En Thiên An, ocupan terrenos de un monasterio y los venden a “capitalistas rojos”
Desde el mes de septiembre, la administración local ha vendido muchos lotes situados en zonas de bosque. Las autoridades contratan matones a sueldo, que atacan a los católicos para convencerlos de abandonar el área. “Para el régimen, las tierras pertenecen al pueblo, pero los verdaderos dueños son el Partido y los “capitalistas rojos”.
Hanói (AsiaNews) – Desde el 1º de noviembre, los sacerdotes y religiosos del monasterio benedictino de Thiên An Huế se abocan a realizar marchas pacíficas y momentos de oración, pidiendo justicia y paz para Vietnam. El objetivo de sus protestas es convocar a las autoridades de Huế, ciudad cabecera de la provincia ubicada en el centro-norte del país, Thừa Thiên-Huế: con el propósito de vender lotes de tierra a “capitalistas rojos” y a cuadros del Partido retirados, desde el pasado mes de septiembre, ciertos funcionarios del gobierno local han ocupado el área adyacente al edificio, situado en Thủy Bằng, una comuna de la localidad de Hương Thủy.
Si bien el monasterio cuenta con el reconocimiento legal de Vietnam, ha quedado en el centro de una dolorosa disputa con el régimen comunista. Hace tiempo que éste apunta a apoderarse de más de 110 hectáreas de bosques protegidos, que rodean el monasterio, a la vez que buscan erradicar la práctica religiosa. En las instalaciones del lugar se alojan sacerdotes, hermanas, religiosas y seminaristas que, a pesar de las amenazas y presiones que sufren, desarrollan actividades pastorales (al servicio de católicos y fieles de otras religiones), en tres iglesias de la ciudad. La arquidiócesis de Huế, que abarca dos provincias, cuenta con unos 70.000 fieles y 78 parroquias. Fray Vicente cuenta que “en los últimos años, la comunidad religiosa ha enviado documentos, cartas y ha participado en varias reuniones con las autoridades”. “Pese a ello –prosigue- no hemos logrado resolver nada. Además, en los últimos años, el monasterio devino escenario de agresiones y desórdenes” que han perturbado su normal funcionamiento.
Fundado el 10 de junio de 1940 por algunos misioneros franceses, el monasterio ha sido blanco de ataques en reiteradas ocasiones, promovidos por matones a sueldo contratados por las autoridades locales, para atemorizar a los católicos y convencerlos de abandonar el área. A esto se suman los allanamientos policiales: en más de una ocasión, la policía ha irrumpido en el lugar, amenazando con ocuparlo. La cruz y la imagen de Jesucristo que custodian el monasterio fueron profanadas el 28 de junio de 2017 (foto). Ya habían sido destruidas en 2015 y en 2016, pero enseguida fueron reconstruidas por los monjes y fieles. Desde marzo de 2018, ya les han incendiado más de cinco hectáreas de bosque.
Joseph Hùng, un fiel de la arquidiócesis, dialoga con AsiaNews y afirma: “Según la República socialista de Vietnam, la tierra pertenece al pueblo. Pero en realidad, los verdaderos dueños de las tierras son el Partido y sus ‘capitalistas rojos’. Al pueblo, a las clases dedicadas a cría de ganado, a los agricultores y trabajadores, no se les reconoce el derecho a la tierra”. “En todas partes del país –prosigue Joseph- los gobiernos locales usan la violencia para ocupar terrenos y venderlos a las compañías y a los grupos de interés de su estrecho círculo. Para defender sus intereses y el desarrollo económico, incluso están dispuestos a provocar una contaminación devastadora”.
Desde el mes de septiembre, la administración ha vendido muchos lotes situados en el bosque que rodean el monasterio de Thiên An Huế, generando un volumen de negocios considerable. Las autoridades se han servido de intermediarios para la compraventa, los llamados “cò đất”. En busca de ganancias inmediatas, los compradores suelen revender los terrenos a otros compradores que, a su vez, ceden la propiedad a otras personas. Son muchos los feligreses que manifiestan su desconsuelo al ver que “los monjes no pueden denunciar a los funcionarios ante el gobierno central”. “Ya han emitido los permisos para la construcción de viviendas. Para ocultar la corrupción y la ilegalidad de las operaciones de venta, a los nuevos propietarios les han permitido construir altares para el culto de los antepasados y edificios para la práctica del budismo”.
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