En recuerdo de Mons. Edmond Farhat, un puente entre el Vaticano y el mundo islámico
Los años transcurridos en el Vaticano y el amor sufrido por el Líbano. La carrera diplomática y el servicio a la Iglesia. Los últimos años, dedicados a la escritura de libros.
Beirut (AsiaNews) - El patriarca maronita, el cardenal Béchara Raï, el domingo [29 de enero] una vez más rindió homenaje a Edmond Farhat (83), en ocasión de cumplirse cuarenta días de su muerte en Roma (16 de diciembre de 2016). Nacido en el Líbano en la localidad de Aïn Kfah, una perla escondida de la región de Byblos-Jbeil, engastada en un tesoro de olivares, este obispo maronita era poco conocido para los fieles del Líbano, que muy tempranamente fuera elegido por el Vaticano para estar al servicio de la Iglesia en la mismísima Roma.
Así, tras su paso por el servicio árabe de la Radio Vaticana, Mons. Farhat transcurriría casi 20 años (1970-1989), primero como miembro, y luego como subsecretario del Sínodo de Obispos, una estructura creada por el papa Pablo VI siguiendo la estela del Concilio Vaticano II, para asistirlo en el plano pastoral, en el espíritu de colegialidad que el Concilio había impulsado.
Luego, habiendo dados pruebas de su discreción y cordialidad, así como de la familiaridad con el mundo musulmán, Juan Pablo II puso a Edmond Farhat como miembro del plantel del cuerpo diplomático del Vaticano. Por otro lado, fue el gran Papa quien lo consagró obispo (había sido ordenado sacerdote por el patriarca Méouchy en 1959). Mons. Farhat, proclamado arzobispo titular (honorario) de Byblos, fue primero nuncio en Argelia, luego en Libia y en Túnez, y finalmente en países no árabes como Turquía, Turkmenistán, Eslovenia y Macedonia. Concluyó su carrera diplomática en Austria (2009).
Por último, siendo ya dueño de su tiempo, el arzobispo Farhat se dedicó a aquello que le brindaba mayor alegría, la escritura. Sus esfuerzos desembocaron en la realización de diversos libros, entre ellos, una obra de referencia sobre el tema “El Vaticano, sus significados y sus monumentos”, la primera guía del Vaticano escrita en árabe (2015), publicada por la Librería y Editorial Vaticana (LEV).
« ¿Por qué el Vaticano? » El autor lo explica diciendo: «En primer lugar, porque es un patrimonio universal, porque el mundo árabe está abierto a la cultura y en particular a la Iglesia católica, ya desde el Medioevo. La Biblioteca Vaticana contiene más de 2.500 manuscritos árabes: el manuscrito árabe más antiguo del mundo es conservado en el Vaticano y, probablemente, la copia más antigua del Corán está en la Biblioteca Apostólica. Por ende, el interés por el Vaticano existe desde siempre».
El cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias orientales, elogió la publicación del libro, afirmando que el mismo es como «una pasarela por la realidad cultural del Vaticano, y sobre todo por la fe religiosa», resaltando la importancia de esta publicación, que demuestra la posibilidad del «diálogo abierto» entre las «comunidades cristianas» y «los musulmanes».
Entre los muchos artículos y discursos pronunciados por el nuncio, figura aquél que ha marcado uno de los momentos de la ceremonia de instalación de una estatua de San Marón en un nicho de la fachada de la Basílica de San Pedro, bajo el pontificado de Benedicto XVI (2011).
Allí habló en una lengua de la cual tenía el secreto del “arameo errante” que fue San Marón, un monje del siglo IV, padre de la Iglesia maronita luego devenida nación, y de la cual este año se festejan sus 1600 años. A pesar de su prolongada permanencia en el Vaticano, donde se desarrolló toda su carrera eclesiástica, Mons. Edmond Farhat mantuvo viva la llama de su apego por el Líbano.
«Ha amado y servido a la Iglesia y al Líbano con todo su corazón, a imagen de Cristo, que ha venido para servir, y no para ser servido», dijo el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado vaticano, en el momento de la ceremonia fúnebre que precedió al traslado de sus restos al Líbano. Actualmente él reposa en la tierra de Jbaeil, en el cementerio donde está enterrada su familia.
«No hay nada más fuerte que un hombre que une las manos», escribió Kierkegaard. Esta frase podría ser utilizada como epígrafe a la vida de Edmond Farhat. Reuniendo las oraciones más bellas de los Papas del siglo veinte, su libro “Cuando los Papas rezan” (Ediciones Téqui) nos sumerge en esta corriente de gracia que ha conducido a la Iglesia al Gran Jubileo del 2000 y, además, al ingreso en el tumulto del tercer milenio de la historia de la Iglesia católica.
28/12/2022 12:13
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