El ocaso del Budismo Zen en el país del Sol Naciente
Tokio (AsiaNews) – Disminuyen los fieles, disminuye la oferta, disminuyen los monjes. Y el Budismo Zen japonés, tradición religiosa nacida en el siglo IV después de Cristo, corre el riesgo de extinguirse durante el próximo siglo. Es lo que sostienen las cifras publicadas días atrás por la Oficina Nacional de Estadísticas, para quien, en los próximos 25 años, cerca de 27.000 templos del Budismo Zen, sobre un total de 77.000, serán cerrados con toda probabilidad. Se trata, dicen los expertos, de una de las "crisis existenciales" más graves de la religion, que fuera introducida por Corea.
Sobre 128 millones de habitantes, casi 28 millones se declaran budistas. Pero en Japón las ramas del budismo son muchas y diferentes entre sí, y por lo tanto no es posible dar una cifra estimada real de cuántos budistas adhieren a la escuela zen. No deja de ser cierto, sin embargo, y lo afirman los monjes mismos, que, cada vez más, el templo se conecta con la vida de las personas tan sólo para la organización de funerales tradicionales. En cambio, dice el monje Bunkei Shibata, “hay mucho más que lo referente a los ritos funerarios. Sólo que las personas ya no quieren estudiar”.
Se trata también de un problema de índole económica, Hidenori Ukai, vice rector del templo Shogakuji, explica: “La imagen del sacerdote budista en buenas condiciones puede ser verdadera en ciudades como Tokio u Osaka, pero no se corresponde ciertamente con la realidad común. Para vivir, se necesita contar con las ofrendas de 200 fieles, y en mi templo tenemos solamente 120. Es difícil”.
Esto está vinculado también a los datos brindados por la Oficina Nacional de Estadísticas, que muestran un éxodo de fieles de los templos que está directamente conectado con un éxodo general de la población, que va de los campos a las ciudades. Los lugares de culto, que en otro tiempo fueran centros de reunión de pequeños pueblos y aldeas, hoy están vacíos, precisamente al igual que lo están las comunidades, que otrora giraban en torno a ellos. Por esto, los mismos ya no reciben subsidios estatales, e irán cerrándose de manera progresiva.
Según el Padre Andrea Lembo, misionero del Pontificio Instituto para las Misiones en el exterior (PIME), quien se encuentra en Japón, los datos, sin embargo, pueden ser malinterpretados: “La impresión -dice a AsiaNews – es que, ciertamente, existe una progresiva secularización de Japón. Pero este es un fenómeno que ha estado yendo adelante desde hace siglos. Por lo tanto, utilizar el término "extinción" es un poco exagerado, porque, por el contrario, se están produciendo un revival de peregrinaciones a sitios históricos y religiosos dentro del país”.
Tabién está la cuestión de la gestión de estos templos: “Muchos de ellos son catalogados como obras de arte y son incorporados al Tesoro Nacional. Por lo tanto, muchos de quienes los visitan participan de un sector distinto al religioso. Si mi iglesia se vuelve un tesoro del patrimonio nacional, quien acude a ella pasa a formar parte de las estadísticas para un visitador cultural: no se toma en cuenta el espíritu religioso de las personas que vienen”.
Quien se acerque a los centros históricos de la religiosidad japonesa, concluye el Padre Lembo, “podrá verificar que hay muchos visitantes. El problema es que, siendo tambien sitios "históricos" dejan de formar parte de la categoría para la cual fueron originalmente construidos”.
17/12/2016 13:14
05/06/2019 11:09
01/06/2019 12:51
05/03/2023 13:00