El fantasma de Gaza se cierne sobre los peregrinos a La Meca para el Hajj
Más de un millón y medio de fieles musulmanes han llegado ya a los lugares santos del Islam. Desde Riad, prohibición absoluta de protestas por la guerra en la Franja o la "politización" del acontecimiento, que debe seguir siendo religioso. La salud de los participantes es un tema candente. Por primera vez en una década, y desde el comienzo del conflicto, miles de sirios regresan.
Riad (AsiaNews) - Más de un millón y medio de peregrinos (la cifra oficial difundida hoy por Riad habla de 1.547.295 personas) han llegado a La Meca, corazón del islam, para participar en la gran peregrinación anual (Hajj), que todo creyente debe realizar al menos una vez en su vida. Una cita que comienza mañana y marcada, este año, por la guerra lanzada por Israel contra Hamás en Gaza, en respuesta al atentado terrorista del 7 de octubre, que ya ha causado la muerte de casi 38 mil palestinos en la Franja. Sin embargo, al menos según las intenciones de las autoridades saudíes, el evento deberá centrarse en las oraciones y los rituales religiosos, dejando de lado cualquier reivindicación de otra naturaleza: la semana pasada, de hecho, el ministro saudí para el Hajj y la umrah, Tawfiq al-Rabiah, había advertido de que "no se tolerará ninguna actividad de carácter político".
Además del desconocido calor, con temperaturas que se espera ronden los 44 grados de media, y del riesgo de problemas de salud -el año pasado más de 2.000 personas sufrieron golpes de calor, agotamiento, calambres y erupciones cutáneas-, la gran incógnita está relacionada con Gaza: la guerra lanzada por Israel contra Hamás, subraya Umer Karim, experto en asuntos saudíes de la Universidad de Birmingham, ha creado "un sentimiento generalizado de ira en el mundo musulmán en general", convirtiendo el Hajj en una "prueba" para los dirigentes de Riad. Se temen las protestas de individuos o grupos, prosigue, y los dirigentes del reino comprenden que "se trata de una pendiente resbaladiza". Para los gobernantes saudíes, por tanto, realizar el Hayy", concluye el académico, "es una cuestión de prestigio, pero también una prueba de su gobernanza".
Arabia Saudí nunca ha reconocido a Israel, pero el príncipe heredero Mohammed bin Salman, el gobernante de facto, estaba considerando establecer lazos diplomáticos formales con Israel antes del ataque del 7 de octubre. Sin embargo, los funcionarios reiteran que los lazos son imposibles sin pasos "irrevocables" hacia el reconocimiento de un Estado palestino, al que Israel se opone desde hace tiempo. En los últimos días, el rey saudí Salman emitió un decreto para acoger a mil peregrinos "de las familias de los mártires y heridos en la Franja de Gaza", con lo que el número de invitados palestinos este año asciende a 2.000, informó la agencia oficial de noticias.
En los últimos días, las autoridades saudíes han fijado el 14 de junio como inicio del Hayy, después de que los observatorios astronómicos del país detectaran la luna creciente; al mismo tiempo, el Tribunal Supremo estableció el inicio del duodécimo y último mes del calendario islámico, Dhu al-Hijjah, en el que cae la peregrinación. Consiste en una serie de rituales que deben realizarse durante cuatro días en La Meca y sus alrededores. El punto culminante es el segundo día, cuando los peregrinos rezan en el monte Arafat, donde Mahoma pronunció su último sermón. La visita tendrá lugar el día 15 y la fiesta de Eid al-Adha caerá al día siguiente. El ministro al-Rabiah dijo que ya han llegado "cerca de 1,2 millones de peregrinos de varios países" y se espera que lleguen más en las próximas horas.
En 2019, casi 2,5 millones de musulmanes realizaron el Hajj antes de que la pandemia de coronavirus interrumpiera las concentraciones (religiosas y de otro tipo) en todo el mundo, paralizando incluso la peregrinación islámica más importante. En 2023 se celebró el primer Covid-19 sin restricciones desde el inicio de la pandemia, al que asistieron más de 1,8 millones de fieles que completaron los diversos rituales. De ellos, cerca del 90% procedían del extranjero, según las estadísticas oficiales facilitadas por el gobierno.
Además, las peregrinaciones mayores y menores a La Meca (Hajj y Umrah) representan una importante fuente de ingresos para Riad, que bajo el mandato del príncipe heredero Mbs ha emprendido un ambicioso programa de reformas para liberar la economía de los ingresos del petróleo. El flujo de turistas y creyentes a los lugares santos del Islam garantiza unos ingresos de más de 12.000 millones de dólares cada año, para un acontecimiento que además del elemento religioso tiene un profundo valor desde el punto de vista económico y político, además de representar un momento crítico en términos de seguridad.
El Hajj es uno de los cinco pilares de la fe, y todo musulmán está obligado a realizarlo al menos una vez en la vida. En el pasado, Riad lo ha utilizado como arma política, denegando visados de entrada y participación a creyentes iraníes (chiíes) o sirios. También ha sido escenario de incidentes o atentados, con el resultado de miles de muertos: en 2015, una estampida entre la multitud causó al menos 2.300 víctimas; en 2006, más de 360 peregrinos murieron durante el ritual de la lapidación, en el que se lanzan piedras y guijarros contra tres lápidas que simbolizan el rechazo a Satán; en 1989, un doble atentado frente a la gran mezquita causó un muerto y 16 heridos, y 16 kuwaitíes fueron ejecutados por el ataque.
Por último, por primera vez en 10 años se produce el regreso de miles de sirios: los peregrinos podrán participar en el Hajj tras la interrupción ligada al conflicto que estalló en 2011, gracias en parte a la decisión de los dirigentes árabes de volver a poner bajo su esfera de influencia al presidente Bashar al-Assad, a pesar de haberle combatido encarnizadamente durante los años más sangrientos de la guerra. El año pasado, Riad restableció los lazos con Damasco y en mayo nombró a su propio representante diplomático para que volviera a ocupar la embajada saudí en Siria. Para facilitar la llegada, también se han reanudado los vuelos directos entre Damasco y Yeda, como señala Berlanta Dimashqiya, de 84 años, mientras se prepara para el ritual: "Estoy extremadamente feliz. Todavía no puedo creer", declaró el anciano a Reuters, "que vaya a participar en el Hajj". Junto a él, al menos 7.000 sirios han emprendido ya el camino a La Meca en las últimas semanas, según ha confirmado el director general de la Aviación Civil siria, Bassem Mansour. "Nuestros equipos y aeropuertos son seguros, nuestras pistas están bien, al igual que nuestros aviones". Detrás de estas palabras tranquilizadoras están los repetidos ataques en los últimos años de la Fuerza Aérea israelí, que también ha golpeado el aeropuerto sirio en varias ocasiones.
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