El primer retrato oficial del Papa Francisco, firmado por una ex Guardia Roja de Mao
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- El primer retrato oficial del Papa Francisco, que lo toma en medio de una multitud de personas (ver abajo), está firmado por un ex Guardia Roja comunista. Jiawei Shen, nació en Shanghai y escapó de China antes de la masacre de la plaza de Tienanmen del 4 de junio de 1989, hoy vive en Australia: su obra representa al Pontífice, que la encontró "magnífica". Después de haber encontrado al Papa, Jiawei Shen declaró: "No soy un fiel, no tengo una religión". "Pero creo en el poder del amor y del perdón". "También por esto continúo pensando en una mujer católica en lágrimas después que mi escuadra, en tiempos de la Revolución cultural, había devastado su iglesia".
La idea de comisionar al artista el retrato de Francisco le vino al embajador australiano junto a la Santa Sede, John McCarthy, durante un encuentro con el galerista Byron Hurst. La ocasión para ofrecer el retrato, fue el 40 aniversario de la instauración de las relaciones diplomáticas entre Australia y la Santa Sede. Informado del proyecto, Francisco dio su consentimiento durante el vuelo de regreso de las Jornadas mundiales de la Juventud en Brasil, en el verano 2013.
El Card. George Pell, arzobispo de Sidney y jefe de la nueva Comisión para la economía deseada por el Papa, presentó al artista y a una delegación del gobierno australiano al pontífice, durante una pausa en los trabajos del llamado C8, el grupo de cardenales encargados de ayudar a Francisco en la reforma de la Constitución apostólica "Bonus pastor". Francisco, dice Hurst, "nos recibió con calor y quedó impresionado por la pintura, que examinó muy de cerca y que luego aprobó. Después del encuentro nos bendijo, pero también nos pidió que recemos por él a todos los australianos".
La Revolución cultural fue iniciada por Mao Zedong en 1967 y representó una de las páginas más obscuras de la historia de China. Por 10 años, hasta su muerte escuadras de jóvenes y jovencitos chinos fueron obligados a destruir los restos culturales, religiosos y sociales del País. Quien pagó el precio más alto fueron las religiones: obispos y sacerdotes, pastores protestantes, monjes y lamas budistas fueron asesinados, encarcelados, obligados a trabajos forzados. Los ligares de culto fueron destruidos o convertidos en depósitos o fábricas. Las escuelas, los profesores y hasta dirigentes comunistas "de derecha" fueron "purgados".
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