Erdogan, el Jano de dos caras que regatea con la OTAN y con Moscú
Ankara retira el veto al ingreso de Suecia y Finlandia en la Alianza Atlántica. A cambio, obtiene la máxima colaboración en la lucha contra los grupos kurdos, desde el PKK hasta el YPG. La prensa nacional celebra la rendición de Occidente a las exigencias del presidente, que sigue negociando con el Kremlin para operar en Siria. Una victoria diplomática para el sultán, de cara a las elecciones presidenciales de 2023.
Milán (AsiaNews) - Más que un país miembro de la OTAN, Turquía se comporta, a través de su presidente Recep Tayyip Erdogan, como un Jano de dos caras, dispuesto a crear situaciones de potencial tensión solo para subir el precio y contrapesar como free rider una política internacional que está incidiendo, y no poco, en la precaria situación económica de la Media Luna. Y para sumar puntos de cara a las elecciones del próximo año.
El último episodio en orden cronológico es la obstrucción que interpuso a la solicitud de ingreso a la OTAN de Finlandia y Suecia que, para decirlo con palabras de Bruselas, se ha resuelto con un acuerdo histórico. Desde el punto de vista de Ankara es una rendición total del Pacto Atlántico, que tendrá graves repercusiones en la credibilidad de la institución y demuestra, una vez más, que Occidente es débil y complaciente con el Sultán.
Tras una reunión de cuatro en Madrid, en vísperas de la cumbre de la OTAN que comienza hoy, Turquía ha decidido levantar oficialmente el veto. Erdogan habló durante más de cuatro horas con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, el presidente finlandés, Sauli Niinisto, y la primera ministra sueca, Margaret Andersson.
En síntesis, a nivel oficial Turquía levanta su veto la candidatura de los dos países y se lleva a casa el compromiso de Helsinki y Estocolmo de luchar contra el terrorismo kurdo, que se concretará en la respuesta a las solicitudes de extradición de presuntos miembros del PKK y YPG que presente Ankara, además de obstaculizar la financiación y el reclutamiento de estas dos organizaciones en sus territorios nacionales. No solo eso. Suecia y Finlandia se comprometen a introducir restricciones a la venta de armas a los grupos armados kurdos. Esos son los acuerdos oficiales.
Luego están las repercusiones indirectas, todas ellas también a favor de Ankara que, antes de este encuentro, llamó con decisión no sólo a la puerta de Bruselas sino también a la de Washington. Funcionarios del gobierno estadounidense volvieron a dejar claro ayer que el acuerdo alcanzado en Madrid no tiene nada que ver con la probable venta de F-16, la anulación de las sanciones a las que fue sometida Turquía tras comprar el sistema de misiles S-400 a Rusia y la ansiada readmisión al programa F-35.
Sin embargo hoy, al margen de la cumbre, se reunirá con el presidente estadounidense Joe Biden y es seguro apostar que aquí también llegará con una larga lista de exigencias.
Esto es lo que Erdogan obtuvo de Occidente. Pero el Jano de dos caras ha considerado conveniente presentar también sus requerimientos a la contraparte rusa. A nadie pasó desapercibido el anuncio de un nuevo operativo transfronterizo contra los kurdos sirios, después de haber iniciado la "mediación" entre Rusia y Occidente sobre el tema de la exportación del trigo ucraniano.
La prensa turca aplaude. Erdogan es el ganador en todos los niveles y marca un punto importante de cara a la campaña electoral del año que viene.
En una perspectiva más amplia, la OTAN ha elegido el mal menor: contentar al autócrata turco a cambio de una ampliación del frente antirruso. Olvidando, quizás demasiado a la ligera, que Erdogan está aliado solo consigo mismo y que en la Alianza Atlántica se comporta más como una espina clavada en el costado que como un socio estratégico. Luego estaría la cuestión de los valores fundacionales de Occidente, una vez más postergados frente a las exigencias del presidente turco.
31/08/2021 13:05
