Estado de Chin: al menos un bombardeo diario del ejército desde principios de 2023

Entre enero y febrero se lanzaron al menos 53 ataques aéreos y alrededor de 140 bombas en los municipios de Mindat, Hakha, Matupi y Thantlang, según la Chin Human Rights Organization. Los activistas piden sanciones más duras contra los que venden combustible. Las tropas de la junta golpista buscan nuevos reclutas entre las familias pobres y con dificultades.

Rangún (AsiaNews/Agencias) - La junta golpista de Myanmar, desesperada por nuevos reclutas, ha lanzado ataques aéreos contra algunos municipios del estado birmano occidental de Chin al menos una vez al día en los primeros dos meses de 2023. Según la Chin Human Rights Organization, un grupo de activistas locales, hubo 53 ataques aéreos y cayeron cerca de 140 bombas en los municipios de Mindat, Hakha, Matupi y Thantlang entre enero y febrero, con un saldo de ocho personas muertas y seis heridas. Según CHRO, la zona más afectada fue Thantlang, donde se produjeron 41 ataques aéreos y cayeron 115 bombas.

Las milicias étnicas de Myanmar -que se formaron en los tiempos de la independencia del país y se han aliado con otros grupos armados en la guerra civil contra el ejército birmano tras el golpe de estado del 1 de febrero de 202- afirman que los bombardeos de la junta han aumentado para contrarrestar la feroz resistencia de la guerrilla en algunas zonas del país. Sin embargo, los más afectados son sobre todo los civiles, que se ven obligados a abandonar sus hogares, según informaron fuentes locales a Radio Free Asia. Por su parte, los combatientes de la resistencia anunciaron que construirán refugios antiaéreos para la población.

"No hay combates sobre el terreno", dijo Salai Htet Ni, portavoz del Chin National Front. “Principalmente lanzan ataques aéreos para aniquilarnos" porque han demostrado ser efectivos. Según representantes de la etnia karenni, en el estado oriental de Kayah la junta golpista ha realizado al menos 177 ataques aéreos desde febrero de 2021, sin distinguir entre civiles y miembros de las fuerzas de resistencia.

El aumento del número de bombardeos también ha sido confirmado por un informe que publicó el 3 de marzo la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, según el cual los ataques aéreos de la junta se han más que duplicado, pasando de 125 en 2021 a 301 en 2022. A principios de mes varias organizaciones humanitarias pidieron sanciones más estrictas contra las empresas asiáticas y europeas que venden combustible que luego termina en manos del ejército birmano y permite volar a los aviones.

La junta también está intentando reclutar nuevas tropas entre las familias pobres y más afectadas por el conflicto, sobre todo jóvenes poco instruidos y desempleados, más fáciles de convencer por el simple hecho de que ingresar al ejército les asegura comida y un salario fijo. Al mismo tiempo, a diferencia de los primeros meses que siguieron al golpe, también hubo una disminución de las deserciones porque, si los atrapan, el castigo es de tres años de prisión y tortura, con posibles repercusiones en las familias.