El gobernador Salamé sale de escena, parálisis del Banco Central del Líbano

de Fady Noun

Con un país de rodillas desde 2019 debido a la crisis económica, se retiró oficialmente el financiero acusado de mentir durante años sobre la solidez de las cuentas públicas y de haber acumulado activos en el exterior. Pero las divisiones políticas y confesionales impiden el nombramiento de un sucesor, considerando que tampoco se ha llegado a un acuerdo sobre el presidente de Líbano. Según el Fondo Monetario Internacional, la moneda libanesa ha perdido el 98% de su valor. Caos en las cuentas corrientes.

Beirut (AsiaNews) - Sumido en una profunda crisis económica desde 2019 y con draconianas restricciones bancarias que impiden a los ahorristas tener libre acceso a su dinero, el Líbano entró este lunes en una nueva etapa de su crisis con el alejamiento del presidente del Banque du Liban, Riad Salamé (72 años), un "mago de las finanzas" al que los libaneses acusan de haber engañado durante años a sus compatriotas sobre la solidez de la moneda nacional.

Salamé ha ocupado ese cargo desde 1992 y ahora la mayoría de los libaneses lo asocia con el colapso económico. Ya en febrero había anunciado su intención de tirar la toalla, aunque hasta el último minuto las autoridades creyeron que en realidad estaba orquestando nuevas maniobras. El Gobierno interino encabezado por Nagib Mikati fue convocado extraordinariamente este jueves para elegir al sucesor de Salamé, pero no pudo reunirse debido a la negativa de los ministros de Hezbolá y su aliado cristiano, el Movimiento Patriótico Libre (CPL). Estos sostienen que un gobierno interino no puede tomar una decisión de ese tipo. En efecto, como se recordará, el Líbano se encuentra sin presidente desde octubre de 2022, y por tanto el actual gobierno solo puede ocuparse de los asuntos corrientes.

En ausencia de un nuevo gobernador, la ley estipula que lo sustituya el primer vicegobernador (de los cuatro en ejercicio). Por lo tanto, el actual vicegobernador Wassim Mansouri, chiíta, quedará a cargo hasta que se elija un nuevo presidente. Pero como ese cargo pertenece tradicionalmente a la comunidad maronita, este nombramiento deberá esperar necesariamente la elección de un nuevo jefe de Estado, que a su vez dependerá del éxito de la misión del enviado personal del presidente Macron, Jean-Yves Le Drian, quien acaba de realizar una segunda visita al Líbano.

Ante los comentarios alarmistas de algunos economistas, que temían que la salida de Salamé dispararía al dólar estadounidense a nuevos máximos históricos, el presidente hizo ayer declaraciones tranquilizadoras que fueron reproducidas por Reuters: "El Banco Central, por medio de iniciativas monetarias, está en condiciones de contener la crisis, afirmó Salamé, y atribuyó a la economía libanesa un crecimiento del 2% para el año pasado, que podría llegar al 4% en 2023 (pero sin ofrecer cifras más precisas).

Según el Fondo Monetario Internacional, en los últimos años el colapso ha hecho perder cerca del 98% de su valor a la moneda nacional, el PIB se ha contraído un 40% y la inflación ha llegado a cifras de tres dígitos.

Después de amenazar con una renuncia colectiva que sembró innecesariamente la alarma en la opinión pública, los cuatro vicegobernadores obtuvieron el acuerdo del gobierno para desembolsar 0 millones por mes para pagar los salarios de los empleados públicos y financiar los medicamentos subsidiados. También reclaman la implementación de reformas cruciales que exige el Fondo Monetario Internacional, sobre todo la reestructuración del sector bancario y una ley de control de capitales. Pero la élite política sigue oponiéndose a las medidas, lo que arroja una sombra de incertidumbre sobre su futuro.

El acuerdo de principio con el Fondo Monetario Internacional, de abril de 2022, establece una ayuda de tres mil millones de dólares, repartida en cuatro años pero condicionada a la implementación de las reformas. El plan de saneamiento podría garantizar la devolución de depósitos "a pequeños ahorristas, hasta los 100.000 dólares". También contempla la distribución de pérdidas entre los titulares de grandes patrimonios y los accionistas de los bancos. Estos últimos se niegan a colaborar, y condenan a cientos de miles de libaneses a enfrentar las fluctuaciones de la moneda local en el mercado negro y a una multiplicidad de tipos de cambio, incluido el de la plataforma Banque du Liban (Sayrafa), que es ligeramente inferior al del mercado negro.

Los expertos señalan los peligros del insider trading -información privilegiada- en esta maniobra, y denuncian que el Banco Central ha hecho una inyección de dólares con sus reservas para beneficiar a particulares acaudalados. También es de dominio público que el presidente del Banco Central es objeto de investigaciones judiciales en cinco países europeos por sospecha de apropiación indebida de cientos de millones de dólares del Estado libanés y por blanquear esos fondos en el exterior. Como no ha respondido a la citación del juez Aude Buresi, vicepresidente de la Corte de Casación de Francia, pesa sobre él una orden de arresto de Interpol.

Foto: Flickr / Karan Jain