El mundo "congelado" de la cumbre entre Putin y Xi
Del Foro de la Belt and Road Initiative en Beijing, el presidente ruso no parece haber traído a casa ningún nuevo acuerdo concreto, sólo una reafirmación del desafío de Eurasia a Occidente. Beijing aumentó el comercio con Moscú en un 30%, pero sigue sin reconocer la anexión de Crimea y otros territorios. El actual empantanamiento ucraniano es la situación ideal para China.
Moscú (AsiaNews) - La conclusión del tercer foro de la Belt and Road Initiative en Beijing ha suscitado muchos comentarios en Rusia y también una serie de perplejidades en cuanto a las consecuencias reales que se derivarán de las reuniones de los numerosos jefes de Estado, y sobre todo de la de Xi Jinping con Vladimir Putin, que finalmente decidió salir del "búnker" moscovita para mostrar al mundo el "giro hacia el Este" de Rusia. Aunque en realidad no parece que Putin consiguiera traerse a casa ningún nuevo acuerdo concreto, los dos líderes quisieron sin duda mostrar a todo el mundo que Eurasia está dispuesta a lanzar un desafío a Occidente y a Estados Unidos, atrayendo a numerosos países (más de un centenar estuvieron representados en Beijing) y zonas de interés geopolítico.
Los dos "viejos y queridos amigos" reafirmaron que sienten una "confianza mutua incondicional" y que trabajan juntos para construir "un mundo multipolar más justo". Muchos de los participantes procedían del "Sur global", al que se sugirió mirar a Eurasia en lugar de al "Occidente colectivo". Esta vez estuvieron ausentes casi todos los representantes de la UE, principalmente por su negativa a sentarse junto al invasor de Ucrania, excepto el líder europeo más pro-Putin, el húngaro Viktor Orban.
Xi Jinping enumeró las iniciativas ya realizadas o en curso de la gran Ruta de la Seda, con más de tres mil proyectos y cerca de un billón de dólares ya invertidos en muchos países, prometiendo otros generosos créditos y nuevas ampliaciones de mercado para las empresas extranjeras. Aseguró que "no participamos ni en oposiciones ideológicas ni en conflictos políticos", sin mencionar las guerras de Ucrania e Israel, aunque la declaración sonó al menos como una advertencia a su "hermano" Putin. Sin embargo, Xi le consoló a continuación reiterando la oposición de China a "las sanciones unilaterales, la opresión económica y la fractura de los lazos".
El líder de Beijing ha dejado claro que no le gusta la presión de Washington sobre el comercio, especialmente en el campo de los semiconductores, que quiere jugar su propio juego para recuperar Taiwán y que no permite injerencias en el respeto de los derechos humanos y de las minorías, como los uigures y muchos otros grupos étnicos del "mundo chino". La relación de China con Occidente sigue los pasos de la de Rusia, donde no son sutiles en su represión de cualquier libertad de expresión.
En su discurso en Beijing, Putin trató de mostrar armonía con China en las relaciones exteriores, tanto políticas como económicas, alabando los éxitos de los chinos porque "nos afectan a muchos de nosotros". La idea del Belt and Road es similar a la propuesta rusa de la Asociación Euroasiática como "espacio de cooperación y apoyo mutuo entre personas de ideas afines", recordando las diversas iniciativas como la unión económica de los Eaes, que Rusia pretende desarrollar con los países postsoviéticos.
China ofrece a Rusia un techo comercial y diplomático, así como medios financieros muy necesarios junto con diversos productos y tecnologías, proporcionando cierta estabilidad a la economía rusa, que se abastece de coches y smartphones chinos. Y, sin embargo, China no reconoce la anexión rusa de Crimea y las otras cuatro regiones ucranianas ocupadas, a pesar de que el comercio con Moscú haya crecido más de un 30% hasta casi 200.000 millones de dólares.
Como explica el sinólogo ruso Aleksandr Gabuev, "China es el principal socio de Rusia en todas las dimensiones, pero el ritmo de la reactivación económica post-pandémica de China es lento, y le cuesta dar verdaderos saltos adelante". En general, el estado actual de Rusia le viene muy bien a China, ya que "coincide con todos sus intereses". XI Jinping aboga por la congelación del frente ucraniano, con lo que no se verá obligado a apoyar a Rusia más de la cuenta, y cuanto más tiempo permanezca sumida en las llanuras de Ucrania, más dependiente será de los planes de Beijing.
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