En Pakistán, el premier exalta la armonía inter-religiosa. Menciona a los ahmadíes y a otras minorías
Nawaz Sharif afirmó que el país será reconocido como “amigo de las minorías”. La comunidad musulmana de confesión ahmadí es considerada herética por el islam sunita y chiita. En diciembre fue atacado un antiguo lugar de culto ahmadí. El gobierno de Sindh ha rechazado la ley contra las conversiones forzadas. Protestas en el día en que se recuerda el asesinato de Salman Taseer.
Lahore (AsiaNews) – Mientras que en Pakistán el 2016 terminó con una nota desalentadora para las minorías religiosas, el nuevo año parece traerles buenas noticias, en particular luego del discurso pronunciado recientemente por el primer ministro Nawaz Sharif. En efecto, el 11 de enero, durante una ceremonia en el Katas Raj Temple en el distrito de Chakwal (provincia de Punjab), él afirmó: “Pakistán será más fuerte y obtendrá una buena reputación, y Alá estará satisfecho. No está lejos el día en que Pakistán sea reconocido en el plano internacional como un país amigo de las minorías… debemos dar a las minorías sus derechos, no sólo reconocerlas, sino también tratarlas con compasión. Esto forma parte de nuestra fe”. “Estoy asombrado de cómo algunas personas nuestras interpretan la fe y las enseñanzas cargados de odio –continuó- que algunos ulemas dirigen contra las otras religiones. Somos todos iguales –musulmanes, hindúes, sijs, cristianos- incluso aquellos que pertenecen a otras religiones. Somos una sola cosa”.
La condena del premier a la persecución religiosa sin duda atrajo la atención de los 190 millones de ciudadanos pakistaníes, pero lo que adquiere mayor relevancia aún es su visita personal a Katas Raj. Se trata del templo hindú más sagrado del subcontinente asiático, y está situado a pocos kilómetros de Dar ul Zikr, un lugar de culto Ahmadí que fuera atacado por varios miles de musulmanes sunitas hace exactamente un mes.
El ataque efectuado en el día del nacimiento del profeta Mahoma costó la vida a un fiel de 65 años (que falleció de un infarto), el mobiliario del lugar fue quemado, las paredes del complejo –de varios siglos de antigüedad- fueron dañadas por proyectiles y por el lanzamiento de piedras. El mismo día, cerca de 600 ahmadíes huyeron del pueblo de Dulmial. Las familias que luego regresaron al lugar ahora denuncian que son víctimas de un boicoteo social.
He quedado perplejo al leer la reacción del subcomisario del distrito, que la semana pasada declaró ante The Express Tribune que el gobierno no puede hacer nada para detener el boicoteo social. Los agentes de policía por sí solos no pueden restablecer la paz después de un conflicto. La Constitución de la República islámica establece claramente que deben ser acordadas medidas adecuadas en relación a las minorías, de modo que éstas sean libres de profesar y practicar su religión y de desarrollar su propia cultura.
Lamentablemente, estas “medidas adecuadas” jamás fueron aplicadas a los ahmadíes desde que la Asamblea Nacional los declarara “no musulmanes” en el año 1974. Todos los aparatos de Estado, incluyendo el sistema judicial y los medios, han abandonado a dicha comunidad. Los programas televisivos que han intentado llevar a la superficie la cuestión de los sufrimientos que padecen los ahmadíes fueron levantados del aire.
Pero lo que causa más dolor es cuando un legislador que trata de ayudar a las minorías termina retractándose luego. Esto ocurrió recientemente cuando el gobierno de la provincia de Sindh (en el sudeste de Pakistán) rechazó la ley que pena las conversiones forzadas con la cárcel, e incluso con cadena perpetua. El hecho de que el gobierno se rinda ante la presión ejercida por grupos islámicos aumenta la desilusión entre los líderes de las minorías.
Otro ejemplo de esto fue visto la semana pasada en las calles de Lahore, cuando el tráfico, protestas y fuegos artificiales marcaron la ceremonia con motivo del sexto aniversario de la muerte de Salman Taseer, ex gobernador del Punjab del Pakistan People’s Party (Ppp).. Taseer fue asesinado por haber defendido a Asia Bibi, una mujer católica condenada a muerte por blasfemia.
Jehan Ara Wattoo, jefe de prensa del PPP, dijo: "El bloqueo de Lahore a causa de los grupos extremistas es una seria preocupación para los liberales. Nos hemos reunido para condenar la violación de los derechos de las minorías. Queremos un Pakistán progresivo y pacífico".
Ningún discurso, por sí solo, puede garantizar un país "progresivo y pacífico". El Estado debe tener "medidas adecuadas" para garantizar la seguridad de sus ciudadanos. A pesar de las buenas intenciones, el gobierno no puede revocar las leyes aprobadas en el nombre del Islam. Por otro lado, puede hacer leyes para proteger a los ahmadíes o niños hindúes. Puede poner en práctica el Plan Nacional de Acción, recientemente preparada, y castigar a los manifestantes violentos que abiertamente pronuncian discursos de odio en Lahore. Se puede incluir a los líderes de línea dura islamista en comités interreligiosos, lo que contribuiría a la atención del público.
Los críticos de Sharif dicen que la mayoría de los ataques contra los cristianos se llevaron a cabo bajo su régimen. Otros están de acuerdo en que se ha iniciado un cambio de corazón, desde que regresó al poder para un tercer mandato como primer ministro.
Los líderes de la Iglesia están muy contentos de ver los deseos del gobierno para la temporada de Navidad en las principales calles de Lahore. Muchos sacerdotes me han dicho que el número de pancartas en favor de los cristianos fue mucho mayor en 2016. Por primera vez después de 10 años llevamos a cabo el tradicional desfile de Navidad en la capital de Punjab.
La visita del Sharif al distrito dividido por conflictos no significa nada si no conduce a un cambio en la situación de los ahmadis locales. Él es también el primer ministro de los ahmadis de Pakistán.
17/12/2016 13:14
09/02/2022 12:50