El patriarca Raï advirtió al sínodo maronita que Iglesia y gobierno deben dar respuestas a los ciudadanos

de Fady Noun

Advirtió a los prelados: sean hombres de oración y de misericordia, ejemplo y referencia para los fieles. Temores por la reanudación del año escolar y la falta de fondos. El problema no resuelto de los refugiados palestinos y sirios. El 23 de junio comienzan las consultas para el nombramiento del próximo primer ministro; probable confirmación del premier saliente Mikati.

Beirut (AsiaNews) - “La pésima forma que tenemos de gobernar disgusta a cualquiera. Ahora ha llegado el momento de decidir ante los ojos del mundo si merecemos o no este país y su alma pluralista”. Con palabras fuertes el patriarca maronita, card. Beshara Raï, se dirigió a la clase política en la clausura del sínodo anual de la Iglesia maronita, que duró dos semanas y finalizó el pasado 18 de junio. En el plano político, el primado pidió en términos muy claros que el Líbano elija un gobierno y que el mandato presidencial cumpla los plazos previstos por la Constitución. Las consultas con el jefe de Estado para el nombramiento del nuevo gobierno comienzan el 23 de junio y, según apuntan círculos bien informados, hay muchas posibilidades de que el actual primer ministro Nagib Mikati sea reconfirmado en el cargo.

El sínodo se abrió con una exhortación particularmente incisiva, dirigida en este caso a los obispos presentes. “Nuestro pueblo nos critica, nos ha perdido el respeto y se está alejando de la Iglesia por nuestra culpa”, acusó el jefe de la Iglesia maronita, invitando a los prelados a ser hombres de oración y de misericordia. “No debemos -añadió- culpar a nuestros sacerdotes y a nuestro pueblo, sino a nosotros mismos”.

Mons. Mounir Khairallah, obispo de Batroun, considera que esta advertencia debería ser una campanilla de alarma para los obispos, en referencia a los riesgos que corren "de perder la confianza de los fieles, ya traicionada por la clase política". Una fuente diplomática europea cree que “nunca está de más llamar a examen de conciencia y a la renovación interior de la Iglesia, pero lo importante es, en primer lugar, lo que hacemos”.

La población también comparte el disgusto que siente el patriarca al observar la “mala gestión” del gobierno del país. Ello se suma a una ira creciente, solo parcialmente suavizada por la perspectiva de una temporada turística prometedora, dado que se espera que lleguen al Líbano casi un millón de visitantes para el verano. La gran mayoría de estos son expatriados libaneses que regresan a casa en la temporada de verano para visitar a sus familias, pero cuya contribución económica es fundamental para la supervivencia de un país exhausto.

Sin embargo, ese aporte sigue siendo insuficiente para el próximo año escolar, que ya preocupa muchísimo al sínodo de los obispos maronitas. “La misión educativa de la Iglesia -subrayó el obispo Khairallah- está en peligro, hay que salvarla a toda costa”. Por el momento no se sabe cómo se llevará adelante, más allá de la ayuda internacional, privada y pública, y con el apoyo de algunas importantes ONG cristianas, entre ellas L'Œuvre d'Orient y el gobierno francés. La misma AsiaNews organizó una campaña de apoyo a las escuelas libanesas. El compromiso de las organizaciones no gubernamentales es fundamental, considerando que tres de cada cuatro familias libanesas se ven obligadas a elegir entre comer, cuidar la salud, calentarse, tener electricidad o pagar la escuela de sus hijos.

El comunicado, que se difundió al concluir el sínodo, adjudica una gran responsabilidad en este sentido a las asociaciones bancarias, a las que considera "responsables de la incautación de los fondos" de los cuentacorrentistas. También pone en el banquillo al Parlamento, llamado a legislar con rapidez para que estos depósitos "vuelvan a estar disponibles cuanto antes".

Por otra parte, el jefe de la Iglesia maronita invitó a la comunidad internacional y a Naciones Unidas a encontrar "una solución definitiva a la presencia en suelo libanés de refugiados y desplazados, palestinos y sirios". El cardenal denunció los proyectos de "integración, instalación y naturalización" impulsados por alguien, creyendo que esto podría ser útil "para la independencia, la estabilidad y la unidad del Líbano" y el "pacto de vida común que le sirve de fundamento".

El patriarca expresó luego su aprobación por la reanudación de las actividades y de la financiación de la agencia de la ONU para los refugiados (UNRWA), pero consideró que son "insuficientes" para las necesidades del estado. En referencia a la política de Israel, "que origina cada vez más desplazados entre los palestinos que viven en Cisjordania y la Franja de Gaza”, el Estado libanés debe negociar con la Autoridad Palestina, la Liga Árabe, Naciones Unidas y las grandes potencias” la redistribución de los refugiados en países en condiciones de absorberlos demográficamente y garantizarles una vida personal y social digna".

Los obispos maronitas han revisado también la situación de los episcopados maronitas en el extranjero, en relación con el hecho de que cada vez más libaneses, especialmente los recién graduados y las parejas jóvenes, optan por abandonar el país, al menos temporalmente hasta que se supere la crisis. Según una fuente eclesiástica, la emigración de los libaneses se dirige actualmente a las naciones del Golfo donde hay ofertas de trabajo, así como, aunque de forma más reducida, a Canadá y Australia. “Pero es sobre todo en el Golfo -subraya la fuente- donde debemos acompañarlos a nivel pastoral”.

En principio, el sínodo maronita debería haber tomado decisiones sobre los nuevos movimientos, grupos y comunidades que han surgido en los últimos años y que viven sin una guía pastoral clara, que no tienen un obispo de referencia ni un estatuto bien definido. Sin embargo, el comunicado final no menciona este aspecto. La Iglesia maronita y el Vaticano temen que, debido a una formación espiritual insuficiente, estos grupos se congelen en ideologías o visiones estrechas de la Iglesia, y quisieran que recibieran una atención pastoral adecuada.