29/04/2025, 11.09
RUSIA
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El regreso de McDonald's a Rusia

de Vladimir Rozanskij

Tras paralizar sus operaciones en marzo de 2022 tras la invasión de Ucrania, la empresa de comida rápida ha vuelto a solicitar su registro en la oficina correspondiente de Rospatent. Aunque diplomáticamente se afirma que sólo se trata de una renovación de los derechos de propiedad de la marca, en Moscú ya se ve como un sello de nueva amistad con los EEUU de Trump.   

 

Moscú (AsiaNews) - Como informa la agencia de noticias Tass, la empresa estadounidense McDonald's ha solicitado su registro en la oficina especial de Rospatent en Rusia, un regreso largamente esperado que para los ciudadanos rusos significa el sellado real de una nueva amistad con Estados Unidos a la sombra de las negociaciones entre Trump y Putin. La solicitud está siendo estudiada desde abril y actualmente se encuentra en fase de análisis formal por parte de la comisión de expertos.

La directora general de la empresa Onlain Patent, encargada de la verificación, Alina Akinšina, declaró a Ria Novosti que las posibilidades de que McDonald's sea aceptado «son muy altas, ya que la empresa ha conservado los derechos de todas las marcas cruciales en Rusia». Sin embargo, los directivos de McDonald's afirman diplomáticamente que «no tienen intención de volver a Rusia», pero que están en proceso de «renovar periódicamente los derechos de propiedad de sus marcas en todo el mundo, incluso en aquellos países en los que no se desarrolla ninguna actividad».

McDonald's había interrumpido sus operaciones en Rusia en marzo de 2022, como respuesta a la invasión de Ucrania, y en mayo había abandonado definitivamente el mercado ruso, vendiendo su negocio al propietario de la empresa minera de carbón Južkuzbassugol, Aleksandr Govor, de Novokuznetsk, que también gestionaba 25 restaurantes en Siberia. Govor había llevado a cabo un cambio de marca, sustituyendo los locales de McDonald's por la red de comida rápida que recibió el nombre de Vkusno-i Točka! (¡Bueno y suficiente!), haciendo eco de un eslogan de la comida callejera que se ofrecía en la época soviética.

El primer McDonald's de Rusia había abierto sus puertas el 31 de enero de 1990 en la céntrica plaza Pushkin de Moscú, y fue un acontecimiento memorable, un año antes del colapso de la Unión Soviética, símbolo de la nueva amistad entre la URSS de Mijaíl Gorbačev y la USA de Ronald Reagan. Sólo el primer día se atendió a 30.000 clientes, que esperaron su turno bajo la nieve y la escarcha, formando una cola que se extendía a lo largo del Bulvarnoe Koltso, el «Anillo de los Jardines», la primera circunvalación interior de la capital rusa alrededor del centro histórico. Fue el récord mundial del primer día laborable en toda la historia de la corporación McDonald's.

Aquella apertura representó también un intento desesperado de apuntalar los proyectos políticos de la perestroika de Gorbachov, que naufragaba precisamente por la incapacidad de reactivar la producción de alimentos en general, y de alcohol en particular. De hecho, en los supermercados rusos se estaban agotando todos los alimentos básicos que se habían vendido regularmente al mismo precio durante los veinte años anteriores de gobierno de Brézhnev, especialmente el salame, el queso (ambos de un tipo estándar) y, por supuesto, el vodka, cuya producción había sido bloqueada por la «ley seca» de Gorbačev, destinada a combatir el alcoholismo generalizado en Rusia. El resultado fue que los rusos empezaron a mezclar alcohol puro con agua, té y todo tipo de bebidas, y en el mostrador de la tienda de comestibles sólo se podían encontrar ocasionalmente los infames «muslos Reagan», partes de pollo transportadas en cargamentos humanitarios.

Los restaurantes también estaban sumidos en una profunda crisis, especialmente los Švetskye Stoly, los comedores de autoservicio siempre abiertos para alimentar a los trabajadores con comida rusa barata. El McDonald's de Pushkinskaya Ploščad ocupó el lugar de uno de los mayores restaurantes de autoservicio cerca del Kremlin, y además de resolver el problema de las comidas diarias de los empleados de las instalaciones estatales y municipales más importantes, se había convertido en un lugar de encuentro festivo para la juventud rusa, que se enfrentaba al nuevo mundo. Los rusos llevaban mucho tiempo quejándose de las patatas fritas mohosas y la carne podrida del «¡Bueno y suficiente!», y ahora se disponían a reconciliarse con Occidente en nombre de las auténticas hamburguesas con queso.

 

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