En memoria de Ren Yanli, amigo y hombre de diálogo
El padre Gianni Criveller recuerda al académico chino fallecido en Beijing. “Hijo de militantes que habían hecho la Larga Marcha con Mao, estaba orgulloso de sus estudios en la Universidad Católica de Milán. Colaboró en la causa de beatificación de Matteo Ricci. Un hombre que simbolizó una época de gran apertura de China hacia las religiones, ahora drásticamente redimensionada”.
Milán (AsiaNews) – Mañana, martes 4 de julio, se celebrará en Beijing el funeral del prof. Ren Yanli (任延黎), de 79 años, eminente estudioso del catolicismo en el Instituto de Investigación de las Religiones del Mundo de la Academia China de Ciencias Sociales y ex director del Departamento de Investigación sobre el Cristianismo de la misma Academia. La Academia de Ciencias Sociales es el laboratorio cultural y científico del gobierno chino y es por eso que tiene una gran importancia y goza de una discreta libertad de investigación.
La noticia de su fallecimiento, el 30 de junio, me impresionó y entristeció mucho. Me unían al Prof. Ren y su esposa Wang Meixiu una relación de amistad y afecto. Hemos trabajado juntos en numerosas oportunidades en Beijing, Hong Kong, Roma, Macerata y Milán. Me invitó varias veces como disertante a la Academia de Ciencias Sociales y otras instituciones académicas de la capital china. En 1997 se comprometió generosamente a organizar una serie de conferencias del teólogo napolitano Bruno Forte (actual arzobispo de Chieti) en instituciones académicas de Beijing.
El profesor Ren fue miembro de la Comisión para la beatificación de Matteo Ricci en la diócesis de Macerata (2010-2013) que yo mismo presidí. Solo había dos eruditos chinos en la comisión, y Ren era el único no cristiano. Recuerdo bien el momento del jurar sobre la Biblia, que naturalmente no se le pidió (pero realizó un gesto en cierta forma equivalente). Aportó diligentemente su contribución y nuestro trabajo dio sus frutos, el pasado 17 de diciembre, con el reconocimiento de las virtudes heroicas del P. Ricci por el Papa Francisco, por el cual Ricci fue considerado venerable.
Conocí a Ren Yanli en 1994, en Beijing, gracias al p. Angelo Lazzarotto, misionero del PIME y verdadero pionero de los contactos entre China y el catolicismo desde finales de los años setenta. El padre Lazzarotto había facilitado la admisión de Ren Yanli en la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Milán, donde se graduó con una tesis sobre la salvación de los no cristianos según el Concilio Vaticano II. Ren estaba muy orgulloso de sus estudios en la Universidad Católica y mantenía excelentes relaciones con sus profesores.
Ren hablaba muy bien italiano, lo que favorecía su conocimiento del catolicismo y le ayudó a convertirse en uno de los mejores expertos chinos en la materia. El conocimiento del italiano y del catolicismo le permitió a Ren tener contactos frecuentes y profundos con todos aquellos que en el Vaticano se ocupaban del diálogo con China, incluso importantes cardenales. Un sacerdote chino familiarizado con estas cosas me confirmó que Ren se había ganado el aprecio, el respeto y la credibilidad por su sinceridad, cordialidad y tenacidad tanto en China como en Roma.
Ren trabajó duro, sin escatimar esfuerzos, para conciliar posiciones tan diferentes como las de China y el Vaticano. Era un mediador, un hombre que unía y no dividía. Y el terreno en el que se movía no estaba exento de escollos y dificultades. Por un lado, la política religiosa del régimen comunista, tan hostil y recelosa con el catolicismo, y por otro, el deseo de la Santa Sede de diálogo y libertad para los católicos.
