Elecciones totalitarias en Tayikistán

de Vladimir Rozansky

Como era de esperar, el partido de Emomali Rakhmon, que dirige el país desde 1994, obtuvo la mayoría absoluta y sólo entraron en el Parlamento los partidos controlados por el presidente. A pesar del evidente carácter represivo del régimen, no existe ninguna sanción internacional contra Tayikistán, lo que refuerza la sensación de que la casta dirigente de Dusambé es intocable.

Dusambé (AsiaNews) - El 2 de marzo se celebraron elecciones parlamentarias en Tayikistán. Según el Comité electoral, participó el 85% de los electores, de los cuales el 51,9% votó al Partido Democrático Popular. También resultaron elegidos diputados del Partido Agrario (21%), el Partido Democrático (5,1%), las Reformas Económicas (12,7%) y el Partido Socialista, con un 5,3%, todos ellos pro-presidenciales, mientras que el Partido Comunista de Tayikistán no superó el quórum del 5%.

Obviamente, los resultados confirmaron el pleno apoyo al régimen del Presidente Emomali Rakhmon, en el poder desde 1994, cuando fue elegido como figura de compromiso entre los neocomunistas y las fuerzas de inspiración islámica, nacionalista y liberal-democrática durante los años de la guerra civil tayika que estalló entre 1992 y 1997. Tras los enfrentamientos, se autoproclamó líder del Partido Democrático Popular de Tayikistán, que desde entonces controla el Parlamento y todas las instituciones políticas del país, como también confirmaron las últimas elecciones, con la presencia de unos pocos «partidos marginales» y sin oposición real. Desde 2015, Rakhmon ostenta el título de Pevšoj Millat, que en toda su extensión indica «Fundador de la Paz y la Unidad Nacional, Líder de la Nación». Ha sido elegido cinco veces, en 1994, 1999, 2006, 2013 y 2020, a la espera de su próxima consagración en 2027, a menos que decida pasar el cetro a su hijo Rustam Emomali, actual alcalde de Dusambé y viceprimer ministro del Gobierno.

Bajo la dirección del Líder, Tayikistán se ha convertido en uno de los regímenes más autoritarios de todo el mundo ex soviético, con el típico culto a la personalidad apoyado en la represión continua de toda forma de disidencia, la minimización de los derechos y libertades, la corrupción desenfrenada y el nepotismo descarado. El año pasado, justo en vísperas de las elecciones, también se organizó un juicio de manifestación contra varias figuras políticas de alto rango del país, celebrado en un tribunal a puerta cerrada y concluido con una serie de condenas muy largas, dictadas a principios de 2025. Los condenados intentaron supuestamente organizar un golpe de Estado el verano pasado, un acontecimiento del que nadie en Tayikistán tenía la menor idea.

Algunos de los «conspiradores» son personas de edad avanzada, que hacía tiempo que habían abandonado la actividad política, y el único delito del que se tiene noticia se refiere a las conversaciones privadas de algunos de ellos, en las que supuestamente comentaban las actividades de Rakhmon en tono irónico e irrespetuoso. El más destacado de ellos es Šokirdžon Khakimov, vicepresidente del Partido Socialdemócrata de Tayikistán, el único que realmente intentó criticar abiertamente las acciones del gobierno en sus comentarios en Radio Ozodi, que eran, por otra parte, bastante moderados, tratándose de un profesor de Derecho. Podría haber abandonado el país hace tiempo, pero decidió quedarse, con la esperanza de aportar algo de luz a la vida social tayika, mientras que ahora tendrá que cumplir una condena de 18 años de cárcel.

A pesar de la evidente naturaleza represiva y totalitaria del régimen de Rakhmon, y de su apoyo explícito a las acciones de la Rusia de Putin, ni el presidente ni ninguno de sus ministros y subordinados han recibido ningún tipo de sanción a nivel internacional, y la sensación es que la casta gobernante de Dusambé se considera completamente intocable incluso a nivel internacional. No hace falta decir que no existe una verdadera libertad de prensa en Tayikistán: las restricciones impuestas a los periodistas se remontan al comienzo del reinado del presidente, y en los últimos 30 años varios de ellos han muerto o desaparecido en circunstancias misteriosas. En 2010, cuando se produjo la sensacional fuga de algunos presos de la cárcel de máxima seguridad de la capital, hubo críticas explícitas al gobierno por parte de la prensa, tras lo cual se silenció todo, y en la era de la comunicación digital, se bloquean sistemáticamente los sitios web y las redes sociales. Según varios observadores, la situación es «peor que en Afganistán».

Los diputados de los cinco partidos que obtuvieron escaños en estas elecciones están todos bajo el control del gobierno, y se caracterizan principalmente por una edad relativamente joven, en torno a los 40-45 años, perteneciendo así a la generación del hijo del presidente, que se espera que asuma pronto la sucesión al trono presidencial, cuando él mismo cumpla 40 años en 2027. A los ciudadanos de Tayikistán ahora no les importa la política, y han ido a votar por mera obediencia como súbditos, con la esperanza de conseguir un bocado más de pan, en una situación económica muy incómoda.