El padre George y el ashram de los abandonados en Kerala

de Nirmala Carvalho

Hace unos días fue el "padre" en la boda hindú de una joven a la que acogió cuando tenía dos años. En Divyahrudayashram Chennaipara el padre Kannamplakal, misionero del Santísimo Sacramento, lleva casi treinta años abriendo sus puertas a los que están solos. “Comprendí que si me enfoco en la bondad de cada persona, el Señor me dará todo lo demás”.

Mumbai (AsiaNews) -El padre George Kannamplakal desempeñó el papel de "padre" en un casamiento hindú para sus chicos. Ocurrió hace pocos días en el templo de Mandamangalam Mahavishnu, en el estado indio de Kerala, con motivo de la boda de Haritha y Sivadas. Se quitó la sotana y se puso una camisa y un dhoti para acompañar a la joven que había criado como si fuera su propia hija en el Divyahridayashram Chenaiparasi desde que tenía dos años. Durante sus estudios primarios en una escuela católica ella conoció a Sivadas, un muchacho de Ambazhakad que ahora es contador en los Emiratos Árabes Unidos. Haritha, que es enfermera, irá a vivir con él a Dubái.

Una pequeña historia que encierra todo el sentido de la caridad sin barreras que siembra el ashram Divyahrudayashram Chennaipara, el primero de una red de acogida para niños y adolescentes necesitados llamada Akasaparavakal, que hoy tiene casas en toda la India. Esta organización fue fundada por el sacerdote George Kuttikkal, ya fallecido quien, como el p. Kannamplakal, pertenecía a la Congregación Misionera del Santísimo Sacramento (MCBS). La casa fue inaugurada por la Madre Teresa el 18 de enero de 1994, durante su última visita a Kerala.

“Me hice cargo de la dirección de este ashram el 27 de febrero de 1996 -cuenta el p. Kannamplakal-. En ese momento solo había 35 personas, entre ellos algunos niños. Nos ocupamos de los que están abandonados y no tienen dónde refugiarse. Nuestra idea es que ningún niño termine en un orfanato, todos deben poder crecer en hogares con el amor y cariño de quienes los rodean. Y la experiencia de nuestro ashram dice que, si reciben una buena educación, todos pueden ser capacer de valerse por sí mismos en cualquier situación”.

El Divyahridayashram Chenaipara ha crecido a lo largo de los años y hoy acoge a 100 niños y otros 240 huéspedes, entre los que se encuentran personas que padecen enfermedades o ancianos en situaciones de necesidad. Todo esto es posible gracias a la solidaridad de muchas personas: “Comprendí que si me concentro en la bondad de cada persona, el Señor me dará todo lo demás. El mundo que me rodea está hecho de personas buenas. No soy yo, sino el que es el Señor quien me ha hecho padre de los niños y hermano de los abandonados e indigentes. No puedo reivindicar nada como propio".