En Marsella, las voces del Mediterráneo dialogan con el Papa Francisco
De Argelia al Líbano, de Jerusalén a Marruecos, obispos y jóvenes de distintas confesiones se encuentran en una encrucijada de migraciones para imaginar nuevos caminos de convivencia. La experiencia de los recorridos se inició en el barrio de Solidarité, donde el 90% de la población es de origen magrebí o subsahariano. También se presentará al Pontífice un Manifiesto para una Teología del Mediterráneo elaborado por representantes de 17 instituciones de las cinco orillas del mar.
Marsella (AsiaNews) - "¿La visita del Papa aquí en Marsella? Estamos contentos por ello: nuestra ciudad tiene mucha necesidad de ser valorada por su potencial y alentada en los complejos desafíos a los que se enfrenta". Zaïdat Youmix habla sentado a una mesita en el pequeño pero acogedor "Espacio de lectura" de la planta baja de uno de los bloques de viviendas sociales del barrio de Solidarité, un suburbio extremo justo al pie de las colinas, donde la presencia del Estado se percibe menos que la de los narcotraficantes, los verdaderos amos de la zona.
Aquí, donde la desocupación duplica la media regional y el riesgo de caer en las redes del narcotráfico y la violencia es demasiado real, Zaïdat trabaja con la asociación Acelem para acercar a niños y adolescentes a la lectura y ofrecer, a través de los libros y la socialización, nuevas perspectivas y oportunidades a pequeños que a menudo, en primaria, nunca han pisado el centro de la ciudad. Por eso, incluso él, que es musulmán -como el 90% de la población del barrio, principalmente de origen magrebí y subsahariano-, tiene muy claro el fuerte significado de las dos jornadas marsellesas del Papa Francisco, que llegará esta tarde e, inmediatamente después de la oración con el clero local en la emblemática basílica de Notre Dame de La Garde, que domina desde lo alto el centro histórico en torno al puerto viejo, se detendrá con los líderes religiosos para un momento de recogimiento ante el memorial dedicado a los marineros y migrantes perdidos en el mar.
Precisamente el tema de las migraciones centrará el viaje del Pontífice a Marsella, que -como subraya el padre Patrice Chocholski, director del Instituto Católico del Mediterráneo- "está volcada hacia el mar y simboliza muy bien la vocación al encuentro y al diálogo de los pueblos que viven en sus orillas". Precisamente "la necesidad de una gestión no humana y sabia de los flujos migratorios, que no utilice las migraciones como un peón en el tablero de la geopolítica internacional" se subraya en el "Manifiesto por una teología del Mediterráneo" redactado en diez lenguas, entre ellas el árabe y el hebreo, por representantes de 17 instituciones que se asoman a las cinco orillas del mar -del Líbano a España, de Italia a Francia, del norte de África a los Balcanes- y que será presentado mañana al Papa Francisco. Es uno de los frutos de los Rencontres Méditerranéennes, la intensa semana organizada por la archidiócesis de Marsella y que ha reunido a unos sesenta obispos y otros tantos jóvenes, en una continuación ideal del viaje que comenzó en Bari en 2020 y continuó el año pasado en Florencia, para reflexionar sobre los temas más urgentes que desafían a la zona, entre ellos la emergencia medioambiental, la convivencia entre las distintas creencias, y luego la economía, la educación, el trabajo, la paz.
"Para nosotros, es una oportunidad muy importante para unir fuerzas e imaginar nuevos caminos basados en la convivencia", afirma Dvir, un estudiante judío de Jerusalén, que por experiencia está convencido de la "necesidad de promover la igualdad de derechos entre los ciudadanos de cualquier credo". "En nuestra tierra, no tenemos alternativa". Bochra, musulmana argelina que en su país trabaja con cristianos en proyectos de educación y promoción social, también ha venido a Marsella para traer "la verdadera cara del Islam, que literalmente significa paz". Para Elisa, estudiante de Derecho de Trento, "la riqueza de este encuentro está representada sobre todo por los muchos rostros, las muchas historias y experiencias que estoy conociendo, abiertamente y sin prejuicios". Un oasis de serenidad para Rita, cristiana libanesa que cada día se enfrenta a las dificultades de ser joven "en un país que vive una crisis dramática, rehén de la corrupción de la política". Pero como cristiana activa en la comisión pastoral diocesana y en los scouts, hago todo lo que puedo para aportar una nueva visión del compromiso civil y de la convivencia por el bien común".
Estas son las voces que el Papa Francisco escuchará mañana por la mañana, tras un encuentro privado con algunas personas en apuros económicos, al hablar en el Palacio del Faro en la sesión de clausura de los Réncontres, durante la cual también recibirá un documento de diez páginas elaborado por jóvenes y obispos. El cardenal Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat, explica: "Para nosotros, Marsella es una etapa de un camino que debe continuar, preguntándonos siempre cómo podemos contribuir los creyentes a romper las fronteras y a construir una sociedad bajo el signo de la paz". También porque -como subraya el obispo de Constantina en Argelia, monseñor Nicolas Lhernould- "estamos llamados, a partir de nuestra fe, a comprometernos en términos de activismo social, como ciudadanos en nuestros contextos y a nivel global".
Para el Papa entonces, después del encuentro oficial con el Presidente de la República Macron, por la tarde será el momento de abrazar la ciudad, con la misa en el estadio Velódromo ante al menos 60.000 personas, cristianos y no cristianos. En el signo del diálogo y la pluralidad: las verdaderas consignas de esta peregrinación.