El nuevo card. Pizzaballa en Yenín: un pueblo 'sacudido por la violencia, pero resiliente'
El Patriarca de Jerusalén de los Latinos, que recibirá la púrpura en el consistorio el 30 de septiembre, ha visitado hoy la ciudad palestina en el corazón de la violencia. Una situación de "aparente normalidad", gente "herida, pero no resignada, no hay diferencia entre los cristianos y los demás". Una señal de la preocupación del Papa por una Iglesia que es una "pequeña luz" en una tierra "bendita y martirizada".
Milán (AsiaNews) - "En Yenín encontré una situación de aparente normalidad, pero todavía están muy conmocionados por lo que ha sucedido". Están marcados por la violencia de la semana pasada y la operación militar masiva del ejército israelí, pero al mismo tiempo, "también los encontré muy resilientes". Esto le contó a AsiaNews el Patriarca de Jerusalén de los Latinos, su beatitud Pierbattista Pizzaballa, que figura entre los nuevos cardenales que nombró ayer el Papa Francisco al final del Ángelus con motivo del consistorio previsto para el 30 de septiembre, en vísperas del Sínodo.
Un nombramiento que confirma la atención con la que el pontífice sigue los acontecimientos de Tierra Santa y el conflicto en curso entre israelíes y palestinos, ligado a la visita a Yenín que ha hecho hoy el nuevo cardenal, de la que "acababa de regresar" cuando nos pusimos en contacto con él por teléfono.
"Ya durante la Segunda Intifada", recordó su beatitud, la ciudad fue el centro de la violencia, quizá porque "es el símbolo de la resistencia palestina y es una zona un poco aislada, y quizá también por eso" sufrió estas tensiones. Hace unas horas, el nuevo cardenal se ha reunido "con la comunidad cristiana local, con las autoridades locales, tanto civiles como religiosas islámicas, y he estado en el campo de refugiados, en el hospital", continuó, observando de primera mano "las distintas realidades del lugar". “Encontré gente conmocionada, dolida por lo ocurrido, incrédula, enfadada pero también resiliente", destacó, "no la encontré especialmente resignada". Y, en este sentido, "no hay diferencias entre los cristianos y los demás".
Para el patriarca, su nombramiento es un "signo de atención" del Papa "hacia la Iglesia de Tierra Santa y Jerusalén", hacia su misión de diálogo, encuentro, universalidad, su historia y sus heridas actuales y pasadas. "Una pequeña luz", dijo a AsiaNews, "en esta tierra bendita y martirizada". Un color, el rojo cardenalicio, que es tanto el de la sangre derramada en esta zona del mundo desgarrada por los conflictos, como el de la pasión que se debe poner en el servicio". La semana pasada, el Patriarca había intervenido con una nota en la que condenaba la violencia en Yenín, que también había afectado a la parroquia local, y pedía un alto el fuego y la "búsqueda de la paz y el diálogo para evitar futuros ataques injustificados contra la población".
El recién nombrado cardenal Pizzaballa es el primer patriarca latino de Jerusalén que recibe la púrpura, con la excepción de un lejano predecesor en la segunda década del siglo XX, pero que no residió oficialmente en la Ciudad Santa después del consistorio. Filippo Camassei, cardenal de origen romano (en 1848, año de su nacimiento, aún era el Estado Pontificio), se convirtió en Patriarca el 6 de diciembre de 1906, pero fue exiliado a Nazaret por los turcos en 1917, donde fue acogido por los franciscanos. Regresó a Jerusalén en noviembre de 1918, para volver a Roma al año siguiente, donde fue elevado al rango de cardenal el 15 de diciembre de 1919. Sólo 13 meses después, estando aún en su ciudad natal, murió repentinamente a la edad de 73 años sin haber regresado nunca como cardenal a Jerusalén.
Por esta razón, el actual primado latino puede considerarse el primer patriarca llamado a recibir el birrete, en lo que se conoce como la Iglesia "madre" para los cristianos de todo el mundo, una tierra santa pero al mismo tiempo desgarrada por las divisiones, la violencia, el derramamiento de sangre y el odio confesional. Al mismo tiempo, una señal de la atención con la que el Papa sigue los acontecimientos del último período - también ayer, al final del Ángelus y antes del anuncio del cónclave, había hecho un llamado al diálogo entre las partes - de la participación de Jerusalén en el gobierno de la Iglesia mundial. Además, se trata de un nombramiento que llega en un momento complicado para los propios cristianos de Tierra Santa, que cada vez sufren más agresiones, abusos, odio y ultrajes por parte de los colonos judíos y las franjas más extremistas de la derecha y la ortodoxia israelíes.
Décimo Patriarca latino de Jerusalén desde 2020, el franciscano Pierbattista Pizzaballa nació en Cologno al Serio, en la provincia de Bérgamo, el 21 de abril de 1965, localidad que abandonó muy joven para completar sus estudios en Bolonia. Allí fue ordenado diácono el 27 de enero de 1990 y sacerdote el 15 de septiembre del mismo año. Trabaja en Tierra Santa desde 1999; en mayo de 2004 fue elegido Custodio, y el 22 de marzo de 2010 fue confirmado para un segundo mandato. En 2013 fue postulado para otro trienio y su mandato concluyó en abril de 2016. El 24 de junio fue nombrado administrador apostólico debido a que su beatitud Twal, patriarca en ese momento, había alcanzado el límite de edad. El nuevo cardenal se pone al frente de una realidad que, durante casi 40 años, estuvo encomendada a personalidades de la Iglesia árabe: el palestino Michel Sabbah y el jordano Fouad Twal. Su jurisdicción abarca a los católicos de rito latino que viven en Israel, Palestina, Jordania y Chipre, su sede es Jerusalén y su territorio está dividido en 71 parroquias, agrupadas en seis vicarías.
* Foto del Patriarcado Latino de Jerusalén
17/12/2016 13:14
24/06/2016 13:32
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