Equilibrio entre Rusia, China y EE.UU.: la diplomacia de guerra india frente al G20
A diferencia de Occidente, Delhi no puede permitirse la caída de Moscú porque significaría dar carta blanca a Beijing en la región. Así lo cree el analista Rahul Roy-Chaudhury, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, quien explicó a AsiaNews: "Si se habla poco del papel de India en esta guerra, es porque eso es lo que ella quiere": ¿El objetivo del primer ministro Modi? Reunir en la misma mesa a los líderes más importantes del mundo.
Milán (AsiaNews) - Si se habla poco del papel de India en la guerra de Ucrania, en comparación con el espacio que se le da a China, por ejemplo, es porque Delhi "no quiere que se hable de eso: prefiere mantener un perfil bajo y trabajar a nivel diplomático detrás de escena con vistas al G20 de septiembre", afirma Rahul Roy-Chaudhury, analista a cargo del programa de investigación sobre defensa, estrategia y diplomacia de Asia central y meridional en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), con sede en Londres. Y de hecho, hoy, en la reunión de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20 en Bengaluru, el primer ministro Narendra Modi no mencionó la guerra y, según un texto del Ministerio de Economía indio, Delhi planea oponerse al debate sobre sanciones adicionales a Rusia.
Un año después del inicio del conflicto, India no ha cambiado de postura: "Se manifestó en contra de ciertas violaciones de los derechos humanos y ciertamente la guerra no le interesa, pero al mismo tiempo no apoya directamente los esfuerzos occidentales en Ucrania porque no quiere la derrota de Moscú". En su opinión, esto significaría dejar que China se convierta en el principal actor de la región, mientras que Europa y Estados Unidos no sólo están lejos, sino que se consideran "potencias en declive".
Lo que mucha gente no tiene en cuenta", señaló el experto, "es que, a pesar de las relaciones amistosas entre Rusia y China, las armas rusas que compra India apuntan a Beijing. India intenta ser autosuficiente, pero por su propia seguridad, sin una alternativa creíble de Occidente, no puede permitirse la caída de Moscú. En consecuencia, India prefiere un mundo multipolar con una Rusia relativamente fuerte", a la que sigue (y seguirá) vinculada por tres razones principales, sostuvo Roy-Chaudhury.
En primer lugar, existe una relación histórico-afectiva: "Cuando India necesitó apoyo, siempre fue la Unión Soviética la que acudió en su ayuda, ya fuera durante la guerra contra China en 1962, con el suministro de armamento que Occidente se había negado a enviar, o durante la guerra contra Pakistán en 1971, durante la cual la URSS vetó todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU contra India que apoyaba Occidente. Existe un fuerte recuerdo de estos acontecimientos en el establishment de seguridad indio".
Luego está el plan militar propiamente dicho: "Desde los años sesenta, Rusia ha sido el principal proveedor de armas de India, aunque desde los años ochenta -consciente de los riesgos de tal dependencia- ha intentado diversificar el origen de su armamento. Hoy, la dependencia está relacionada con el mantenimiento, las piezas de recambio y las armas tecnológicamente avanzadas que Occidente no está dispuesto a concederle a Delhi, que por su parte las considera necesarias para contrarrestar a Beijing".
Y, por último, está la relación en el plano energético: "El mes pasado, India, al no haber impuesto sanciones contra Moscú, se convirtió en el principal comprador de petróleo ruso", comprando 1,4 millones de barriles diarios sólo en enero, lo que supone alrededor del 27% de todas las importaciones indias. Delhi se defiende de las acusaciones occidentales diciendo que compra petróleo al mejor postor: en el último año, el precio del crudo de los Urales cayó hasta 33 dólares por barril menos que el índice mundial Brent.
Por consiguiente, esta dependencia de Rusia es la razón por la que India se ha movido en el filo de la navaja durante el último año: "Delhi no condenó ni condonó la invasión, un término que los funcionarios indios, por cierto, nunca han utilizado", continuó el experto. India no tiene intención de socavar las sanciones occidentales, pero al mismo tiempo quiere defender sus intereses nacionales", explica Rahul Roy-Chaudhury. En otras palabras, se encuentra en la mejor de las peores posiciones. No apoya a Occidente ni debilita su posición, porque no proporciona ayuda a Rusia, como se sospecha que hacen China e Irán. Y esto le permite mantener abierto el canal diplomático con Rusia sin que nadie hable al respecto". Hace sólo unas semanas, por ejemplo, el consejero de Seguridad Nacional, Ajit Doval, estuvo en Moscú para dialogar con su homólogo y promover la cooperación bilateral.
En consonancia con esta opinión, ayer, por enésima vez, India se abstuvo en la votación de una resolución de la Asamblea General de la ONU que condenaba la invasión y pedía la retirada inmediata e incondicional de Rusia del territorio ucraniano. En consecuencia, los países occidentales sienten "cierta desconfianza", subrayó el analista, "que en realidad procede sobre todo de los ministerios de Defensa occidentales, a los que les parece que India no está de su parte. Pero esta desconfianza se ve a su vez compensada por la necesidad de Occidente de contar con un aliado contra China en la región".
Y de hecho, India sigue formando parte del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral, más conocido como el Quad, el foro de diálogo estratégico entre Estados Unidos, Australia, Japón e India, en el que sólo este último comparte fronteras con el Dragón y, desde luego, no quiere que tenga dominio global. Al mismo tiempo, según Chaudhury, "Occidente no puede permitirse ignorar a India porque en 2035 se convertirá en la tercera economía mundial".
Un acto de equilibrismo diplomático que podría dar sus frutos en septiembre con ocasión del G20, durante el cual India espera poder acoger al Presidente estadounidense Joe Biden, al Presidente ruso Vladimir Putin y a Xi Jinping: "Un logro que tendría resonancia mundial, pero también importantes repercusiones internas. No olvidemos que en India las próximas elecciones están previstas para 2024. Todo podría suceder todavía, pero para el BJP, el partido en el poder, sería un gran éxito reunir en la misma mesa a los líderes más importantes del mundo. Sólo un país como la India podría hacer algo así en estos momentos”.
26/02/2021 14:18
19/03/2021 14:23