Ren Yanli sentía un gran respeto por la fe católica y por el carácter imprescindible del primado romano. Muchas veces me habló de sus esfuerzos para transmitir a los funcionarios chinos la idea de que "los católicos no son protestantes, y por lo tanto no se les puede quitar el Papa". Como informa Fides, Ren insistía en que la fe de los católicos chinos ha sido un factor determinante para que la política china comprendiera la especificidad de la Iglesia católica y para reorientar la línea intransigente que se adoptó durante décadas. Por otro lado, Ren Yanli nunca ha alentado a los católicos a flexibilizar sus posiciones de principio, especialmente con respecto al rol del Romano Pontífice.
Desde la década de 1990 hasta hace unos diez años florecieron en China centros de estudio sobre el cristianismo dirigidos por los llamados "cristianos culturales", es decir eruditos que simpatizaban con la fe cristiana y que se adherían a ella espiritual e idealmente. Ren Yanli no era un “cristiano cultural”, sino más bien un erudito que actuaba desde una institución del gobierno. Sin embargo, formó parte de una época de gran apertura de China a las religiones y al cristianismo en particular. Y es una pena constatar que hoy esa apertura se ha reducido drásticamente.
Personalmente le debo mucho a Ren Yanli, a quien he considerado un amigo leal y sincero que siempre me ofrecía consejos, orientados a mi bien, en los momentos difíciles. Me recibió en su casa y me contó sobre su vida. Su nombre Yan-li significa 'el amanecer de Yan', porque él nació en Yan-an (en el norte de la provincia de Shaanxi) en 1944. Como es sabido, Yanan -un lugar que ahora se considera épico en el relato comunista- es la pequeña ciudad donde terminó la Larga Marcha de Mao Zedong y donde el ejército comunista se reorganizó para preparar la lucha que lo llevaría al poder en 1949. Ren Yanli era hijo de militantes comunistas muy cercanos a Mao, que habían hecho junto con él la legendaria Larga Marcha. No era poca cosa, en la China comunista, tener semejante origen.
Cuando era joven, le encargaron que estudiara italiano, lo que hizo con gran éxito. Sin embargo, la Revolución Cultural trastornó sus planes y los de sus superiores, como sucedió con muchas otras personas que crecieron dentro del Partido Comunista. Después de la Revolución Cultural le permitieron seguir estudiando italiano, y así llegó a Milán a principios de los años '80.
Le gustaba mucho ir a Italia y visitar sus heladerías y pizzerías favoritas en Roma o Milán. Pero en los últimos años sus condiciones de salud no le permitían viajar. Lamentablemente hace pocos días el Prof. Ren Yanli contrajo el Covid y falleció. Mi pensamiento se dirige con amistad a su esposa Wang Meixiu, quien compartió el estudio del catolicismo con su esposo y también hizo contribuciones notables al conocimiento comprensivo del catolicismo en la Academia de Ciencias Sociales.
La semana pasada falleció el p. Jean Charbonnier, miembro de las Missions Etrangères de Paris que dedicó su vida a China y a tejer frágiles hilos de diálogo y presencia Tengo la impresión de estar contemplando el final de una época que fue realmente prometedora.
Creo que el padre Lazzarotto, que ya no puede escribir, comparte mis sentimientos. Con Ren Yanli no sólo nosotros perdemos a un amigo, al que estimábamos y que desempeñó un papel muy significativo en los largos años de nuestros contactos con China. Es la causa misma del diálogo entre China y el Vaticano la que pierde un valioso amigo. Hoy más que nunca hacen falta hombres que unan y no que dividan; hacen falta constructores de puentes y no saboteadores. Hacen falta creyentes en la humanidad común que une a hombres y mujeres "bajo el mismo cielo". Hace muchos años Ren Yanli me dijo que no era creyente. No sé si algo dentro de él había cambiado. Pero espero de todo corazón que al Dios de la vida no le disguste la vida de un hombre bueno, que se puso al servicio del diálogo y del bien.
* Misionero del PIME y sinólogo
12/03/2023 13:00