Erdogan cierra los Estrechos (pero los barcos rusos ya pasaron)
Turquía decidió aplicar la Convención de Montreux, pero cuando habla de la "integridad territorial" de Ucrania también piensa en la cuestión kurda. El conflicto entre Moscú y Kiev es un gran problema económico interno para Ankara, que se había ofrecido como sede de las negociaciones. Putin prefirió Bielorrusia para no tener deudas pendientes con Erdogan.
Milán (AsiaNews) - Un gesto obligado, a un costo prácticamente nulo y que llega (casi) totalmente a destiempo. Tras una reunión del comité de Crisis nacional, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan anunció que Turquía aplicará la Convención de Montreux, por la que prácticamente puede prohibir el tránsito de barcos civiles o militares por el Estrecho del Bósforo. El gobierno turco decidió adoptar esta medida contra los buques rusos para evitar que se incremente la presión sobre Ucrania.
"Tenemos en cuenta nuestros intereses nacionales", explicó Erdogan, "pero no descuidamos los equilibrios regionales y mundiales". Una formalidad cuyo objetivo fue irritar al Kremlin, al igual que las palabras que vinieron poco después. El presidente dijo que Turquía "apoya la integridad territorial de Ucrania" y "aprecia la lucha del pueblo ucraniano". Sin embargo, las palabras de Erdogan siempre deben ser vistas en el contexto nacional y, por tanto, esencialmente en clave anti kurda.
Al menos de palabra, Ankara parece haber adoptado una posición clara en este conflicto. Y ciertamente, la decisión de aplicar el Tratado de Montreux es algo que Turquía se habría ahorrado con gusto. La Media Luna es uno de los principales aliados y socios comerciales de Rusia. Ankara está presente junto a Moscú -aunque no siempre de forma complementaria- en varios escenarios internacionales: Siria, Libia, el Cáucaso y Asia Central, por citar los principales. Turquía también mantiene excelentes relaciones comerciales con Ucrania, y el presidente Erdogan incluso le ha vendido los mortíferos drones producidos por la empresa de su yerno, Bayraktar. La prolongación de este conflicto es un dolor de cabeza para Erdogan, especialmente en este momento en el que la economía nacional atraviesa una etapa particularmente crítica.
Cabe subrayar dos aspectos. El primero es que Ankara no podía retrasar más esta decisión. Turquía todavía es el segundo ejército de la OTAN (en términos numéricos). En los últimos años, el Pacto del Atlántico ha tenido más de un dolor de estómago por sus relaciones con Rusia, que han culminado con acuerdos militares, concretamente con el suministro del sistema de misiles S-400, muy similar al que Rusia ha desplegado en territorio bielorruso. Si Erdogan hubiera seguido dejando pasar a los barcos rusos -que igualmente han transitado sin problemas y en cantidad en las últimas semanas- habría provocado fácilmente la ira de Bruselas. Un inconveniente que el presidente prefirió evitar (al menos esta vez).
La decisión también supone un mensaje para Moscú. En primer lugar, no fue una sorpresa. Hace dos días, el ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, llamó a su homólogo Sergei Lavrov y todo apunta a que fue una llamada de advertencia. En segundo lugar, hasta el último momento, Ankara intentó ser anfitrión de la mediación entre Rusia y Ucrania. Pero Putin prefirió la Bielorrusia de Lukashenko por dos razones. La primera es que es un territorio más controlable. La segunda es que tiene un costo nulo. El presidente ruso jamás hubiera otorgado semejante ventaja a Turquía. Acoger las negociaciones hubiera incrementado el prestigio internacional de Ankara. Y además, tarde o temprano habría pedido a Moscú algo a cambio, por ejemplo, una presencia militar en el Cáucaso.
Para Putin, es mucho mejor haber optado por Bielorrusia. En cuanto al cierre del Estrecho del Bósforo, pasó lo que tenía que pasar. Y una vez más, Erdogan evitó tomar una posición neta en el asunto.
29/07/2021 10:46
01/08/2022 10:42