El teatro Parastoo de Kuala Lumpur da voz a los refugiados afganos
Saleh Sepas huyó de su país en 2016 porque los talibanes lo habían amenazado. Ha creado una compañía de teatro que utiliza el método del "teatro del oprimido" para concienciar al público sobre los problemas de Afganistán y sus habitantes. De esa manera los refugiados dejan de ser "oyentes silenciosos" y tienen la oportunidad de convertirse en protagonistas y afrontar sus propios traumas.
Kuala Lumpur (AsiaNews) - Dramaturgo y exiliado, Saleh Sepas abandonó Afganistán tras ser amenazado por los talibanes y encontró refugio en la capital de Malasia, donde fundó el Teatro Parastoo en 2017. Utilizando el método del "teatro del oprimido", educa al público sobre las condiciones y el sufrimiento de los prófugos que se han refugiado en ese país, que les permite hacer oír su voz y encontrar al mismo tiempo una salida terapéutica para su sufrimiento.
Antes de la pandemia de Covid-19 -durante la cual los teatros de Malasia permanecieron cerrados-, Parastoo ponía en escena espectáculos sobre la violencia doméstica y el desempleo de los refugiados afganos, generando un fuerte impacto en el público local. Miles de espectadores asistían a los espectáculos y estos recibían mucha atención de la prensa. En un país que no es signatario de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Refugiados de 1951, el Teatro Parastoo ha sido reconocido y acreditado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Kuala Lumpur.
Después de graduarse en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Kabul en 2004, Sepas trabajó en Afghan Media en un programa de radio apoyado por la UE cuyo objetivo era combatir la violencia doméstica y dar voz a los ciudadanos afganos.
Trabajó también en televisión por un corto tiempo y en 2008 se incorporó a la radionovela de la BBC 'New Home, New Life', que hasta la actualidad escucha medio millón de personas.
Para Sepas, que conocía personalmente a los actores y, además de escribir el programa, en ocasiones lo dirigía, fue una experiencia "auténtica" y una respuesta a la "cultura de la violencia" de su país, educando a los afganos a trabajar para mantener la paz.
El éxito del programa tuvo como consecuencia que los talibanes decidieran matarlo a él y a su familia. En 2016 huyó a Malasia con su esposa y sus tres hijos, dejando atrás todo lo que había construido en Afganistán. Cuando llegó a Kuala Lumpur, sin dinero, sin amigos ni trabajo, debió hacer frente a la desesperación y el desaliento antes de ponerse en contacto con la dramaturga iraní-estadounidense Kayhan Irani, ganadora de un Emmy, quien en 2010 le había hablado del método del teatro del oprimido (TdO). Cuando le contó su idea sobre el Teatro Parastoo, Irani lo alentó a ponerlo en marcha y comenzó una recaudación de fondos para apoyarlo.
Concebido por el dramaturgo brasileño Augusto Boal, el TdO tiene como objetivo educar al público y a los intérpretes para que puedan expresarse con su propia voz.
Refiriéndose al tiempo que pasó en Kabul enseñando la metodología del teatro del oprimido, Irani describe la experiencia como un "entretejido de teatro, narración y análisis de los problemas sociales" para que los actores y el público se ayuden unos a otros a reflexionar. Sepas explica que por lo general los refugiados son "oyentes silenciosos", mientras que sus actores han encontrado un desahogo expresivo a través del TdO.
"Parastoo" es una palabra persa que significa "golondrina", "ave migratoria" y "mensajero de la primavera". Pero también es un nombre femenino, y los espectáculos de Parastoo abordan muchos temas relacionados con la condición de las mujeres, como la violencia doméstica y el matrimonio precoz de las niñas. La próxima obra en programa, titulada "La tierra roja de Kabul", se propone "sensibilizar al público sobre las violaciones de los derechos humanos y poner de relieve los retos que plantea la protección de los niños en circunstancias de guerra", cuenta Sepas. “Es una historia real sobre los hechos que tuvieron lugar tras la caída del gobierno afgano el 15 de agosto de 2021”.
Su compañía de teatro trabaja continuamente para "mejorar la situación y valorizar a los refugiados, favoreciendo su salud mental e informando a las personas sobre la protección de los derechos humanos y de la infancia", gracias a la "hermosa relación" que se establece entre la comunidad de refugiados y la de Malasia, explica el dramaturgo afgano. En otras palabras, dice, "nuestro objetivo es ser la voz de los que no tienen voz, contar las historias que todavía no han sido contadas, y entretener y educar al público".