vómito.
En base a las estadísticas del ministerio de Salud, el trato recibido por Yua no es un episodio aislado. En el primer semestre de 2017, los casos de abuso denunciados ante las autoridades alcanzaron la cifra de 30.262- Entre abril de 2015 y marzo de 2016 (año fiscal 2016), se registraron 103.260 episodios: es cien veces más que en 1990, cuando se denunciaron 1.101.
El aumento puede explicarse, en parte, a un cambio de enfoque de la sociedad, que ya no ve el abuso como una cuestión que atañe exclusivamente al ámbito privado familiar. Sin embargo, ello no basta para explicar semejante incremento vertiginoso de los casos denunciados. También hay motivos sociales, entre los cuales figuran el aumento de los matrimonios que se contraen tras un embarazo (frecuentemente destinados a una corta duración), un incremento parcial de las madres adolescentes, un aumento general de divorcios yd e familias mono-parentales (en las cuales hay una madre que está sola) y una alta tasa de pobreza entre estos núcleos familiares. Entre 1992 y 2016, el número de familias con madres solteras trepó hasta representar actualmente el 50%. El índice de pobreza infantil en las familias mono-parentales es el más alto de los países del OCDE: el 56%, contra el 32% de los EEUU.
Una problemática adicional surge en torno a la falta de personal en los centros de infancia. En el año 2016, el gobierno anunció que aumentaría la planta de personal, aumentando la cuota de “uno por cada 70.000” habitantes, a “uno cada 40.000”. Faltando pocos meses para que se cumpla el plazo estipulado para lograr este objetivo, éste aún no ha sido alcanzado.
Tal como resaltan los profesionales que brindan asesoramiento, la principal forma de abuso es la psicológica, seguida por la física, por casos de negligencia y de violencia sexual. Los progenitores violentos suelen referirse a los niños o comportarse con ellos de manera denigratoria, echándoles en cara afirmaciones como “No quería que vinieras al mundo” o “Hubiéramos sido una familia feliz de no haber sido por ti”. Este tipo de maltrato es difícil de detectar, y debe enmarcarse en un contexto social que de por sí ya es más complejo, a causa de las presiones y de los fenómenos de bullying que afligen a los jóvenes japoneses.
