Esperanza entre los pueblos: mensaje para la Jornada Misionera 2025
Se publicó la reflexión del Papa Francisco para la celebración, el 19 de octubre, de la Jornada Misionera 2025, en el Año Jubilar. “Incluso en las zonas más desarrolladas y en crisis, el Evangelio puede devolvernos a una humanidad íntegra, sana, redimida”. Gracias a los misioneros ad gentes y a la invitación a vivir siempre la evangelización como un “proceso comunitario”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “Misioneros de esperanza entre los pueblos” es el tema que el Papa Francisco ha elegido para el mensaje de la Jornada Mundial de las Misiones 2025 que la Iglesia celebrará el domingo 19 de octubre. El texto - con fecha 25 de enero, fiesta de la Conversión de San Pablo – fue difundido hoy por la Oficina de Prensa del Vaticano y está centrado en el mismo tema que sirve de hilo conductor al Jubileo 2025.
El Papa invita a seguir “las huellas de Cristo, nuestra esperanza”. "Por medio de sus discípulos, enviados a todos los pueblos y acompañados místicamente por Él - dice - el Señor Jesús continúa su ministerio de esperanza para la humanidad; también hoy sigue inclinándose ante cada persona pobre, afligida, desesperada y oprimida por el mal, para derramar sobre sus heridas «el aceite del consuelo y el vino de la esperanza»”. Por eso, "los cristianos –añade– están llamados a transmitir la Buena Noticia compartiendo las condiciones de vida concretas de las personas que encuentran, siendo así portadores y constructores de esperanza". El Pontífice se dirige a los "misioneros ad gentes, que, siguiendo la llamada divina, han ido a otras naciones para dar a conocer el amor de Dios en Cristo. ¡Gracias de corazón! – les dice -. Sus vidas son una respuesta concreta al mandato de Cristo resucitado, que ha enviado a sus discípulos a evangelizar a todos los pueblos (cf. Mt 28,18-20). De ese modo, ustedes señalan la vocación universal de los bautizados a ser, con la fuerza del Espíritu Santo y el compromiso cotidiano, entre los pueblos, misioneros de esa inmensa esperanza que nos concede Jesús, el Señor".
Pero junto a las periferias geográficas más remotas, Francisco indica también como horizonte de esta misión “las zonas más desarrolladas”, que muestran “síntomas graves de crisis de lo humano: un sentimiento generalizado de desorientación, soledad y abandono de los ancianos; dificultad para estar disponibles a ayudar a quienes nos rodean. En los países tecnológicamente más avanzadis, la proximidad está desapareciendo –observa–; estamos todos interconectados, pero no estamos en relación. La eficiencia y el apego a las cosas y a las ambiciones hacen que estemos centrados en nosotros mismos y seamos incapaces de altruismo. El Evangelio, vivido en la comunidad, puede restituirnos una humanidad íntegra, sana, redimida”.
Por eso hoy tenemos que "renovar la misión de la esperanza". Y el primer paso para lograrlo es “formarnos para ser “artesanos” de esperanza y restauradores de una humanidad con frecuencia distraída e infeliz”. Francisco invita entonces a enraizarnos en el misterio de la Pascua, recibiendo la fuerza del Espíritu Santo en la celebración de los sacramentos. Recuerda que “los misioneros de la esperanza son hombres y mujeres de oración” y cita al cardenal vietnamita François Xavier Nguyen Van Thuan, quien escribió que “la persona que espera es una persona que reza”. Palabras que él mismo –comenta el pontífice- testimonia con su vida, porque "mantuvo viva la esperanza en la larga tribulación de la cárcel gracias a la fuerza que recibía de la oración perseverante y de la Eucaristía". Recuerda también los Salmos que "nos educan para esperar en las adversidades, para discernir los signos de esperanza y tener el constante deseo 'misionero' de que Dios sea alabado por todos los pueblos".
Por último, el Papa reitera que "la evangelización es siempre un proceso comunitario, como el carácter de la esperanza cristiana". "Sigo insistiendo sobre esta sinodalidad misionera de la Iglesia, como también sobre el servicio de las Obras Misionales Pontificias en promover la responsabilidad misionera de los bautizados y sostener a las nuevas Iglesias particulares. Y los exhorto a todos ustedes —niños, jóvenes, adultos, ancianos—, a participar activamente en la común misión evangelizadora con el testimonio de sus vidas y con la oración, con sus sacrificios y su generosidad”.
23/12/2015