En el Cáucaso se define una nueva geografía de la guerra

de Vladimir Rozanskij

En las negociaciones entre Ereván y Bakú entran en escena la Unión Europea y Turquía. Se reduce la confianza en la mediación de Rusia, debilitada por el conflicto ucraniano. El problema de Karabaj y los "corredores" azerbaiyanos hacia Turquía e Irán.

Moscú (AsiaNews)- Una de las consecuencias más importantes de la cumbre de Praga de la Comunidad política de Europa que se llevó a cabo el 6 de octubre fue la reanudación de las negociaciones entre Armenia y Azerbaiyán, con la intervención de Turquía, para encontrar una solución al conflicto. Los resultados todavía están por verse, pero varios observadores han notado el salto cualitativo en la relación entre Europa y la región del Cáucaso.

También se celebró en la capital checa una reunión entre los líderes de Azerbaiyán, Armenia, Francia y el Consejo de la UE. Las partes alcanzaron el reconocimiento recíproco de la integridad territorial en base a las fronteras de 1991, largamente reclamado por los armenios, y el acuerdo sobre el establecimiento en la zona fronteriza del lado armenio de una misión civil de observadores de la Unión Europea.

Shayn Gadzjev, editor de la agencia azerbaiyana Turan, considera que se ha dado un gran paso adelante, pero que todavía no se han superado las principales causas del conflicto: "Todos los actores intentan resolver algunos problemas en beneficio propio, tanto los dos países en conflicto como Turquía y el Occidente colectivo”. El periodista subraya que "una incógnita especial es el posterior viaje de Pašinyan a Francia, al que siguieron otras visitas de representantes armenios y del propio primer ministro de Ereván a Estados Unidos".

La impresión general es que Armenia está tratando de reducir el papel de Rusia en el control de los territorios. Moscú también habría defraudado las expectativas por la guerra de Ucrania, que está agotando su capacidad de intervención. La nueva orientación prooccidental de Ereván pretende superar la fase de acuerdos “en los papeles”, como el de agosto, al que siguieron dos semanas de violentos enfrentamientos.

Incluso la referencia al statu quo de 1991 no tiene un valor definitivo, porque no agota la pretensión de Karabaj de ser considerada una región armenia con el nombre de Artsakh, un problema que existe desde que terminó la era soviética. El compromiso por ahora deja entre paréntesis esta definición, que Pašinyan quisiera cerrar de una vez por todas, pero él no puede ir en contra de los deseos de su pueblo -no solo de la oposición política- y sobre todo de los habitantes de las zonas afectadas por el conflicto. .

Por su parte el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, parece estar bastante bien dispuesto, pero en todas sus declaraciones el tono se endurecen cuando se toca el tema de los canales de comunicación, los "corredores" hacia Irán y Turquía, que son el verdadero objetivo de la guerra de Bakú, más que la identidad de Nagorno Karabaj en sí. La verdadera cuestión se refiere al régimen del corredor de Lačinsk, en paralelo con la carretera de Azerbaiyán a Nakhičevan, si se le permite a Bakú que establezca sus propios puestos de control aduanero.

Todo se centra en el régimen de control de las carreteras y en los últimos encuentros se ha hablado abiertamente de “libertad de transporte, cargas comerciales y personas”. Sin embargo, los armenios se refieren a un tramo más reducido que el que pretenden los azerbaiyanos. Los armenios quieren control y libre acceso para sus ciudadanos, lo que obliga a Bakú a pasar por controles de ese país, cosa que nunca aceptará. En las negociaciones se ha planteado que estos controles podrían ser gestionados por los rusos, o quizás por los europeos.

Los equilibrio oscilan hacia ambas partes: Azerbaiyán parece confiar más en Moscú, mientras que los armenios miran hacia Occidente. Los caminos de Eurasia son una vía para el futuro de todos los equilibrios internacionales, y lo que está en juego en el Cáucaso es algo mucho más importante que los intereses particulares de dos países aparentemente periféricos en el escenario internacional.